¡°Qu¨¦ bien tocas para ser una t¨ªa¡±: la carta de una artista espa?ola que denuncia machismo
Cris Lizarraga (24 a?os), voz y teclado del grupo vasco Belako, se ve obligada a escribir un texto tras recibir trato discriminatorio
?Se debe contar, en una cr¨ªtica musical period¨ªstica, cu¨¢l es el vestuario que llevan quienes est¨¢n encima del escenario? La l¨®gica period¨ªstica dir¨ªa que si es algo noticiable o aporta datos a lo que estamos contando no habr¨ªa duda. Si Robe Iniesta aparece con una falda y se termina desnudando en el escenario o si Lady Gaga elige un estilismo a base de carne cruda es obvio que debe contarse. Pero si lo que se rese?a es lo sexi, ce?ido o deslumbrante que es el vestido de una artista que, recordemos, aparece en ese art¨ªculo por su m¨²sica ?es machismo? ?Se cuenta igual c¨®mo viste sobre el escenario Joaqu¨ªn Sabina, Bono, Liam Gallagher o los integrantes de Lori Meyers?
¡°Deslumbr¨® con su vestido ce?ido y su nuevo look¡±. Este es un comentario real, recogido en una carta remitida a ICON por Cris Lizarraga, voz y teclado del grupo vizca¨ªno de rock Belako, en la que denuncia ¡°que parece que a algunos periodistas les resulta imposible limitarse a hablar de m¨²sica cuando tratan sobre grupos mixtos o femeninos¡±.
"Cuesta creer que a d¨ªa de hoy el ser mujer en el circuito musical siga siendo un hecho a subrayar, un valor a?adido", escribe?Cris Lizarraga
Lizarraga (Bilbao, 24 a?os) ha escrito una carta desde la indignaci¨®n. Se queja en esa misiva de dos vertientes del machismo: por una parte, las ¡°cr¨®nicas que nos cosifican a Lore y a m¨ª [las dos integrantes femeninas del grupo] haciendo menciones a nuestros f¨ªsicos o nuestra ropa¡±; y, por otro lado, por la discriminaci¨®n positiva por la que ¡°bajo el lema, muchas veces malinterpretado del girl power, se nos quiere dar a Lore y a m¨ª un protagonismo por encima de Josu y Lander [los otros dos miembros de Belako], ignorando nuestra voluntad de transmitir el equilibrio de las cuatro fuerzas iguales que sustentan el grupo¡±.
La queja no es ni mucho menos nueva. Varios medios han publicado amplios reportajes dedicados al machismo que a¨²n impera en la m¨²sica espa?ola, por parte de t¨¦cnicos -que se dirigen a los hombres preguntando qu¨¦ necesitan ellas o que las creen novias de alg¨²n m¨²sico-, m¨¢nagers -centrados en el f¨ªsico-, p¨²blico -que se sorprenden de que lo bien que tocan para ser una mujer- o periodistas -que usan un lenguaje sexista y retr¨®grado en sus cr¨®nicas-.
La cuesti¨®n de c¨®mo visten ellas -pero no ellos- lleva resonando en la pol¨ªtica espa?ola desde aqu¨¦l gobierno paritario de Zapatero de 2004 as¨ª que el terreno musical no iba a ser distinto. ¡°Nosotros siendo un grupo que no nos vestimos para tocar, que vamos vestidos igual que ir¨ªamos cualquier otro d¨ªa, no lo veo justificado. Sobre todo cuando se habla de la ropa que pueda llevar Lore o yo y no de la que llevan los chicos¡±, se?ala Lizarraga en conversaci¨®n telef¨®nica con ICON. En su carta, Lizarraga desliza un comentario que recibi¨® su compa?era Lore despu¨¦s de un concierto: ¡°Qu¨¦ bien tocas para ser una t¨ªa¡±.
"Cr¨®nicas que nos cosifican a Lore y a m¨ª [las dos integrantes femeninas del grupo] haciendo menciones a nuestros f¨ªsicos o nuestra ropa¡±
La cantante y m¨²sico se dirige en especial a los medios de comunicaci¨®n ¡°que tienen la responsabilidad de dar ejemplo¡±. Encuentra anacr¨®nico que a¨²n se se?ale el ser mujer en la m¨²sica como un m¨¦rito o un hecho a subrayar y que, en muchas ocasiones cuando se hace, se termine cosificando a la artista con mensajes sexistas. ¡°Cuando me subo a un escenario no estoy haciendo apolog¨ªa de nada. Me gustar¨ªa que se me viese a m¨ª y a cualquier colega m¨ªa que est¨¦ en un grupo como a un m¨²sico¡±, explica.
Pero ?y la discriminaci¨®n positiva? De un tiempo a esta parte han existido varias pol¨¦micas por los carteles de algunos festivales en los que la presencia de mujeres es m¨¢s que exigua. Uno de los casos m¨¢s sangrantes ha sido el del Azkena Rock, sin ninguna mujer en cartel, al que Lizarraga disculpa y no cree que sea un caso de discriminaci¨®n sino que por el tipo de m¨²sica al que se dirige ¡°tienen lo que tienen y dentro de eso hay m¨¢s presencia masculina¡±. Y a pesar de que cree que este tipo de peticiones son ¡°una demanda justa¡±, lanza una pregunta al aire: ¡°?Realmente queremos que se nos contrate en base a esos criterios, porque tiene que haber mujeres?¡±.
A pesar de que se confiesa harta y cansada, Lizarraga busca una reflexi¨®n final y parafrasea a Nacho Vegas, a quien se cit¨®, por su canci¨®n Mi Marilyn particular, en la que relata una violaci¨®n, en una cr¨®nica sobre el machismo en el mundo de la m¨²sica indie.
Cuando a Vegas se le pregunt¨® por qu¨¦ le hab¨ªa parecido ser se?alado como machista, lejos de indignarse, respondi¨®: ¡°Si cuando nos llaman machistas lo percibimos como algo corrosivo, es buena se?al...? Nosotros debemos dar un paso atr¨¢s, tomar aire y preguntarnos por qu¨¦ nos lo han llamado. Yo me he comportado en muchas ocasiones de manera machista, pero tuve la suerte de tener cerca a mujeres que me lo hac¨ªan ver y me daban una colleja si hac¨ªa falta. Mi primera reacci¨®n era protestar y ponerme a la defensiva, pero con el tiempo he tenido que darles la raz¨®n¡±.
"Una cantante nerviosita, una bajista juvenil y muy guapa"
No soy periodista. Estudie? Bellas Artes pero me dedico principalmente a cantar y tocar las teclas en el grupo Belako desde 2011. Hasta ahora nos ha ido muy bien, asi? que continuamos ensayando, dando conciertos, y sacando temas nuevos, casi como un grupo profesional. Este hecho viene acompan?ado por cierta notoriedad en el circuito de la mu?sica alternativa a nivel nacional, lo que nos expone a la opinio?n pu?blica tanto en los medios de comunicacio?n como en redes sociales. Entendemos la necesidad de acotar informacio?n en las publicaciones, por lo que nos hemos resignado ante etiquetas con las que no nos identificamos especialmente. A la hora de pronunciarnos, desde un principio hemos tratado de mantener nuestras opiniones personales al margen, puesto que en lo referente al grupo so?lo queremos que se hable de mu?sica. Sin embargo, parece que a algunos periodistas les resulta imposible limitarse a hablar de mu?sica cuando tratan sobre grupos mixtos o femeninos. Cuesta creer que a di?a de hoy el ser mujer en el circuito musical siga siendo un hecho a subrayar, un valor an?adido, un me?rito ma?s a ojos de ciertos corresponsales de prensa. Nos enfrentamos a esta distincio?n bajo dos formas que podri?amos resumir como cun?adismo y demagogia.
La primera es la ma?s evidente, ma?s fa?cilmente identificable, como las cro?nicas que nos cosifican a Lore y a mi? haciendo menciones a nuestros fi?sicos o nuestra ropa, perlas como ¡°deslumbro? con su vestido cen?ido y su nuevo look¡±. No soy periodista musical, pero si lo fuese y tuviese que escribir sobre el concierto de un grupo, a menos que formase parte del especta?culo, no se me ocurriri?a hacer ningu?n tipo de mencio?n sobre el fi?sico de sus integrantes. Para sobrevivir y adaptarse a los tiempos que corren, el machismo en la prensa musical se camufla muchas veces bajo la ma?scara del tono desenfadado, aparentemente inofensivo de la conversacio?n de bar, a lo Berti?n Osborne. Se trata de un ataque constante, sutil, pero efectivo, porque cansa, de la misma manera que cansa tener que leer comentarios lascivos y abusivos en las redes. Se nos analiza con lupa, incluso se pone en entredicho nuestras capacidades como mu?sicos, ¡°que? bien tocas para ser ti?a¡± tuvo que escuchar Lore una vez al acabar un bolo. Los medios deberi?an asumir su parte de responsabilidad en perpetuar las desigualdades lanzando mensajes retro?grados y sexistas que acaban calando en la ciudadani?a.
La segunda puede ser terriblemente contraproducente y dan?ina. Al fin y al cabo la discriminacio?n positiva sigue siendo discriminacio?n, impulsada una vez ma?s por los medios y trayendo consecuencias directas en los comportamientos hacia el grupo. Bajo el lema muchas veces malinterpretado del ¡°girl power¡±, se nos quiere dar a Lore y a mi? un protagonismo por encima de Josu y Lander, ignorando nuestra voluntad de transmitir el equilibrio de las cuatro fuerzas iguales que sustentan el grupo. Es de lo ma?s habitual que nos pidan foto a las chicas, incluso despue?s de decir que en la banda somos cuatro, contestan que con nosotras basta. Es triste ver a periodistas que no se distancian tanto de nuestra edad continuar con el legado de quienes saben que ya pueden soltar cualquier barbaridad, que su larga experiencia les garantiza un puesto inamovible en los medios ma?s conservadores.
Cuando se dedican espacios a las mujeres y se alardea de ello, la mayori?a (al menos a mi alrededor) no nos sentimos representadas, ya que no nos interesa un apartado especial, queremos compartir los mismos espacios de difusio?n en base a nuestro trabajo, y nuestro talento. Queremos que se nos juzgue igual, sin ventajas ni desventajas. Hay quien se empen?a en poner todo el rato el ge?nero como valor predominante, en comparar grupos de chicas con grupos de chicas, o esta?n tambie?n las preguntas que pretenden atribuirnos un me?rito extra: ¡°?Co?mo lleva?is el hecho de ser mujeres en un grupo?¡±. Christina Rosenvinge sen?ala que mientras las artistas femeninas citan a referentes indistintamente masculinos o femeninos, ellas no suelen estar incluidas en el discurso de ellos, ¡°parece que en la pra?ctica se considera lo femenino un subge?nero de lo masculino¡±.
No soy una riot grrrl por subirme a un escenario, no estoy reivindicando nada, soy un mu?sico como otro cualquiera, no deberi?a llamar la atencio?n por ser mujer. Lo que a mi entender supone realmente un progreso a di?a de hoy es una actitud neutra ante el sexo de los inte?rpretes. Por supuesto, e?ste es so?lo el pequen?o reflejo en nuestro entorno ma?s inmediato de un problema inmenso. Pero he decidido recurrir a lo que conozco y de lo que puedo hablar.
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