La otra esperanza de vida
EL CURIOSO caso de Benjamin Button es una pel¨ªcula que cuenta la historia de un hombre que nace con el cuerpo de una persona de 80 a?os y que a medida que pasan los a?os va rejuveneciendo. Pasa de viejo a maduro, joven, adolescente y fallece siendo un beb¨¦.
Lo cierto es que, dado el aumento de la esperanza de vida, vamos a tener que mantenernos a los 70 o m¨¢s a?os no con el cuerpo de un chaval, pero s¨ª con una mente abierta y deseosa de aprender, tal y como sucede en la juventud. La informaci¨®n que proporcionan algunos m¨¦dicos es escalofriante. Vivir 100 a?os ser¨¢ posible, seg¨²n James Vaupel, director del Instituto Max Planck de Investigaci¨®n Demogr¨¢fica de Alemania y uno de los grandes expertos en esta disciplina. De hecho, desde la segunda mitad del siglo XIX se ha constatado que el promedio de la esperanza de vida aumenta tres meses por cada a?o que transcurre.
Vivir mucho tiempo obliga a gestionar nuestras vidas de un modo radicalmente distinto de como se ha venido haciendo. Una persona con 50 a?os, por ejemplo, m¨¢s all¨¢ de la edad legal de jubilaci¨®n, es probable que deba trabajar, de una forma u otra, superados los 80, si es que la salud se lo permite. ?Eso significa que a los 50 a?os lleva todav¨ªa menos tiempo trabajando del que le queda por delante!
Todos los estudios sobre empleabilidad juvenil que se est¨¢n realizando ponen de manifiesto una aptitud fundamental en el mundo laboral: la capacidad de aprender a aprender. En ingl¨¦s se llama learnability. Facultad de seguir form¨¢ndose, experimentando, de actualizar habilidades y competencias. De, por ejemplo, dirigir los conocimientos y aptitudes hacia el mundo digital y la tecnolog¨ªa.
Conducir la vida profesional supondr¨¢ cada vez m¨¢s un aprendizaje continuo. A muchos les da pereza mantener esta actitud en la edad madura. Ya han pasado por las aulas, ya se hizo la Formaci¨®n Profesional o se acudi¨® a la Universidad, algunos cursaron posgrados. Y se preguntan: ?cu¨¢ndo acabar¨¢ esto?
Formaci¨®n significa hoy en d¨ªa algo distinto a lo que era anta?o. Es una nueva perspectiva que obliga, a cualquier edad, a recuperar la curiosidad y las ganas locas de saber que se tienen durante la adolescencia. A Benjamin Button, hubo de sucederle, en la ficci¨®n, algo as¨ª: a medida que su cuerpo rejuvenec¨ªa, su af¨¢n y energ¨ªa por saber tambi¨¦n se revitalizaban.
Esta posibilidad requiere mantener activas las ganas de conocer, de leer, de observar, de adquirir conocimientos y de disfrutar de la cultura. Esa curiosidad despierta de la ni?ez hay que mantenerla intacta, experimentar como nuevo ese af¨¢n e inter¨¦s por conocer y comprender que, sin lugar a dudas, mantiene viva a la persona porque produce ilusi¨®n, sorpresa y, a veces, alegr¨ªa o sentido del humor.
El asunto no es vivir muchos a?os. Es hacerlo queriendo seguir aprendiendo, experimentando con curiosidad para interpretar mejor y para descubrir c¨®mo llevar los conocimientos adquiridos al nuevo entorno econ¨®mico, tecnol¨®gico o global. Es verdad que entre los humanos, al contrario de lo que ocurre con el personaje de ficci¨®n que interpret¨® Brad Pitt, la energ¨ªa f¨ªsica mengua al envejecer, pero las neuronas tienen ciclos reproductivos muy largos y las personas maduras debemos entrenarnos en mantenerlas vivas y despiertas si no padecemos ninguna enfermedad incapacitante.
La vida laboral va a ser muy larga, Pero debemos hacer que sea bella y no se convierta en una condena.
Algunas empresas y organizaciones se est¨¢n dando cuenta de este hecho. Retired Brains, por ejemplo, es una organizaci¨®n que ofrece servicios de asesor¨ªa y consultor¨ªa por parte de personas jubiladas y que gozan de excelente salud f¨ªsica y mental, adem¨¢s de una dilatada experiencia. Eso demuestra que, incluso tras la revoluci¨®n tecnol¨®gica, muchos de los criterios aprendidos en la era anal¨®gica son perfectamente v¨¢lidos. De hecho, la tecnolog¨ªa modifica el c¨®mo hacemos las cosas, pero no altera sustancialmente los productos y los servicios, es decir, lo que entregamos. Hace unos a?os, un directivo de una importante entidad financiera de nuestro pa¨ªs me reconoci¨® en privado que, a menudo, recurr¨ªan a sus propios directores de oficina prejubilados y les solicitaban ayudar en an¨¢lisis de riesgos y carteras a los m¨¢s j¨®venes que carec¨ªan de la experiencia necesaria. La vida laboral va a ser muy larga. Pero debemos hacer que sea bella, que no se convierta en una condena.
Para conseguirlo debemos tener en cuenta algunos elementos b¨¢sicos. Lo primero, no sobreestimar los cambios tecnol¨®gicos. Son m¨¢s sencillos de lo que parece. Hay que acercarse a la tecnolog¨ªa sin miedo y, sobre todo, sin pereza. Pensemos que una persona madura puede aportar mucho m¨¢s a la tecnolog¨ªa porque conoce el modelo previo, mientras que muchos nativos digitales solamente tienen la experiencia del actual.
En segundo lugar, debemos tener presente que el mundo de las relaciones, de los negocios, de los servicios est¨¢ todav¨ªa en fase de definici¨®n. No hay nada asentado. En realidad, hay muchas dudas en cada sector de actividad sobre cu¨¢l ser¨¢ definitivamente el modelo ganador e imperante.
Finalmente, debemos tener presente que si algo otorgan las nuevas tecnolog¨ªas es lo que se denomina el alcance al nicho de mercado. Es decir, hay espacio y oportunidad para microempresas o para profesionales aislados. De hecho, las ofertas est¨¢n polariz¨¢ndose: o se compite por ser muy grande o por ser muy peque?o y flexible. No importa disponer de menos recursos.
Las oportunidades est¨¢n naciendo para todos, para j¨®venes y mayores.
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