La violencia de g¨¦nero en los grandes museos
Raptos, violaciones, humillaciones y toda clase de vejaciones hacia las mujeres est¨¢n ampliamente representadas en cuadros, dibujos y esculturas
Visitar los grandes museos europeos, aquellos que recogen las obras que la historia del arte ha calificado como maestras, no es siempre una experiencia gratificante, independientemente de la perfecci¨®n t¨¦cnica, el tratamiento del color, el equilibrio en la composici¨®n, el ritmo, la luz, la atm¨®sfera¡ A veces el tema, especialmente el de las escenas b¨ªblicas o mitol¨®gicas, puede dejar sin aliento; raptos, violaciones, humillaciones y toda clase de vejaciones hacia las mujeres est¨¢n ampliamente representadas en cuadros, dibujos y esculturas, y obedecen a una ideolog¨ªa visual en la que la situaci¨®n social de la mujer queda expl¨ªcitamente agraviada.
La obra de Pedro Pablo Rubens, Rapto de las hijas de Leucipo, que podemos contemplar en la Pinacoteca Antigua de M¨²nich, nos sit¨²a ante una de las escenas m¨¢s violentas de todo el per¨ªodo barroco. En ella se desarrolla una brutal agresi¨®n. El secuestro de dos bellas j¨®venes de la ¨¦poca, que desnudas, son atrapadas entre unos caballos encabritados por unos seres descomunales, con la evidente idea ¡ªas¨ª su t¨ªtulo lo indica¡ª de ser arrancadas de su entorno natural y forzadas hacia una vida desconocida. La mitolog¨ªa nos cuenta que ese rapto forma parte de una historia rom¨¢ntica, ya que incluye un peque?o cupido, pero a nadie se le escapa la desesperada resistencia de las dos mujeres y la ferocidad que desprende toda la composici¨®n.
En el Museo del Prado tambi¨¦n podemos asistir a este tipo de escenas violentas pintadas con gran maestr¨ªa por Rubens, como El rapto de Hipodam¨ªa, en este caso realizado con la colaboraci¨®n de su taller. Ilustra la escena del secuestro de una de las mujeres m¨¢s hermosas de su generaci¨®n el d¨ªa de su boda por parte del centauro ?urito. Hipodam¨ªa aparece representada semidesnuda, con el pecho al aire y los ropajes desgarrados, probablemente debido a la resistencia que opuso ante la fuerza de su secuestrador y que Ovidio lo describe de la siguiente forma en Las Metamorfosis:
"Porque a ti, el m¨¢s bestial de los bestiales, ?urito, te ard¨ªa el coraz¨®n tanto por el vino como por la visi¨®n de la novia, y reinaba una embriaguez que duplicaba la lujuria¡±.
Al parecer Rubens se especializ¨® en la escenificaci¨®n de raptos: Rapto de Proserpina y la copia an¨®nima de su obra Rapto de Deyarnira, todos ellos pertenecientes a las colecciones del Museo del Prado.
La escultura tampoco fue ajena al tema, una de las obras m¨¢s celebradas de esta disciplina art¨ªstica es El rapto de las Sabinas de Juan de Bolonia, actualmente en la Galer¨ªa de la Academia de Florencia. Algunas opiniones quieren ver en el grupo escult¨®rico el car¨¢cter rom¨¢ntico de un ballet, pero una mujer extremadamente levantada mientras lucha por su libertad, agitando los brazos y gritando de desesperaci¨®n para poder desprenderse de su secuestrador no convence como idea de consentimiento.
El grupo escult¨®rico fue expuesto en el exterior, concretamente en la Piazza della Signoria Loggia dei Lanzi de Florencia, donde fue agredido por unos v¨¢ndalos, caus¨¢ndole graves da?os. Pretend¨ªan colocar una botella en la mano de la secuestrada. Parece l¨®gico pensar que el hecho de mostrar p¨²blicamente una vejaci¨®n de derechos puede incitar a que esa actuaci¨®n pueda ser compartida por otros que hacen alarde de los mismos principios.
"Cuando el objeto er¨®tico es una mujer, la incitaci¨®n al rapto se potencia porque tambi¨¦n, en cierto modo, puso Dios en el mundo a la mujer para ser arrebatada, no digo que deba ser as¨ª, pero ?qu¨¦ le vamos a hacer si Dios lo ha arreglado de esa manera?", se preguntaba Ortega y Gasset en Estudios sobre el amor (Editorial Plenitud, 1957).
En la producci¨®n de Francisco de Goya encontramos otras escenas que contienen violencia expl¨ªcita contra las mujeres. Entre los grabados de la serie Los Desastres de la Guerra, el aguafuerte titulado No quieren representa a una mujer aparentemente joven que se defiende del acoso de un soldado franc¨¦s mientras una anciana, cuchillo en mano, trata de protegerla. Con esta obra Goya parece ser sensible a la dignidad femenina, sorprendentemente en la serie Los Caprichos, junto a la estampa Que se la llevaron, incluye un comentario manuscrito en el que culpabiliza a la mujer de la agresi¨®n: "La mujer que no sabe guardar es del primero que la pilla y cuando no tiene remedio se admiran de que se la llevaron".
Susana y los Viejos
La Historia de Susana y los Viejos es un breve texto independiente asociado al Libro de Daniel del Antiguo Testamento que ha sido ilustrado ampliamente: Rembrandt, Rubens, Artemisia Gentileschi, Lorenzo Lotto, Albrecht Altdorfer, Anthonis van Dyck, Tintoretto, Veronese, Guercino, Domenichino, Francesco Hayez, Franz von Stuck, Lovis Corinth, Bartolomeo Altomonte, Lukas Vorstermann o Johann Spillenberger plasmaron en sus lienzos el esplendor de la belleza desnuda de la joven.
Arqui¨¢n y Sedequ¨ªa eran dos ancianos jueces que acud¨ªan asiduamente a casa del rico Joaqu¨ªn, esposo de Susana, para dirimir algunos pleitos. Un d¨ªa de mucho calor Susana quiso ba?arse en una de las fuentes de la casa sin percatarse de que los ancianos, que desde hac¨ªa tiempo la deseaban con pasi¨®n, se hab¨ªan escondido para observarla. Trataron despu¨¦s de forzar su voluntad para ser sometida sexualmente, al resistirse ella, la calumniaron acus¨¢ndola de adulterio. El juez Daniel demostr¨® su inocencia y la sentencia a muerte que pend¨ªa sobre Susana acab¨® recayendo sobre los ancianos.
En Susana y los Viejos de Tintoretto, que se encuentra en el Museo de Historia del Arte de Viena, el pintor se esmeran en presentar a una mujer en su espacio ¨ªntimo, cosificada y expuesta para su contemplaci¨®n, no s¨®lo para los rijosos que aparecen en la escena, tambi¨¦n para todo aquel que contemple el cuadro. Susana es una mujer voluptuosa que se acicala en su ba?o mientras se contempla en un espejo s¨®lo cubierta por una completa colecci¨®n de joyas. Parece demostrar con ello, la magn¨ªfica fortuna del marido, y que fueron sus encantos los que le logr¨® conquistar. Mantiene adem¨¢s, para mayor incitaci¨®n, las piernas semiabiertas.
Por su parte Rubens, en la obra del mismo t¨ªtulo, expuesta en Museo de la Real Academia de San Fernando de Madrid, pone especial ¨¦nfasis en mostrar la carnalidad del cuerpo de la joven que es destapado por los viejos, uno de ellos con actitud decididamente amenazante.
Muy al contrario, la versi¨®n que sobre el episodio realiza la italiana Artemisia Gentileschi, que se conserva en el Castillo de Weissenstein de Pommersfelden (Alemania) presenta a la joven Susana avergonzada, huidiza y asqueada del acoso de las dos figuras grotescas que traman sus estrategias.
En la mitolog¨ªa el rapto era un acto razonablemente legitimado, cuyas v¨ªctimas propiciatorias sol¨ªan ser j¨®venes v¨ªrgenes, o bien mujeres honestas que los pintores de todas las ¨¦pocas ¡ªincluido Pablo Picasso¡ª han representado de manera mis¨®gina para uso y disfrute no s¨®lo de los cuerpos esteriotipados por los gustos de la ¨¦poca, sino tambi¨¦n como demostraci¨®n de la fuerza y la raz¨®n del g¨¦nero masculino frente al definido como d¨¦bil. Estos hechos seguramente continuar¨ªan con una violaci¨®n. Raptos, vulneraci¨®n de la intimidad o calumnias pueden ser vistas en otras muchas obras maestras que componen la historia del arte con may¨²sculas estetizando la violencia de g¨¦nero, por ello es importante que la belleza que encierran no desv¨ªen la atenci¨®n de que somos testigos tambi¨¦n de la representaci¨®n de delitos infames.
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