Eco-Ciudades Low Cost
Iniciativas de bajo presupuesto que logran ciudades m¨¢s sostenibles
El concepto eco-ciudad se ha convertido en una prioridad obvia para el desarrollo urbano. Si las ciudades se conciben como centros que fomentan la innovaci¨®n y la generaci¨®n de oportunidades, tambi¨¦n son focos que acent¨²an la presi¨®n en el entorno y remarcan las desigualdades sociales en territorios concretos.
A medida que la densidad en las ciudades crece, aumentan los efectos del cambio clim¨¢tico, los retos de gestionar de manera sostenible los recursos energ¨¦ticos y acu¨ªferos, el desaf¨ªo de tratar de manera eficiente unos residuos s¨®lidos urbanos incrementales y el compromiso de garantizar la seguridad alimentaria y el bienestar para sus habitantes.
La eco-ciudad se concibe como una disciplina de gesti¨®n urbana que pretende dar respuesta a dichos retos, incidiendo en las interrelaciones de los habitantes de la aglomeraci¨®n urbana y sus m¨²ltiples interacciones con el entorno. Ello requiere ante todo un enfoque integral en el dise?o de la planificaci¨®n urbana considerando varias de las disciplinas que inciden en sus interrelaciones (como ser¨ªan la econom¨ªa, la sociolog¨ªa, la antropolog¨ªa, la ingenier¨ªa o la geograf¨ªa, entre varias otras).
Aunque la visi¨®n integral no basta. El propio concepto ¨¦tico de una eco-ciudad exige tambi¨¦n cumplir con ciertos principios b¨¢sicos de inclusividad y equidad. En general, una eco-ciudad deber¨ªa garantizar la calidad de vida con espacios p¨²blicos verdes y abiertos que enriquezcan y fomenten la interacci¨®n ciudadana en entornos saludables. Tambi¨¦n, deber¨ªa garantizar la accesibilidad general, permitiendo que los habitantes participen plenamente en la vida urbana diaria. Adem¨¢s, ha de asegurar la asequibilidad, para garantizar que la infraestructura y los servicios urbanos sean accesibles para sus habitantes.
En principio, es lo que todos quieren ?Pero son las eco-ciudades econ¨®micamente asumibles para todas las ciudades? Para muchos, el concepto de eco-ciudad es un modelo de desarrollo urbano solo accesible para ciudades ricas, asociado con grandes costes de inversi¨®n e infraestructura sostenible.
Cuando se evoca el concepto, vienen a la mente los casos positivos de ciudades adineradas como Estocolmo, Copenhague, Portland o Vancouver. Tambi¨¦n proyectos de ambici¨®n fara¨®nica que acabaron en fracasos, al menos como modelos de ciudad, como pueden ser Masdar en Abu Dabi o Dongtan en China.
En definitiva, eco-ciudad suele relacionarse con recursos. Y por lo general, con muchos. Al fin y al cabo, promover la reedificaci¨®n de viviendas para convertirlas en edificios sostenibles, impulsar la transici¨®n hacia modelos energ¨¦ticos m¨¢s renovables, potenciar sistemas de reciclaje eficientes o fomentar sistemas de transporte p¨²blicos sostenibles requiere inversiones significativas.
Pero el camino hacia la sostenibilidad no est¨¢ pavimentado solo de recursos financieros. De hecho, existen muchas ciudades que de manera innovadora e ingeniosa est¨¢n logrando niveles de sostenibilidad meritorias.
Uno de los casos m¨¢s caracter¨ªsticos ha sido Curitiba. Tal y como afirmaba su antiguo alcalde, Jaime Lerner, realizar una regeneraci¨®n del entorno medioambiental puede ser muy costosa y varias ciudades han tenido que endeudarse para realizarla.
¡°En Curitiba tuvimos claro que no era una cuesti¨®n de dinero sino una cuesti¨®n de mentalidad y habilidad¡± coment¨® Lerner en una entrevista realizada por Jared Green en The Dirt. Lerner explica como ingeniaron una manera de limpiar sus bah¨ªas a trav¨¦s de alianzas con asociaciones de pescadores cuando no ten¨ªan financiaci¨®n para hacerlo: si el pescador cog¨ªa un pez, les pertenec¨ªa; si cog¨ªan basura, las instituciones p¨²blicas compraban la basura. Si el d¨ªa no era bueno para la pesca, los pescadores pescaban basura. Alianzas de bajo coste que generan beneficio mutuo y logran territorios m¨¢s sostenibles.
Otro caso: Katmand¨². La ciudad ha desarrollado una iniciativa para promover un tejido econ¨®mico social fomentando el papel de peque?as empresas verdes propiciando la agricultura org¨¢nica (a trav¨¦s de hortalizas, especias, aceites esenciales, t¨¦ verde y de manzanilla, etc¨¦tera). Asimismo, ha creado una estructura que fomenta el eco-turismo a trav¨¦s de cooperativas locales, incentivando que la ciudadan¨ªa lidere la transici¨®n hacia la econom¨ªa verde.
Y otro, entre los muchos que hay: T¨²nez. Se marc¨® el objetivo de reducir el consumo nacional de energ¨ªa tradicional en un 22 % promoviendo un aumento de las energ¨ªas renovables a trav¨¦s de la autogeneraci¨®n de electricidad por parte de los ciudadanos. Incentiva el uso de placas solares, promueve el autoconsumo y facilita la venta de los excedentes energ¨¦ticos a la empresa nacional de energ¨ªa generando ingresos adicionales para los ciudadanos a trav¨¦s de una econom¨ªa sostenible.
Siguiendo estas l¨ªneas, existen varias iniciativas que ayudan a ciudades que con bajo presupuesto y mucha creatividad, pretenden articular soluciones para reducir su huella ecol¨®gica, fomentar actividades econ¨®micas sostenibles y lograr una calidad de vida satisfactoria para sus habitantes.
El programa Desarrollo Positivo del Clima que fomenta el C40, por ejemplo, apoya a ciudades para que aceleren la implementaci¨®n de mejores pr¨¢cticas en estrategias urbanas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) neta negativas relacionadas con la energ¨ªa, los residuos y el transporte. El proyecto actualmente est¨¢ trabajando en m¨¢s de 19 proyectos en los seis continentes impactando a m¨¢s de un mill¨®n de personas.
Por otro lado, la iniciativa One Planet Living se ha marcado objetivos de reducci¨®n de la huella ecol¨®gica y la huella de carbono y propone a ciudades un marco de diez principios de sostenibilidad generales para promover de forma sencilla, atractiva y asequible, estilos de vida sostenibles locales.
Al final, como apuntaba Lerner, el camino hacia un modelo de eco-ciudad con bajo presupuesto no se basa en el acceso a recursos. De hecho, los requisitos imprescindibles son dise?ar un cambio radical en la planificaci¨®n urbana, adoptar una mentalidad abierta que promueva la innovaci¨®n, y lo m¨¢s importante, contar con la ciudadan¨ªa como motor principal del proceso, ya que claramente, es un camino al que solo se puede realizar de manera conjunta.
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