No, lo de la chica del tranv¨ªa de Murcia no es rom¨¢ntico
La carta de un chico para encontrar a una chica que vio en un tranv¨ªa puede ser inc¨®moda e inquietante
Si te encuentras un cartel pegado a una farola de tu ciudad en el que un chico busca a una desconocida que d¨ªas antes vio en un tranv¨ªa, ?qu¨¦ piensas? Probablemente lo primero sea caer en el romanticismo de la gesta, hacerle una foto y subirla a Instagram con alg¨²n hashtag como #el¨²ltimorom¨¢ntico, #love, #pr¨ªncipebuscacenicienta, o alguna mamarrachada parecida.
Ahora imagina que eres esa chica, encuentras ese cartel, y lees esa carta:
Querida chica del tranv¨ªa
La noche del bando, sobre las 22.20 p.m., subiste al ¨²ltimo vag¨®n del tranv¨ªa en la parada de la Plaza Circular. Si mal no recuerdo ibas acompa?ada por unas chicas que parec¨ªan ser tus amigas (una de ellas pelirroja con el pelo ondulado). Ellas se bajaron en la parada de la Senda de Granda y t¨² ocupaste sus sitios.
Me sorprend¨ª a m¨ª mismo en el momento en que me di cuenta de que no pod¨ªa apartar mis ojos de ti. Tendr¨¢s sobre unos 20 a?os, pelo oscuro y corto. Vest¨ªas una camiseta blanca, la cual combinaba muy bien con tus leggins de color negro. Medir¨¢s 1,65 cm aproximadamente.
Pude observar que no tuviste un buen fin de fiesta. Pero a¨²n as¨ª estabas preciosa. Dicen que cada momento de b¨²squeda es un momento de encuentro¡
Me gustar¨ªa haber reunido el valor de sacarte del infierno que estabas pasando y alegrarte la noche. Ojal¨¢ te hubiera tendido mi mano. S¨®lo quer¨ªa sacarte una sonrisa y llevarte a cenar. Te estoy buscando desde el momento en que te vi. Con la esperanza de encontrarte como una aguja en un pajar. Si lees esto y quieres conocerme aqu¨ª te dejo el n¨²mero de tel¨¦fono.
Tal vez ah¨ª empiece a ser menos rom¨¢ntico, un poco inc¨®modo y tenga algo de inquietante.
'Yo soy la chica del tranv¨ªa'
Esta es la respuesta que circula por redes sociales al cartel de Sergio Moreno. Una historia a la que se ha subido que la marca de cervezas Estrella Levante, que public¨® un tuit en el que aseguraba que si la chica aparec¨ªa, les regalaban una cena.
"Ojal¨¢ aquella noche del bando, sobre las 22:20 p.m. no me hubiera subido al ¨²ltimo vag¨®n del tranv¨ªa en la parada de la Plaza Circular. Me acompa?aban mis amigas y s¨®lo quer¨ªa llegar a casa para dormir despu¨¦s de las fiestas, as¨ª que, cuando se bajaron, me sent¨¦ en los sitios que me dejaron. Estaba agotada. Sin embargo, no hay descanso para las mujeres, ni siquiera en el transporte p¨²blico.
No me sorprend¨ªa que un extra?o me mirara m¨¢s de lo normal. No es la primera vez, pero nunca te acostumbras. Prestas atenci¨®n a tu alrededor, valoras el riesgo de la situaci¨®n, esperas que no se te acerque y cuando llegas a casa escribes a tus amigas para que sepan que est¨¢s bien. Que no te ha pasado nada. Que has sobrevivido.
Esta noche fue una m¨¢s. Por suerte no iba contigo sola en el vag¨®n. De ser as¨ª me habr¨ªa bajado inmediatamente; reglas de supervivencia para mujeres. No dejabas de mirarme, y eso asusta. As¨ª que cuando te miraba, te desafiaba. Quer¨ªa que vieras mi hostilidad. Que no se te ocurriera acercarte.
Sent¨ª alivio cuando vi que ibas a bajarte. Pero no te detendr¨ªas ah¨ª. No. Tuviste que insistir. As¨ª que desvi¨¦ la mirada mientras me hac¨ªas gestos, ?para que me bajara contigo! ?Est¨¢s loco? Te ignor¨¦. Te rechac¨¦. ?Qu¨¦ esperabas?
Pero no te rindes. No lo entiendes ?no? Ahora toda Murcia est¨¢ empapelada con tu declaraci¨®n "de amor", reclam¨¢ndome para ti. Pero no es m¨¢s que una declaraci¨®n. De acoso. No te has parado a pensar ni un segundo en m¨ª. ?C¨®mo crees que me hace sentir leer tu entrevista en los peri¨®dicos? ?Crees que un desconocido, que no me conoce, puede saber c¨®mo hacerme feliz? ?Qu¨¦ clase de amor enfermo es este?
Si de verdad quieres sacarme una sonrisa, deja de buscarme. D¨¦jame. No insistas m¨¢s."
Esta historia ocurri¨® el pasado 18 de abril en Murcia, en la noche del Bando de la Huerta, y, como pasa ¨²ltimamente, se ha vuelto viral. Sergio Moreno (Blanca, Murcia, 1994) iba en el tranv¨ªa cuando unas cuantas chicas se subieron, en ese momento ¨¦l sufri¨® lo que el siglo XX acu?¨® como flechazo. Ah¨ª es cuando entra el romanticismo, ese concepto tan deformado que de vez en cuando se disfraza de haza?a y confunde amor con invasi¨®n: en ocasiones del espacio f¨ªsico, en otras del espacio mental. Y la palabra que m¨¢s se aproxima es acoso.
Para quien crea que esto es exagerado que intente imaginar ser mujer, tener unos 20 a?os, ir sola en un tren en una ciudad que acaba de celebrar su d¨ªa grande, y tener enfrente a un hombre que te mira de forma insistente. Es molesto, desagradable, irritante y violento. Obviamente, habr¨¢ a quien no le perturbe, habr¨¢ a quien le aterrorice, habr¨¢ a quien le funcione si el flechazo es rec¨ªproco... Pero la cuesti¨®n de fondo es otra, es el convencimiento de los hombres de tener un conocimiento omnipresente de la mente femenina, como quien se erige narrador de la vida de los dem¨¢s, y el derecho, autoconcedido, de actuar en consecuencia.
"Me gustar¨ªa haber reunido?el valor de sacarte del infierno que estabas pasando y alegrarte la noche". Me pregunto por qu¨¦ cree saber Sergio lo que estaba pensando aquella chica, por qu¨¦ est¨¢ seguro de que ¨¦l podr¨ªa haberla sacado de ese infierno que ¨¦l mismo se hab¨ªa inventado, si ha pensado que quiz¨¢s ella no necesitaba ni quer¨ªa ser salvada por ¨¦l, que a lo mejor no hubiese dicho que s¨ª si ¨¦l la hubiese invitado a cenar...
Probablemente a ese chico de 23 a?os aquello le pareci¨® una declaraci¨®n de amor genial, y crey¨® que nada de lo que estaba haciendo tiene que ver con el machismo, ese tan instalado en la rutina que puede llegar a pasar desapercibido. V¨¦ase esa capacidad masculina de exigir atenci¨®n en cualquier contexto y creer que debe ser atendida; a saber lo que necesita, piensa y siente una mujer sin preguntar; a suponerse sobrado de cualidades para que la contraparte diga que s¨ª a cualquier cosa. Esas actitudes viven latente en cualquier parte, cada d¨ªa, y las hemos asimilado como normales.
Lo que parece entonces un desprop¨®sito es hacerle frente, por aquello de que romper el orden trae muchos inconvenientes. S¨ª, es cierto que Sergio solo escribi¨® una carta y la peg¨® en unas cuantas farolas de Murcia. Pero tambi¨¦n es cierto que desde que lo hizo su m¨®vil ha sonado cientos de veces, muchas de ellas para recriminarle su actitud ¡ªuna respuesta social que tambi¨¦n se ha hecho viral¡ª, seg¨²n ¨¦l mismo ha contado a un diario regional de Murcia.
El cine, la m¨²sica y la publicidad han contribuido durante d¨¦cadas al atontamiento cerebral de ni?os y adolescentes con mentiras sobre ese monstruo aparentemente inofensivo que es el amor rom¨¢ntico; a lo mejor el mundo ha empezado a despertar y las redes sociales pueden servir ahora para deshacer ese sinsentido que, a veces, crece, y se expande, hasta que lo ensucia todo a su paso.
Tras la publicaci¨®n de este art¨ªculo, EL PA?S pudo contactar con Sergio Moreno, que respondi¨® a las preguntas que aparecen en el despiece al final del texto.
As¨ª contesta Sergio Moreno
Pregunta. ?En alg¨²n momento pensaste que esto se pod¨ªa tomar como acoso?
Respuesta. Nunca cre¨ª que esto pudiera llegar a tomarse como un acoso. Primero, porque si fuese acoso sabr¨ªa todo sobre ella y la seguir¨ªa hasta su casa, algo que en ning¨²n momento he hecho. Para ser m¨¢s exacto, solo puse cuatro carteles en Murcia, en el que pongo que si ella desea conocerme le dejaba mi n¨²mero, en vez de como indican otros medios que dicen que empapel¨¦ toda la ciudad o puse decenas de carteles. Recalco, solo puse cuatro, aparte de que los medios que utilizaron dicha palabra son aquellos que ni se molestaron en contactarme para conocer la historia y montaron la pol¨¦mica solo para vender m¨¢s.
P. ?Cre¨ªste que era algo "rom¨¢ntico"?
R. En un principio pens¨¦ que ser¨ªa rom¨¢ntico, ya que no ha sido la primera historia en el mundo en la que ocurre esto, pero en este caso ha sido un chico el que buscaba en vez de la chica, por ello creo que me juzgaron as¨ª. En ning¨²n momento he querido hacer ning¨²n da?o.
P. ?Eras consciente de que hay mensajes subliminales en tu carta relacionados con el machismo, aunque sea de forma inconsciente?
R. Tras leer varias veces el cartel que puse, s¨¦ que hay partes que se pueden llegar a malinterpretar, algunas personas creen que lo hice mal, y la verdad es que en ning¨²n momento quer¨ªa que se malinterpretara todo esto, solo quer¨ªa alegrarle el final del d¨ªa haci¨¦ndola sonre¨ªr. Soy un chico que lo ha pasado muy duro y despu¨¦s de varias etapas de mi vida me propuse intentar alegrar al resto de personas.
Si alguien se ha sentido ofendido o le he podido hacer da?o, quiero pedirles disculpas, ya que en ning¨²n momento quer¨ªa que llegara a todo esto. Por tanto doy por concluido el tema, por mi parte todo ha acabado, el n¨²mero ya no existe y creo que primero hay que informarse y contar la verdad. Lo digo por todos aquellos medios que juzgaron sin tener informaci¨®n y lo exageraron todo para conseguir hacer m¨¢s llamativa la noticia.
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