El candidato ¡®ni-ni¡¯
El reto en Francia no ser¨¢ instituir un Gobierno, sino impedir que Le Pen sea su ¨²nica oposici¨®n viable
Mientras el Frente Nacional sigue atrayendo hacia su imparable escalera mesi¨¢nica a los ¡°insumisos¡± de izquierda y derecha, miramos entre esc¨¦pticos y esperanzados el todav¨ªa endeble dique de ese nuevo ¡°centro radical¡± capitaneado por el enfant Macron. El candidato ni-ni (ni de izquierda ni de derecha, ni partido ni primarias) ha roto ¨¦l tambi¨¦n algunas reglas sagradas de la R¨¦publique: pasa al segundo tour sin apenas trayectoria pol¨ªtica y con menos canas que Luis Bonaparte. Omitiendo las angustias de la renovada nostalgia estatalista, desconocemos si, victoria mediante, ser¨¢ una especie de Tony Blair bis o un verdadero innovador.
De momento, ha sido el ¨²nico aspirante capaz de salir del marco nacionalista definido por Le Pen. Su proyecto no coquetea con la moralizante y reaccionaria propuesta de la soberan¨ªa y el repliegue patri¨®tico, sino que apuesta expl¨ªcitamente por llenar de contenido soberano una Europa supranacional.
Frente al conflicto soberan¨ªa/democracia, Macron apuesta por el eje pasado/futuro: apela a una revoluci¨®n democr¨¢tica que nutra en positivo el porvenir, reempoderando a una entidad que no se detiene en los l¨ªmites del Estado nacional. Hasta Habermas (?qui¨¦n lo dir¨ªa!) asoma la nariz en su discurso, que anima a reformular el capitalismo global fortaleciendo Europa frente a la melanc¨®lica b¨²squeda de lo perdido. Si cala, quiz¨¢s podamos comenzar un nuevo relato menos maniqueo que enfrente el miedo con cierto grado de esperanza cosmopolita.
Pero no conviene caer en triunfalismo alguno. Si la salida ¡°postribal¡± incluye a izquierda, derecha y centro, y Macron reina, ?qui¨¦n ser¨¢ su oposici¨®n? La apuesta es ciertamente arriesgada, y subestima la potencia futura, cargada de paciencia, del frente lepenista. Porque no hay gobierno democr¨¢tico posible sin alternativa democr¨¢tica. El reto no ser¨¢ instituir un Gobierno, sino impedir que Le Pen sea su ¨²nica oposici¨®n viable. Sin alternativa pol¨ªtica, todo tornar¨¢ de nuevo en esteticismo existencialista, sublimando cualquier confrontaci¨®n de ideas o propuestas en la b¨²squeda de un nuevo Dreyfus, ese eterno ¡°otro¡± al que odiar. @MariamMartinezB
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