Respetar la naturaleza: ella manda
Combatir el cambio clim¨¢tico requiere planificar pol¨ªticas p¨²blicas y de desarrollo
En las ¨²ltimas semanas graves deslizamientos han ocurrido en Per¨² y en Mocoa y Manizales (Colombia). Estos hechos, juntos, han dejado m¨¢s de 500 personas fallecidas, docenas desaparecidas y m¨¢s de 100.000 afectadas.
Esas tragedias, y otras similares en toda Am¨¦rica Latina y el Caribe, tienen algunas cosas en com¨²n. Ocurrieron en ciudades y regiones con tasas muy altas de deforestaci¨®n y cambio de uso del suelo, y en las que se evidenci¨® una deficiente planificaci¨®n y regulaci¨®n. Fueron, adem¨¢s, desastres anunciados.
Una vez m¨¢s es claro que cuidar los bosques y las orillas de los r¨ªos, y evitar la deforestaci¨®n y la erosi¨®n, es vital. Son tiempos de cambio clim¨¢tico por lo cual intensas lluvias, sequ¨ªas, incendios y huracanes ser¨¢n cada vez m¨¢s frecuentes e intensos. En Mocoa (Colombia) la noche de la tragedia cay¨® el volumen de agua equivalente al de 10 d¨ªas en condiciones normales.
Es esencial tomar en serio la protecci¨®n ambiental y la explotaci¨®n planificada y sensata de los recursos naturales. Sin embargo, sigue habiendo en las Am¨¦ricas una tendencia extractivista sin adecuado control. La naturaleza se toma en cuenta, sobre todo ante las tragedias, cuando ¨¦sta reitera qui¨¦n manda.
La naturaleza, bien cuidada, puede ayudar a salvar vidas. En Mocoa, un bosque ayud¨® a salvaguardar un ¨¢rea del desastre. Pese a ello, la protecci¨®n ambiental es vista equivocadamente por algunos como un lujo o incluso como exigencia de personas extremistas.
La naturaleza, bien cuidada, puede ayudar a salvar vidas
Mientras tanto, a?o tras a?o, cientos de personas en Am¨¦rica Latina y el Caribe ¨Csobre todo ni?as, ni?os y otras en situaci¨®n de vulnerabilidad¨C mueren por sucesos vinculados con sequ¨ªas o inundaciones, particularmente en los rincones m¨¢s empobrecidos. En contraste, en los ¨²ltimos a?os los Gobiernos del continente han venido debilitando pol¨ªticas y normas ambientales para promover actividades extractivas m¨¢s intensas, en nombre del desarrollo.
Ya es hora de incorporar con seriedad el medio ambiente en las pol¨ªticas p¨²blicas y en el desarrollo.
Pero la tendencia es otra. Incluso personas, movimientos, alcaldes y dem¨¢s autoridades que buscan proteger el ambiente y el agua de actividades como la miner¨ªa, son criticados e incluso criminalizados y atacados.
Es el caso de Cajamarca (Colombia). All¨ª, recientemente el 98% de la poblaci¨®n decidi¨®, en consulta popular, rechazar un proyecto minero a cielo abierto y proteger sus recursos naturales. La decisi¨®n ha desatado una pol¨¦mica nacional. Se cuestiona si el resultado es obligatorio, aunque la legislaci¨®n colombiana establece claramente que ¡°la decisi¨®n del pueblo es obligatoria¡±. Sin ahondar en las particularidades jur¨ªdicas, lo esencial es el mensaje de fondo: priorizar la protecci¨®n del agua y el ambiente.
A trav¨¦s del voto popular, Cajamarca record¨® a sus gobernantes esta prioridad. Varias poblaciones de Guatemala, Honduras, Costa Rica, Per¨² y El Salvador, entre otros, han votado de la misma manera. Implementar algunas actividades extractivas es necesario para la sociedad actual, pero ello no implica que deban implementarse todas, a cualquier costo y en cualquier lugar. Debe haber un buen balance, adem¨¢s de explorarse opciones de desarrollo m¨¢s all¨¢ de las extractivas.
El Salvador, despu¨¦s de Hait¨ª, es el pa¨ªs con mayores ¨ªndices de deforestaci¨®n
Dos pa¨ªses en Am¨¦rica Latina han demostrado que es posible. Costa Rica prohibi¨® en 2011 por ley la miner¨ªa met¨¢lica a cielo abierto. A finales de marzo, el Congreso de El Salvador hizo lo mismo. El cambio es viable, existen alternativas cuando se eval¨²an integralmente los costos y beneficios y se entiende que proteger el medio ambiente es ganancia.
El Salvador, despu¨¦s de Hait¨ª, es el pa¨ªs con mayores ¨ªndices de deforestaci¨®n y de degradaci¨®n ambiental, lo cual ocasiona, entre otros, escasez de agua. Por ello la prohibici¨®n de miner¨ªa met¨¢lica. Esto no fue un favor a los ambientalistas. La medida fue analizada por a?os y tras estudios econ¨®micos y sociales, se concluy¨® que lo mejor para el pa¨ªs es cuidar y restaurar el agua y los bosques restantes. La decisi¨®n prioriz¨® la restauraci¨®n ambiental y sus beneficios sociales y econ¨®micos, por encima de los riesgos que los proyectos mineros implican.
La degradaci¨®n ambiental y su impacto en las personas no es un problema ajeno a los Gobiernos y a la sociedad. Por eso los Estados han firmado tratados y otros instrumentos internacionales reconociendo la obligaci¨®n de proteger el medio ambiente. El Acuerdo de Par¨ªs sobre cambio clim¨¢tico, suscrito por 34 de 35 Estados del continente americano, es de los m¨¢s recientes.
Hoy estos acuerdos deben cumplirse realmente. No todos los proyectos extractivos son viables. Para determinar ello debe haber buena planificaci¨®n, pol¨ªticas y marcos legales fuertes e implementables. Herramientas como los Estudios de Impacto Ambiental deben realizarse de manera cuidadosa, objetiva e independiente. Las decisiones deben considerar impactos locales y nacionales de corto y largo plazo.
En el mundo ya vivimos la realidad del cambio clim¨¢tico, actuar de otro modo ser¨ªa ignorante e irresponsable. Y, en caso de que se nos olvide, la naturaleza, seguro nos lo recordar¨¢.
Astrid Puentes Ria?o es abogada ambientalista y de derechos humanos, codirectora ejecutiva de AIDA (Asociaci¨®n Interamericana para la Defensa del Ambiente) - @AIDAespanol, @astridpuentes
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