El menguante presidente franc¨¦s
Es probable que Emmanuel Macron tenga que contar con varios partidos para tomar decisiones
El presidente de Francia nunca volver¨¢ a ser lo que era. De un dictador electo y un ¡°sagrado l¨ªder¡± ha pasado a ser un primero entre iguales. Tras establecer la V Rep¨²blica a trav¨¦s de un golpe de Estado y hacerse una Constituci¨®n a medida, el general De Gaulle declar¨® que "no existe otra autoridad, ni ministerial, ni civil, ni militar, ni judicial que no est¨¦ conferida o no sea ejercida por el presidente". El socialista Fran?ois Mitterrand, cuando estaba en la oposici¨®n, denunci¨® el r¨¦gimen como un "golpe de estado permanente", pero cuando fue elegido presidente tambi¨¦n encontr¨® que la Constituci¨®n "le encajaba bien".
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Sin embargo, Mitterrand tuvo que "cohabitar" en dos per¨ªodos diferentes con un primer ministro conservador apoyado por una mayor¨ªa alternativa en la Asamblea Nacional, as¨ª como el presidente conservador Jacques Chirac tuvo tambi¨¦n que convivir con un primer ministro socialista y una mayor¨ªa parlamentaria de izquierda.
El polit¨®logo y constitucionalista Maurice Duverger hab¨ªa predicho que el r¨¦gimen de la V Rep¨²blica producir¨ªa una alternancia entre fases presidenciales dominadas por la figura del presidente y fases parlamentarias dominadas por el primer ministro. Sin embargo, las experiencias de cohabitaci¨®n mostraron que el presidente siempre mantiene poderes importantes, especialmente en pol¨ªticas de defensa, exterior y justicia, veto legislativo y convocatoria de referendos, incluso cuando su partido tiene que cohabitar. La alternancia real ha sido entre fases presidenciales y fases semipresidencial/semiparlamentarias en las que hay un ¡°ejecutivo dual¡±. La representaci¨®n exterior de Francia as¨ª lo indica: cuando el partido del presidente tiene mayor¨ªa en la Asamblea, ¨¦l solo representa a Francia en las cumbres del G7 y del Consejo Europeo, mientras que tanto el presidente como el primer ministro asisten a esas reuniones en per¨ªodos de cohabitaci¨®n.
En las legislativas muchos votantes compensan el apoyo al presidente optando en contra de su partido
Hace quince a?os, el mandato presidencial fue reducido de siete a cinco a?os para que la elecci¨®n presidencial y la elecci¨®n legislativa fueran casi concurrentes y favorecieran una mayor¨ªa presidencial en la Asamblea y un gobierno presidencial unificado. Sin embargo, la palabra clave es "casi", porque la elecci¨®n del legislativo suele celebrarse unos dos meses despu¨¦s de la presidencial, y muchos votantes que tuvieron que votar por el candidato menos malo en la segunda vuelta de la presidencial aprovechan la ocasi¨®n para compensar votando en contra del partido del presidente en la legislativa. Esto ya hab¨ªa sucedido en 1988, cuando la reelecci¨®n de Mitterrand fue seguida por una elecci¨®n legislativa anticipada que produjo el nombramiento del socialista Michel Rocard como primer ministro, pero con un Gabinete de coalici¨®n con cuatro ministros de centro-derecha y varios independientes.
Emmanuel Macron, que es un disc¨ªpulo de Rocard, tendr¨¢ que hacer algo similar en un par de meses. Es probable que, despu¨¦s de la elecci¨®n de la Asamblea Nacional en junio, no haya uno ni dos partidos dominantes, sino que las principales decisiones pol¨ªticas tengan que ser tomadas conjuntamente por los partidos del presidente, del primer ministro y al menos otros dos partidos de centro, centro-derecha o centro-izquierda. Un gobierno ampliamente compartido puede fomentar el consenso pro-Uni¨®n Europea y pocos cambios de pol¨ªticas p¨²blicas. La "autoridad sagrada, indivisible, enteramente concedida al presidente", concebida por De Gaulle, se ha convertido en un primus inter varios pares. En beneficio de la democracia francesa, Europa y la globalizaci¨®n.
Josep M. Colomer es miembro de la Academia Europea y autor de Ciencia de la Pol¨ªtica (Ariel).
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