?Qu¨¦ desea la ¨¦lite global?
G ENUINOS muebles, joyas, vajillas, armas de fuego, porcelana¡±. El 5 de diciembre de 1766, James Christie inauguraba su sede permanente en el n¨²mero 83-84 de Pall Mall, en Londres, con la liquidaci¨®n de los enseres de una casa. La subasta, que se prolong¨® durante cinco d¨ªas, tuvo unos resultados modestos ¨C174 libras, 16 chelines y 6 peniques¨C. El ¡°rey de los ep¨ªtetos¡±, como lo calificar¨ªa la prensa de la ¨¦poca, no tard¨® en entender que los objetos mundanos no bastar¨ªan para consolidar un negocio pr¨®spero y tres meses m¨¢s tarde organizaba la primera venta de pintura italiana, francesa y flamenca.
Un inesperado calor primaveral incomoda a los operarios que descargan, cargan, desembalan y colocan en una mec¨¢nica e hipn¨®tica coreograf¨ªa las 700 piezas procedentes de las residencias de Roma y la Costa Azul del magnate de los centros comerciales y exmarido de la princesa Mar¨ªa Gabriela de Saboya, Robert de Balkany, en las salas de exposici¨®n de la actual sede de Christie¡¯s en King Street, adonde James Christie se traslad¨® en 1823. La subasta de las pertenencias de este coleccionista de artes decorativas, fallecido en 2015, discurri¨® durante dos d¨ªas del pasado marzo y fue celebrada como un ¨¦xito: super¨® los 17 millones de euros.
El arte impresionista es muy codiciado por los asi¨¢ticos, que en 2016 representaron el 31% de las ventas de la casa de subastas.
Entre ambas ventas, Christie¡¯s ha pasado de ser una prometedora casa de subastas brit¨¢nica a una compa?¨ªa global presente en 46 pa¨ªses, con transacciones que en 2016 superaron los 5.000 millones de euros y que ha mediado en la compra-venta de artefactos de toda clase y condici¨®n: la biblioteca de Charles Dickens, la vajilla del zar Nicol¨¢s I, la m¨¢quina de escribir dorada de Ian Fleming; Los girasoles, de Van Gogh; los Tulipanes de Jeff Koons, una partitura de Giuseppe Verdi, las zapatillas de ballet de Rudolf Nureyev o un meteorito ca¨ªdo en L¡¯Aigle (Francia) en 1803, como repasa el libro Adjudicado. 250 a?os de cultura, gusto y coleccionismo en Christie¡¯s, que Phaidon acaba de editar en espa?ol.
Ya en el siglo XVIII, el barrio londinense de Saint James convocaba a un buen n¨²mero de marchantes y artistas, por eso Christie decidi¨® instalarse en la zona. Hoy la sede de la empresa, que solo conserva de su aspecto original la fachada de estilo renacentista, sigue en King Street, en un West End que lleva casi una d¨¦cada disput¨¢ndose con distritos de Tokio y Hong Kong el honor de ser el m¨¢s caro para el alquiler de oficinas. El metro cuadrado asciende a 137 euros y los laber¨ªnticos 12.968 de superficie de Christie¡¯s suponen un desaf¨ªo incluso para sus trabajadores m¨¢s veteranos. Hay que subir y bajar de ascensores, recorrer pasillos, retroceder en descansillos hasta llegar, por fin, al despacho de David Warren, especialista del departamento de joyer¨ªa y responsable de la firma en Oriente Pr¨®ximo. Este escoc¨¦s, que ya ha celebrado cuatro d¨¦cadas en Christie¡¯s, aprendi¨® las claves del negocio asistiendo a subastas con su madre, que regentaba un anticuario en su Glasgow natal. ¡°Cuando me contrataron en 1976, todo estaba empezando a cambiar. Los precios estaban subiendo, las fronteras internacionales ampli¨¢ndose. En los setenta, el 100% de los lotes proced¨ªan de vendedores privados y el 90% de los postores eran profesionales. Pero tuvimos que reinventarnos, abrir mercado y, para ello, atraer a nuevos clientes no expertos. Hoy en la sala convive una combinaci¨®n de especialistas, coleccionistas y compradores en busca de un s¨ªmbolo de estatus¡±. Los cat¨¢logos que atestan las estanter¨ªas de su luminosa oficina fueron imprescindibles para captar a clientes no familiarizados con las subastas. ¡°Editamos libros m¨¢s informativos, con fotograf¨ªas en color, descripciones m¨¢s detalladas y precios estimados en distintas monedas; insertamos art¨ªculos, anuncios de cursos. Luego llegar¨ªan las exposiciones con las piezas m¨¢s interesantes que itinerar¨ªan por todo el mundo y que tambi¨¦n ayudar¨ªan a agitar ese deseo de coleccionar que llevamos dentro¡±, explica.
Tan solo hay un cambio de los muchos que ha experimentado en el oficio que a¨²n lo desconcierta. ¡°Ahora lo antiguo es menos deseado. Hace 40 a?os la gente quer¨ªa joyas del siglo XIX. Tambi¨¦n gustaban las del XX y cuando algunas piezas del XVI y XVII sal¨ªan a subasta eran consideradas un tesoro. Hoy todav¨ªa hay mercado para determinadas piezas del XIX, las menos convencionales, pero nadie quiere comprar las joyas de la abuela. Son populares las de la belle ¨¦poque, el art d¨¦co de los a?os veinte y treinta, piezas de los cincuenta y los setenta, y luego ya las contempor¨¢neas. Y ah¨ª JAR no tiene rival¡±. Como resum¨ªa Vanessa Friedman en The Financial Times en una de las contadas entrevistas concedidas por el esquivo joyero estadounidense Joel Arthur Rosenthal, ¨¦l ¡°solo crea lo que quiere, cuando quiere y para quien quiere¡±. Y todos aquellos que no pertenecen al c¨ªrculo social del apodado ¡°Faberg¨¦ de nuestro tiempo¡± acuden a las subastas. ¡°Son todo un acontecimiento¡±, proclama Warren con una amplia sonrisa.
Cuando la italiana Giovanna Bertazzoni, responsable internacional del departamento de impresionismo y arte moderno, lleg¨® a Christie¡¯s en 1998 se vaticinaba la muerte del movimiento que reivindic¨® el plein air. ¡°Por entonces hab¨ªa muchos compradores europeos y estadounidenses, muy experimentados, que ya hab¨ªan pasado por los artistas impresionistas y su inter¨¦s se estaba desplazando hacia el siglo XX y el modernismo, lo cual anticipar¨ªa la posterior gran explosi¨®n del arte contempor¨¢neo¡±. No solo no se cumpli¨® la profec¨ªa, sino que las obras del movimiento de Monet, Renoir, Degas, C¨¦zanne y compa?¨ªa son hoy muy codiciadas por los asi¨¢ticos, que en 2016 representaron el 31% de las ventas de Christie¡¯s. ¡°Les interesan porque son obras firmadas por nombres reconocidos que han tenido un gran impacto en Occidente y tambi¨¦n porque recrean la naturaleza. No son pol¨ªticas, no son sociales, no son controvertidas porque, en definitiva, el impresionismo fue un movimiento burgu¨¦s que pint¨® salones, p¨ªcnics, paisajes, la casa, la familia. La verdadera revoluci¨®n que plantearon fue formal¡±.
En sus dos siglos y medio de historia, Christie¡¯s ha reflejado y moldeado los gustos y las tendencias de cada ¨¦poca. ¡°Estamos en el mercado del arte y de la informaci¨®n y debemos saber qu¨¦ tendencias est¨¢n a punto de implantarse para as¨ª entender cu¨¢les son las necesidades de nuestros clientes. Evidentemente tambi¨¦n participamos de la creaci¨®n de modas, puesto que todo aquello que presentamos cobra una gran visibilidad. Olivier Camu, especialista del departamento de impresionismo y arte moderno, puso en marcha las ventas de arte surrealista hace 16 a?os. Conoce todas las obras, a todos los coleccionistas, todos los museos, y claramente ha creado un mercado porque antes el surrealismo era solo una nota a pie de p¨¢gina del arte moderno y ahora es considerado un movimiento muy importante¡±, opina Dirk Boll, presidente de Christie¡¯s para Europa, Oriente Pr¨®ximo, Rusia e India. Helen Culver Smith, responsable del departamento de arte ruso, coincide: ¡°Es una tarea compartida. Los compradores dictan las tendencias, pero nosotros les aconsejamos y presentamos obras que quiz¨¢ desconozcan o les hayan pasado inadvertidas. En mi experiencia, he visto c¨®mo coleccionistas que solo quer¨ªan adquirir huevos de Faberg¨¦ ¨Cen estos momentos, en alza en el mercado¨C han comprendido que hab¨ªa otros joyeros imperiales como Bolin con creaciones de gran valor¡±.
Dirk Boll atribuye a la Documenta de Kassel, su ciudad natal, el origen de su pasi¨®n por el arte contempor¨¢neo ¨Cde las inmaculadas paredes de su despacho cuelgan las fotograf¨ªas de su compatriota Tobias Zielony¨C. A pesar de que este alem¨¢n de 46 a?os supervisa territorios dispares de Europa y Asia, asegura que en el comportamiento de los compradores encuentra m¨¢s similitudes que diferencias. ¡°Cuando empiezan a coleccionar, todos sienten un gran inter¨¦s por piezas que tienen que ver con su origen e historia. En los noventa, cuando los rusos irrumpieron en el mercado occidental, adquir¨ªan todo aquello anterior a 1970: arte ruso imperial, huevos de Faberg¨¦ y pinturas de Aivazovsky. Esta suele ser la v¨ªa de entrada. Y en su mayor parte, los coleccionistas permanecen toda su vida en el mismo campo de acci¨®n. Pero luego hay un determinado grupo que yo denomino l¨ªderes de opini¨®n que trascienden lo local y se preguntan: ?qu¨¦ est¨¢ comprando el MOMA?, ?qu¨¦ expone la Tate?, ?qu¨¦ persiguen los coleccionistas ?europeos o estadounidenses? En la c¨²spide del mercado se da cita un gusto global¡±, relata.
Existe un gran inter¨¦s por los libros de ciencia impulsado por los empresarios tecnol¨®gicos.
En estos momentos todos los postores, con independencia del pa¨ªs de origen, ¡°est¨¢n cada vez m¨¢s interesados en aquellas obras de arte que reflejan la sociedad que ellos mismos han vivido, por eso el arte de posguerra y contempor¨¢neo ha crecido tanto en los ¨²ltimos 20 a?os. Actualmente el arte del siglo XX representa en torno a la mitad de nuestro mercado¡±, asegura. ¡°Adem¨¢s, hoy seguimos detectando un gran inter¨¦s por los objetos: la escultura ha aumentado enormemente, y como nuestros clientes siguen necesitando decorar sus residencias, tambi¨¦n compran dise?os contempor¨¢neos y artes decorativas del siglo XX y, ocasionalmente, piezas especiales de ¨¦pocas anteriores. El coleccionismo de arte es obsesivo: cuanto m¨¢s tienes, m¨¢s quieres. Y adem¨¢s tenemos la ventaja de que se presta mejor a la acumulaci¨®n que otras ¨¢reas del consumo de lujo. ?Cu¨¢ntas residencias se pueden tener: dos, quiz¨¢ tres si eres muy rico? En cambio, s¨ª se pueden poseer 100 dibujos de Picasso¡±.
Las subastas son un espect¨¢culo sin rival. Durante la puja por un lote de pertenencias de Marilyn Monroe celebrada el 27 de octubre de 1999 en el Rockefeller Center de Nueva York, las luces se apagaron y los 1.500 asistentes ¨Centre otros, los int¨¦rpretes Demi Moore y Tony Curtis, la modelo Stephanie Seymour y el dise?ador Tommy Hilfiger¨C escucharon, una vez m¨¢s, a la actriz cantar el legendario Happy Birthday, Mr. President. El artista Cai Guo-Qiang fue el encargado de deleitar a los invitados a la primera venta de arte chino celebrada en Shangh¨¢i en 2015 con uno de sus impresionantes dibujos con p¨®lvora. Desde 2006 se puede pujar tambi¨¦n a trav¨¦s de Internet con la plataforma Christie¡¯s Live y en 2016 un tercio de los nuevos clientes pujaron exclusivamente en ventas online, que crecieron un 109%, ¡°pero las subastas presenciales son un acontecimiento, una especie de ¨®pera, y nunca desaparecer¨¢n porque son un extraordinario momento transaccional. La gente est¨¢ dispuesta a gastar m¨¢s. En ellas es m¨¢s sencillo alcanzar sumas incre¨ªbles¡±, opina Bertazzoni. ¡°De nuestra expansi¨®n digital yo destacar¨ªa el hecho de que est¨¢ propiciando que el mercado sea m¨¢s global y m¨¢s democr¨¢tico. Ya no solo se nos percibe como un lujo reservado a la ¨¦lite. Mucha gente ha decidido que es posible comprar en Christie¡¯s y disfrutar de la experiencia de una casa de subastas. Quiz¨¢ no puedan comprar un picasso por 180 millones, pero s¨ª una cer¨¢mica del malague?o por 5.000 o 6.000 euros¡±.
¡°No sigo a Kim [Kardashian]¡±, aclara muy serio David Warren. ?l solo se abri¨® una cuenta en Instagram en marzo de 2015 por motivos estrictamente profesionales. Antes de dar el paso, investig¨® durante tres meses y cont¨® con su hija de 24 a?os como principal aliada: por entonces, ella trabajaba en Vogue y fue quien le recomend¨® que replicase la estrategia de la revista de moda. Hoy tiene m¨¢s de 60.000 seguidores que despachan extasiados mensajes ante las cuidadas fotograf¨ªas de joyas que pasan por sus manos. ¡°Ha sido mi forma de abrir mercado en Oriente Pr¨®ximo y atraer el inter¨¦s de mi cada vez mayor n¨²mero de clientas en la regi¨®n. Internet y las redes sociales presentan una gran oportunidad para una casa de subastas¡±.
Meg Ford, responsable del departamento de libros y manuscritos, no puede estar m¨¢s de acuerdo. De naturaleza optimista, cree que, al igual que las subastas f¨ªsicas y las virtuales, el libro en papel y el digital convivir¨¢n en plena y, sobre todo, duradera armon¨ªa. Pero si se equivoca, tampoco ser¨¢ una mala noticia, al menos para su negocio. Al contrario. ¡°Si se cumplen los peores augurios, en un mundo puramente online los libros y manuscritos ser¨ªan cada vez m¨¢s excepcionales, as¨ª que potencialmente alcanzar¨ªan precios m¨¢s altos¡±. Pero, insiste, la tecnolog¨ªa no est¨¢ re?ida con la pasi¨®n bibli¨®fila. ¡°En estos momentos hay un inter¨¦s creciente por los libros de ciencia porque tratan temas que a los emprendedores tecnol¨®gicos les ata?en directamente y, por supuesto, ellos disponen del dinero necesario para conseguirlos¡±.
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