Pablo Motos, la hormiga obrera
Ped¨ª a Pablo Motos que me contara su vida y el resultado fue estremecedor.
-Yo -dijo- era un ni?o hiperactivo sin diagnosticar. Me pasaba la vida intentando hacer algo malo, romper algo. Una vez destrip¨¦ dos teles, dos aparatos de radio y el de m¨²sica para sacarles los altavoces, que despu¨¦s un¨ª con un cable. Quer¨ªa ver qu¨¦ pasaba al enchufarlos todos a la vez, y resulta que sonaron 30 o 40 segundos antes de reventar. Pasado el tiempo, lleg¨® un momento en el que todos mis amigos ten¨ªan tele en color, de modo que entr¨¦ en el sal¨®n de mi casa y le dije a mi padre que necesit¨¢bamos una tele en color. ?sta va bien, dijo ¨¦l se?alando la de blanco y negro. Entonces la tir¨¦ al suelo y la romp¨ª. Me pegaron, pero tuvieron que comprar una, y la compraron en color, claro. Que te pegaran resultaba doloroso, pero duraba poco en proporci¨®n a lo que consegu¨ªas, val¨ªa la pena. Para castigarme me encerraban tambi¨¦n en un cuarto trastero que acab¨® siendo para m¨ª como un segundo hogar. Me pasaba tardes enteras all¨ª, a oscuras, porque no hab¨ªa luz, y me gustaba porque inventaba historias. Hab¨ªa en aquel cuarto una bici vieja en la que me montaba y pedaleaba durante horas hacia atr¨¢s, imaginando que iba por el campo y que eleg¨ªa lugares para hacerme una casa, todo al tacto, claro, porque no se ve¨ªa nada. Mis padres no ten¨ªan dinero. Un d¨ªa, con gran esfuerzo, empapelaron la casa y dijeron que esa noche no se cenaba m¨¢s que un bocadillo de una salchicha. Yo no lo quer¨ªa, de modo que saqu¨¦ la salchicha y la aplast¨¦ bien aplastada contra la pared reci¨¦n empapelada. Lo m¨¢s que me pegaban era 30 segundos. Poco a poco empec¨¦ a entrar en un mundo muy complicado, lo que se traduce en que comenc¨¦ a delinquir. Entr¨¢bamos en las casas y rob¨¢bamos cosas que luego vend¨ªamos por ah¨ª. Un d¨ªa, en una persecuci¨®n policial muri¨® el Tani, un amigo, fue un d¨ªa dram¨¢tico. Pens¨¦ en mis amigos y me di cuenta de que los que no estaban en la c¨¢rcel estaban muertos, y me lo empec¨¦ a pensar. De todos modos, lo que a m¨ª me centr¨® fue que me compraron una guitarra. Para aprender a tocar iba a la peluquer¨ªa de un gitano al que ten¨ªamos por un semidi¨®s porque hab¨ªa tocado una vez con Manolo Escobar. Entre corte de pelo y corte de pelo me ense?aba cosas. Hab¨ªa all¨ª una chica, hija suya, de la que estaba enamorado. Yo llegaba del colegio a la una y ¨¦se era el momento m¨¢s importante del d¨ªa porque la Mari atravesaba la pelu a esa hora y me sonre¨ªa o no me sonre¨ªa, y de esto depend¨ªa c¨®mo era el resto del d¨ªa. Los domingos me incorporaba a las juergas flamencas del peluquero y sus amigos. Pod¨ªamos estar tocando la guitarra 12 horas seguidas o m¨¢s. Nos d¨¢bamos superg¨¦n en las u?as, porque si no saltaban enteras, de arriba abajo. Nos pon¨ªamos en cada u?a un pegote de superg¨¦n para que aguantaran y luego lo recort¨¢bamos para darle forma. Durante aquellas horas en las que toc¨¢bamos y toc¨¢bamos sin parar, yo miraba a la Mari. Un d¨ªa grab¨¦ una cinta de 120 minutos, 60 por cada lado, diciendo "quiero a la Mari, quiero a la Mari, quiero a la Mari...". Nunca me atrev¨ª a darle un beso, aunque un d¨ªa le dije que me gustaba y me despreci¨® y dej¨® de atravesar la peluquer¨ªa a la una durante un tiempo. Iba al cole con poco provecho. Aprend¨ª mucho, en cambio, de los gitanos. Hay una actitud de los gitanos frente a la vida, que ellos llaman "ser flamenco", que fue muy importante en mi formaci¨®n. Casi sin darme cuenta me convert¨ª en un virtuoso de la guitarra y empec¨¦ a ense?ar a otros. Un d¨ªa se me present¨® un pijo que quer¨ªa que le diera clases. Era hijo de un m¨¦dico ilustre de la zona de Requena (Valencia), donde viv¨ªamos. Aquello me cambi¨®. Me di cuenta de que quer¨ªa ser como ¨¦l, de que quer¨ªa tener sus Levi's, su equipo de m¨²sica, de que quer¨ªa llevar su vida. Y me lo dije as¨ª, con estas palabras: "Yo quiero ser un pijo". Hice un cambio incre¨ªble en mi vida, pasando de ser un delincuente a un t¨ªo que daba clases de guitarra y que actuaba de disc jockey en la discoteca de Requena. Me convert¨ª en un profesor de prestigio. La nuclear de Cofrentes, que estaba all¨ª al lado, hizo ricos a todos, cambi¨® radicalmente el pueblo, y la demanda de clases era cada vez mayor. Me contrataron para dar clases en la Escuela Americana, adonde acud¨ªa gente de todo el mundo. Me convert¨ª en un se?or respetable y vi que eso me gustaba mucho. Un d¨ªa, para promocionar la discoteca, hicimos una hora de radio en la emisora del pueblo, Radio Requena. ?se fue mi primer contacto con la radio y me enamor¨®, la radio me enamor¨®. Consegu¨ª que me dejaran hacer una hora de radio a la semana e intent¨¦ hacerlo bien. Yo hab¨ªa hecho formaci¨®n profesional en la rama de electricidad, pero de mala manera, de forma que mi incultura era patente. De repente, descubr¨ª a los mejores de la radio, a I?aki Gabilondo y a Luis del Olmo. Escuch¨¢ndoles comprend¨ª lo que significaba no haber estudiado. Entonces cog¨ª un diccionario y empec¨¦ a leerlo desde el principio, aprendi¨¦ndome todas las palabras y su significado por orden alfab¨¦tico, porque quer¨ªa hablar con la propiedad con la que hablaban I?aki y Luis. Llevaba un a?o en este plan cuando alguien me regal¨® un diccionario de sin¨®nimos y ant¨®nimos que me deslumbr¨®. Me parec¨ªa incre¨ªble la posibilidad de decir las cosas de cuatro o cinco formas distintas. Honradez, decencia, honestidad, integridad, rectitud, probidad... Con el tiempo me hicieron director de Radio Requena, lo que significaba que era el comercial, el que hac¨ªa el programa de la ma?ana, el que barr¨ªa las oficinas y el que pagaba a los empleados. Ten¨ªa entonces 18 o 19 a?os. En Radio Requena consegu¨ª muchas cosas: que todos los equipos fueran de buena calidad, por ejemplo, y que todo el mundo cobrara a fin de mes, porque yo era un buen comercial y captaba anunciantes, de modo que enseguida empez¨® a entrar dinero en la emisora. Y en ese momento, cuando estaba en la cumbre, va mi padre y dice que aqu¨¦l no era un trabajo serio porque no ten¨ªa seguridad social. Te voy a dar yo uno de verdad, dijo, y me meti¨® de limpiacristales en el hospital en el que ¨¦l trabajaba de cocinero. As¨ª que por las ma?anas era el director de Radio Requena, y por la tardes, limpiacristales. Por la ma?ana viv¨ªa el ¨¦xito vestido con traje y corbata, y por la tarde, el fracaso con un mono azul. A veces, por la tarde me encontraba con clientes de la radio a los que hab¨ªa atendido durante la ma?ana en mi despacho, y me mor¨ªa de verg¨¹enza. Hab¨ªa d¨ªas en los que por la ma?ana estaba triste y la gente no sab¨ªa por qu¨¦: era porque estaba lloviendo y los cristales se ensuciaban m¨¢s y yo estaba m¨¢s expuesto a las miradas de los otros. Ten¨ªa que hacer dos plantas diarias. Limpiaba las puertas de la entrada a toda velocidad para que no me vieran. All¨ª descubr¨ª el humor. Cuando dej¨¦ de tom¨¢rmelo en serio, se alivi¨® el sentimiento de humillaci¨®n. En ¨¦stas, un d¨ªa me llaman de Radio Nacional de Utiel ofreci¨¦ndome Seguridad Social y m¨¢s dinero, de modo que dej¨¦ Radio Requena. Se me llenaba la boca diciendo que trabajaba en Radio Nacional de Utiel. Pero all¨ª fue donde me dije que nunca m¨¢s volver¨ªa a moverme s¨®lo por dinero. Yo estaba muy unido sentimentalmente a la gente de Radio Requena y me di cuenta de que en Radio Utiel no me quer¨ªan a m¨ª, sino mi cartera de anunciantes. Lo cierto es que empezaban a salirme muy bien los programas de radio y todo el mundo me dec¨ªa que ten¨ªa que irme a Valencia. As¨ª que grab¨¦ unas cintas con idea de llevarlas a todas las emisoras de Valencia. Empec¨¦ por Onda Cero, donde me recibi¨® una de las personas m¨¢s importantes de mi vida: Alo Montesinos, que era el director. Pas¨¦ en aquella entrevista tanto miedo, que cuando sal¨ª decid¨ª que no iba a ninguna emisora m¨¢s, ni a la SER ni a la Cope, que estaban en la lista de las que hab¨ªa pensado visitar. Al poco, sin embargo, Alo me llam¨® y me pregunt¨® si me ir¨ªa a Onda Cero cobrando la mitad de lo que ganaba en Radio Utiel. Le dije que s¨ª y me fui a Valencia, donde enseguida empezaron a llamarme "el de la manta", porque me quedaba en la emisora por la noche, estudiando, ten en cuenta que yo no sab¨ªa nada, ni siquiera qui¨¦n era qui¨¦n, y ten¨ªa que fingir todo el rato que sab¨ªa m¨¢s de lo que sab¨ªa. A eso de las cinco de la madrugada dorm¨ªa en la manta unas horas, luego hac¨ªa el programa de la ma?ana, me iba a casa, me duchaba y volv¨ªa... Pero no s¨¦, t¨² ver¨¢s. Si voy deprisa o me enrollo en asuntos que no interesan, me lo dices.
Es f¨¢cil hacer da?o a un guionista. hay que saber decir no
Me dije que quer¨ªa ser un pijo. pas¨¦ de delincuente a dj
Tengo la conciencia de que todo esto es un espejismo
El ¨¦xito te da un sentimiento incre¨ªble de levitar
Le digo que es todo muy interesante, pero que quiz¨¢ convendr¨ªa ir resumiendo, porque es para una revista, no para un libro. Y el resumen es que a partir de ah¨ª todo es una sucesi¨®n de ¨¦xitos: empez¨® a colaborar con Julia Otero, que hac¨ªa entonces el programa estrella de la radio de tarde (Las tardes de Julia), y triunf¨®. Luego salt¨® a Madrid para hacer El Club de la Comedia para Canal + y triunf¨®. Le encargaron sacar adelante La noche de Fuentes y triunf¨®. Puso en marcha cinco obras de teatro y triunf¨®... Y en ese momento, cuando se encontraba en pleno triunfo personal, ganando m¨¢s dinero del que hab¨ªa so?ado nunca y siendo m¨¢s famoso de lo que hab¨ªa sido capaz de imaginar en el cuarto oscuro, sobre la bicicleta vieja, se dio cuenta de que no era feliz y regres¨® a la radio. Por aquella ¨¦poca, Gomaespuma abandonaba el programa m¨ªtico que hac¨ªa en M-80, y la SER ofreci¨® a Motos cubrir el hueco; all¨ª se fue y triunf¨® con No somos nadie. En la radio form¨® el n¨²cleo duro de guionistas y colaboradores que luego se llevar¨ªa a Cuatro a El hormiguero y con los que trabaja actualmente: Juan y Dami¨¢n, que interpretan a Trancas y Barrancas; Juan Herrera, un hombre maduro, de talento extra?o, que re¨²ne los saberes m¨¢s raros y marginales que quepa imaginar; Marron, el tipo desgarbado de El efecto mariposa; Raquel, con la que interpreta la secci¨®n Se va a liar parda. A ellos se incorporar¨ªan tambi¨¦n los magos Luis Piedrah¨ªta y Jandro, o Flipy, el cient¨ªfico loco, adem¨¢s de El hombre de negro, del que s¨®lo sabemos que va de negro. Tambi¨¦n est¨¢ Laura, claro, su mujer, que lo acompa?a desde los tiempos de Valencia, actuando en ocasiones como productora y a veces como compa?era de micr¨®fono, pero tambi¨¦n como guionista y coordinadora de guionistas. De Laura dice que le ha salvado la vida porque ¨¦l es muy dado a los excesos y ella tiende a ponerle l¨ªmites.
-Laura -a?ade- es mejor persona que yo, m¨¢s tranquila que yo, m¨¢s sensata, y me ha salvado la vida varias veces. Mira, la primera vez que hice dinero de verdad fue gracias a las campa?as de publicidad de un t¨ªo que fabricaba chicles adelgazantes. Pas¨¦ de ganar 80.000 pesetas a ganar 2 millones. Pero el t¨ªo me estaf¨® y desapareci¨® dej¨¢ndome en la ruina. Pas¨¦ de vivir como un rey a deber 30 millones a la emisora de radio. Como me hab¨ªa robado el futuro, decid¨ª buscarlo y matarlo. La filosof¨ªa de este t¨ªo era c¨®mprate un ¨¢tico para mirar a la gente desde arriba, y un buen reloj, que es el signo del ¨¦xito. Yo sab¨ªa que viv¨ªa en Barcelona, en un ¨¢tico del paseo de Gracia, y hab¨ªa pensado arrojarlo a la calle desde all¨ª. Pero Laura me salv¨® de hacer aquel disparate. Recuerdo que me quedaban en el banco 200.000 pesetas y que me gast¨¦ 170.000 en un Cartier. Ahora, cada vez que miro el reloj, me acuerdo de lo f¨¢cil que es arruinarse en unas horas, me acuerdo tambi¨¦n de d¨®nde vengo cada vez que miro la hora; as¨ª que cuando me va bien, me regalo un reloj.
-?Y qu¨¦ pas¨® con los 30 millones?
-Correspond¨ªan a publicidad contratada; la emisora me perdon¨® 10, y el resto lo fui pagando poco a poco.
Pablo Motos es un hombre menudo y atl¨¦tico. Su brazo, al tacto, parece un trenzado de cables de acero. Sin embargo, hubo una ¨¦poca de su vida en la que s¨®lo era menudo. Quiz¨¢ una de las cosas que imaginaba mientras pedaleaba hacia atr¨¢s en la bicicleta del cuarto oscuro era convertirse en atleta. De ser as¨ª, tambi¨¦n ese sue?o se ha cumplido, pues al poco de que comenzara a hacer El hormiguero, Men's Health, una conocida revista dedicada al cuidado masculino, le propuso someterse a un programa de alimentaci¨®n y ejercicio f¨ªsico con el que le aseguraron que su cuerpo cambiar¨ªa radicalmente en cuatro meses. Motos acept¨® el reto y a los cuatro meses fue portada de la revista: tan espectacular hab¨ªa sido la transformaci¨®n. Durante ese tiempo modific¨® sus h¨¢bitos. Dej¨® de comer hidratos por la noche y comenz¨® a tomar prote¨ªnas.
-Empec¨¦ tambi¨¦n a beber agua -a?ade-, dos litros al d¨ªa, y de repente mi vida entera desapareci¨® y apareci¨® una nueva, con sus cosas malas, que tambi¨¦n las tiene, porque cuando te metes en esto nadie te dice, por ejemplo, que vas a estar con agujetas no un d¨ªa ni dos, sino semanas enteras. ?Recuerdas cuando en la adolescencia te dol¨ªa el cuerpo y tu madre te dec¨ªa que era el "estir¨®n"? Pues es m¨¢s o menos as¨ª. El cuerpo cambia con dolor. El entrenador me dec¨ªa que disfrutara del sufrimiento porque el sufrimiento era bueno. En los primeros d¨ªas multiplicas tu fuerza por dos, lo que resulta muy estimulante. La ropa te cae bien, te cae bien todo lo que te pones, y la cabeza te funciona mejor. Yo consegu¨ª, por ejemplo, no gritar en el plat¨®. Cuando un presentador grita en el plat¨®, todo el mundo lo odia. Primera norma: no hay que gritar jam¨¢s en el plat¨®. Otro de los peligros de esto es que te atrapa tanto, que te conviertes en un friki del ejercicio f¨ªsico y de la alimentaci¨®n, o sea, que de esto no se sale normal.
Para demostrarme que de esto no se sale normal, Motos me lleva al despacho que tiene en una habitaci¨®n de su casa, abre un armario empotrado y me muestra una colecci¨®n completa de parafarmacia donde hay prote¨ªnas en bote, y cajas y cajas de omega?10, resveratrol, ginseng, melatonina... El resveratrol, me dice, es el antioxidante m¨¢s fuerte de los conocidos. Veo tambi¨¦n complejos vitam¨ªnicos y c¨¢psulas para la memoria muy populares, por lo visto, entre la gente del teatro. Mientras yo leo, fascinado, la tapa de los envases, Motos me explica los mecanismos del envejecimiento y el papel que cumplen en ¨¦l las sirtuinas, unas enzimas muy de moda que regulan los procesos metab¨®licos. Antes de cerrar las puertas que guardan aquel tesoro, me regala una caja de Ginkgo Biloba y otra de Berocca, las dos para la memoria, adem¨¢s de un par de botes de melatonina, la famosa hormona del sue?o.
Un d¨ªa en la compa?¨ªa de Pablo Motos equivale a una semana en la de una persona normal. Se levanta al l¨ªmite, desayuna al l¨ªmite, entrena al l¨ªmite, vive las reuniones de El hormiguero al l¨ªmite, se concentra una hora antes de empezar el programa al l¨ªmite, se angustia antes de salir a escena al l¨ªmite, y desea hasta la locura que se vaya la luz en toda Espa?a para que nadie vea ese d¨ªa la televisi¨®n. Pero la luz no se va, y aparece una noche y otra en directo y hace, al l¨ªmite, el mejor programa de entretenimiento familiar de la parrilla. Por la noche vuelve a casa al l¨ªmite y se acuesta al l¨ªmite y duerme al l¨ªmite y sue?a al l¨ªmite.
Tambi¨¦n cuida a su gente al l¨ªmite.
-Es muy f¨¢cil hacer da?o a un guionista -dice-, un "no" a una idea es un pu?etazo a la autoestima. Hay que saber gestionar el "no", y uno de los modos de hacerlo es exponerse, yo me expongo como ellos. A m¨ª me molesta mucho la gente que dice "no", y resulta que en este equipo me ha tocado a m¨ª hacer ese trabajo. Pero si me dicen que no es posible un proyecto de iluminaci¨®n, yo lo llevo a cabo, si me dicen que el sonido no se puede mezclar mejor, yo demuestro que s¨ª. En cuanto a las ideas, hay que observarlas desde fuera. Hay una cosa que llamamos "chistes de guionistas", que son aquellas historias con las que ellos se mueren de risa, pero cuya gracia est¨¢ ligada s¨®lo a ese momento. Si no distingues un chiste de guionista de una buena idea, est¨¢s perdido. Con las ideas malas tambi¨¦n has de llevar cuidado. A lo mejor una idea que no est¨¢ bien del todo acaba saliendo a base de darle vueltas.
-?Qu¨¦ pasa cuando un guionista atraviesa una racha de sequ¨ªa?
-Cuando un guionista est¨¢ en baja forma, se le deja en paz, cero presi¨®n. Si le aprietas, no se le ocurre una idea buena en un mes. Todos pasamos por esas etapas. Lo bueno de mi equipo es que cuando hay alguien en esa situaci¨®n no se nota porque el resto del?equipo lo suple. Y aqu¨ª no se le grita a nadie, no se discute nada de malas maneras.
-Cuando te dan una buena idea, ?preguntas de qui¨¦n es?
-No, no lo pregunto porque no sabemos a qui¨¦n pertenece. A lo mejor alguien ha tenido una idea mala que ha evolucionado a una idea buena. Para que veas la importancia que le doy al trabajo de equipo, cada d¨ªa, en los cr¨¦ditos, sale un guionista como n¨²mero uno del equipo, y van rotando.
-En cuanto a la fama...
-La fama... Si un s¨¢bado sales de compras, al volver a casa te has hecho cien fotos con la gente. Si en vez de mirar lo inc¨®modo que es piensas que le has arreglado el d¨ªa a alguien, cuesta menos. Me gusta ver el rostro de la gente enganchada a El hormiguero y hacerles felices con un aut¨®grafo para sus hijos. Tambi¨¦n es cierto que al final acabas saliendo menos de casa. La fama sirve para que te hagan la vida m¨¢s f¨¢cil que a los dem¨¢s. Si vas a un hospital y no hay camas, al cuarto de hora hay camas. Tuve un problema con el ADSL y me lo arreglaron en dos d¨ªas. Te ven en turista en un avi¨®n y te pasan a primera. En una discoteca, en Valencia, me puse a la cola, y los que estaban delante de m¨ª me dijeron que qu¨¦ era eso de hacer cola y me obligaron a pasar el primero. La tele te da la oportunidad, si eres feo, de convertirte no en una persona guapa, pero s¨ª atractiva. Se te acercan las mujeres m¨¢s despampanantes con cara de admiraci¨®n. Pero es todo un espejismo. Tengo, d¨ªa a d¨ªa y minuto a minuto, la conciencia de que todo esto es un espejismo. Se trata de una etapa que vivir¨¦ y luego regresar¨¦ a la normalidad.
-?Qu¨¦ es la normalidad?
-La normalidad es la radio.
Motos es asm¨¢tico, as¨ª que de vez en cuando saca el Ventol¨ªn del bolsillo y se aplica una raci¨®n de broncodilatador. Tambi¨¦n utiliza con frecuencia un inhalador nasal. Acaba dando la impresi¨®n de que tiene que ganarse el ox¨ªgeno con un esfuerzo suplementario, como si respirara al l¨ªmite tambi¨¦n.
-Un d¨ªa -me cuenta-, al mes de comenzar el programa de M-80, por puro estr¨¦s, supongo, estaba en casa y comenc¨¦ a respirar mal. Cada vez que respiraba cog¨ªa menos aire. Supe que me iba a morir. Entonces entr¨® Laura por casualidad en la habitaci¨®n y yo le dije con un hilo de voz: "Hospital". Dispon¨ªa del ox¨ªgeno justo para pronunciar esa palabra, si hubiera tenido que pronunciar dos, me habr¨ªa muerto. Me meti¨® en el ascensor, cogimos un taxi que apareci¨® milagrosamente a la puerta de casa y entr¨¦ en urgencias, donde me dieron un pinchazo de Urbas¨®n en el pecho. Me pusieron tambi¨¦n ox¨ªgeno y me dejaron en una sala donde hab¨ªa un se?or en una silla de ruedas mir¨¢ndome. Como no notaba ninguna mejor¨ªa, dije: ?Hostias, qu¨¦ muerte m¨¢s absurda! Y entonces, de repente, entr¨® una bocanada de ox¨ªgeno y comprend¨ª que el ox¨ªgeno era la hostia. No sabes lo que es darte cuenta de lo puta madre que es respirar.
-?La audiencia es ox¨ªgeno?
-Una audiencia baja es como quedarse sin ox¨ªgeno. Te quedas sin energ¨ªas. Como si te hubieran puesto encima un peso de 80 kilos. El ¨¦xito da unas energ¨ªas sin l¨ªmite, un sentimiento de levitaci¨®n incre¨ªble.
Motos dice que se deprime los fines de semana, pero no hay que creerle porque al poco te cuenta que las mejores ideas se le ocurren los domingos por la ma?ana.
-?C¨®mo es tener una idea?
-Como quedarse embarazado. Al principio no sabes si es buena o no. Pero cuando aparece una idea, yo s¨®lo vivo para ella, s¨®lo hablo de ella, dedico todo mi tiempo a ella. Y al final se convierte en una realidad.
Al despedirme, despu¨¦s de una jornada agotadora y feliz, tuve la impresi¨®n de que Pablo Motos no se hab¨ªa bajado de aquella bicicleta del cuarto oscuro de su casa y en la que pedaleaba al rev¨¦s (y al l¨ªmite) imaginando que pasaba por lugares donde le saludaban mujeres hermosas y le ped¨ªan aut¨®grafos, donde era un atleta, donde se hac¨ªa casas grandes y luminosas, donde ten¨ªa su propia productora de televisi¨®n... Lleva cuidado con lo que deseas en la juventud, porque lo tendr¨¢s en la edad madura.
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