Yo tambi¨¦n acuso
Las autoridades no pueden faltar a su obligaci¨®n de proteger a los discapacitados
Quede claro que esa es mi intenci¨®n a partir de ahora: acusar a todas las Administraciones, locales, auton¨®micas y estatales, del abandono progresivo de su obligaci¨®n constitucional (art¨ªculo 49) de proteger a los m¨¢s indefensos, a los m¨¢s d¨¦biles, a los que no tienen voz ni muchas veces voto. Y no solo escribo en nombre de todos los discapacitados, sino muy especialmente del eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de esa ya fr¨¢gil cadena: los afectados severamente cuyas posibilidades no pasan ni por talleres ni por inserciones laborales porque lo urgente, en su total dependencia, es mantenerse vivos un d¨ªa tras otro.
Acuso a los partidos pol¨ªticos de mentir sin ning¨²n pudor con lo que llaman ¡°gasto social¡±, que deber¨ªan administrar atendiendo a criterios de prioridad y justicia.
Mienten porque aseguran una y otra vez que no ha habido recortes en ese sector cuando la verdad es que han sido dr¨¢sticos e injustos.
Minti¨® el Gobierno de Zapatero cuando con buena intenci¨®n, pero sin presupuesto, improvis¨® una ley de dependencia imposible.
Minti¨® el Partido Popular que se comprometi¨® con esa ley cuando la realidad es que ha sido quien le dio la puntilla definitiva.
Minti¨® el Gobierno de Madrid presidido por Gallard¨®n cuando se invent¨® una ¡°red p¨²blica¡± de centros que no fue otra cosa que la incautaci¨®n de los ya creados por asociaciones de familiares que dejaron de controlar su propia obra para someterse a las directrices del Gobierno regional, que tuvo que rectificar muchos disparates tras una manifestaci¨®n de sillas de ruedas en la Puerta del Sol rodeada por la polic¨ªa.
Mienten cuando hablan de la dignidad de los discapacitados porque con el dinero que hoy se invierte ¡ªse invierte, no se gasta¡ª es imposible dar una atenci¨®n de calidad m¨ªnima a los afectados y, de seguir as¨ª, las instituciones que hoy trabajan para ellos tendr¨¢n que elegir entre cerrar sus puertas o convertirse en tristes aparcamientos y no en centros de rehabilitaci¨®n.
Mienten cuando hablan de la igualdad de todos los espa?oles porque cada comunidad aut¨®noma maneja sus propios presupuestos creando situaciones de verdadero agravio comparativo.
Mienten cuando hablan de un servicio p¨²blico porque en muchas comunidades la gesti¨®n de estos centros se hace mediante concursos con empresas privadas cuyo ¨¢nimo, naturalmente, es de lucro y aqu¨ª cada euro de beneficio es una disminuci¨®n de atenci¨®n, servicios o inversiones que se hurtan a los discapacitados.
Mienten porque elaboran planes desde despachos desconociendo en la mayor¨ªa de los casos la terca realidad y sin dejar que les asesoren.
Mienten porque ignoran las enormes diferencias que hay entre lo que ellos llaman gen¨¦ricamente discapacitados; ignoran ¡ªo eso parece¡ª el grado de dependencia real que es absolutamente fundamental y, sobre todo, las patolog¨ªas asociadas que en muchas ocasiones son m¨¢s graves que la propia minusval¨ªa.
Les acuso ¡ªy esto es muy grave¡ª de haber hecho de esta dolorosa realidad un eslogan de campa?a, un arma pol¨ªtica y una promesa para airear y no cumplir.
Es hora de desenmascarar tanta palabrer¨ªa hueca: el d¨¦ficit previsto se dispara y el cierre de centros concertados es una amenaza real y pr¨®xima. Pero los responsables pol¨ªticos insisten una y otra vez en negar los recortes. Y una vez m¨¢s, mienten y podr¨ªa dar cifras que lo demuestran.
Es significativo destacar que con el ¨²ltimo acuerdo marco/tr¨¢gala firmado con la Comunidad de Madrid, a los discapacitados se les divide en tres ¡°lotes¡± (sic) y en el primero ¡ªque es el que menos recibe¡ª est¨¢n los f¨ªsicos y con ellos, en el mismo ¡°lote¡±, nuestras chicas y chicos que no hablan, no andan, no mastican ni comen solos, no controlan sus necesidades fisiol¨®gicas, muchos tienen crisis de car¨¢cter epil¨¦ptico y graves patolog¨ªas respiratorias y visuales. Naturalmente la inclusi¨®n de estos discapacitados en el ¡°lote 1¡± es un fraude absoluto adem¨¢s de una ofensa.
Y esta es la verdad hoy. Es as¨ª de sencillo: no llegamos a fin de mes. Pero nadie parece interesado en reconocer el disparate. Cuando se encuentren con el problema ya consumado de hacerse cargo de cientos de discapacitados, entonces empezar¨¢n los parches. Pero esto no se arregla as¨ª: o se hace una planificaci¨®n seria y real o la sociedad espa?ola se ver¨¢ abocada a se?alar con el dedo ¡ªuna vez m¨¢s¡ª a unos gestores que faltan a la verdad, incumplen con sus obligaciones y carecen de sensibilidad social. Ellos ver¨¢n.
?Andr¨¦s Aberasturi, periodista, es presidente de la Fundaci¨®n Nido.
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