El coste humano de la renovaci¨®n urbana de Bogot¨¢
La alcald¨ªa ha recibido un aluvi¨®n de cr¨ªticas por el trato que han recibido las personas desalojadas de un barrio conflictivo

Las lecturas juveniles de Alberto L¨®pez de Mesa parec¨ªan una premonici¨®n de lo que ser¨ªa su vida algunos a?os despu¨¦s: Huckleberry Finn, Oliver Twist o Los Miserables ocupaban un lugar privilegiado en su estanter¨ªa. ¡°F¨ªjate qu¨¦ callejeros¡±, dice frente a un caf¨¦ en un bar del barrio Chapinero, su favorito de Bogot¨¢. Alberto vivi¨® en la calle durante 12 a?os como consecuencia del consumo de drogas, ahora lleva casi un a?o limpio y fuera de las calles.
Bogot¨¢ tiene un centro hist¨®rico colonial bonito pero peque?o, y lo que lo rodea est¨¢ en gran estado de abandono y seg¨²n qu¨¦ d¨ªas de suciedad. Los habitantes de calle, t¨¦rmino usado para desterrar desechable como sin¨®nimo de vagabundo, y consumidores de drogas se encuentran en cualquier punto y en cualquier situaci¨®n, desde consumiendo hasta haciendo sus necesidades. El proyecto de renovaci¨®n urbana de Bogot¨¢ ha recibido un mar de cr¨ªticas, sobre todo desde la intervenci¨®n del Bronx, un foco de suciedad, drogas y delincuencia, por la deficiente atenci¨®n que han recibido las personas vulnerables que se encontraban dentro.
Uno de los problemas a los que se enfrenta Bogot¨¢ es la existencia de ollas ¡ªzonas de expendio de drogas¡ª en varias zonas de la ciudad. Johan Avenda?o, ge¨®grafo de la Universidad Central y especialista en an¨¢lisis de pol¨ªticas p¨²blicas, explica la creaci¨®n de estos espacios con la llegada a la ciudad a mediados del siglo pasado de poblaciones populares que se asentaron en lo que hasta entonces eran barrios de ¨¦lites que se fueron hacia el norte y cuyas casas fueron subdivididas y sobreocupadas. ¡°Asociado a ese uso intensivo se empiezan a vincular en el imaginario, no tanto en la realidad, a actividades ilegales¡±, a?ade.
La intervenci¨®n en el Bronx
El Cartucho fue la primera olla de Bogot¨¢ y en 1999 fue desalojada durante el primer mandato del actual alcalde Enrique Pe?alosa. Alberto iba espor¨¢dicamente. ¡°Yo todav¨ªa ten¨ªa una vida social activa, controlaba la droga porque estaba en una etapa que la llaman t¨¦cnicamente de funcionalidad¡±, cuenta. Tras el desalojo del Cartucho, otra olla de menor tama?o que ya exist¨ªa al otro lado de la calle, se potenci¨®. Era el Bronx. ¡°Como consecuencia de la cosa, para d¨®nde se van los j¨ªbaros ¡ªvendedores de droga¡ª y para d¨®nde nos vamos los callejeros: al Bronx. Y aquello empieza a volverse un emporio incre¨ªble¡±, recuerda Alberto.

El 28 de mayo de 2016 Alberto hab¨ªa salido de uno de los centros de paso que ofrece la Secretar¨ªa de Integraci¨®n Social para los habitantes de calle. ¡°Acababa de pasar ocho d¨ªas en el hospital por una anemia tenaz y ese d¨ªa yo ten¨ªa mi platica y dije: '?Voy a consumir un rato!¡±. Su intenci¨®n era entrar al Bronx, donde pasaba el tiempo desde 2009, a fumar basuco, una droga procedente de la base de la coca¨ªna, de ah¨ª su nombre, muy destructiva y adictiva. De camino vio c¨®mo se bajaban polic¨ªas de camiones de reparto. ¡°Ellos me ve¨ªan que yo ven¨ªa bien vestidito, llevaba d¨ªas de reposo y no se metieron conmigo. Yo pens¨¦. ¡®Hijueputa no puedo entrar, ?operativo!¡¯. Fue verraqu¨ªsimo¡±.
Uno de los problemas a los que se enfrenta Bogot¨¢ es la existencia de ollas ¡ªzonas de expendio de drogas¡ª en varias zonas de la ciudad
A la Ele, como tambi¨¦n eran conocidas estas tres calles, ese d¨ªa entraron 2.250 polic¨ªas, fiscales, y miembros del Cuerpo T¨¦cnico de Investigaci¨®n (CTI), todo rodeado por un anillo de seguridad del Ej¨¦rcito. Lo que se encontraron dentro ocup¨® portadas de peri¨®dicos y trascendi¨® las fronteras colombianas. ¡°Hab¨ªa evidencia de explotaci¨®n sexual de menores, instrumentalizaci¨®n de habitantes de calle, asesinato de manera selectiva, y otros delitos como tr¨¢fico de armas, receptaci¨®n de objetos hurtados, tr¨¢fico al por mayor de sustancias estupefacientes, prostituci¨®n a gran escala y era una zona donde las autoridades no ten¨ªan control territorial¡±, enumera Daniel Mej¨ªa, Secretario de Seguridad del Distrito.
Las razones para entrar en el Bronx se sustentan en tres objetivos: retomar el control territorial de la zona para acabar con el microtr¨¢fico, restablecer los derechos de los habitantes de calle y menores del lugar, y finalmente, el proyecto de renovaci¨®n urbana. Existe unanimidad en que era necesario terminar con los delitos que se comet¨ªan en El Bronx, pero la Alcald¨ªa ha recibido muchas cr¨ªticas por la manera en la que fue gestionada la atenci¨®n a los habitantes de calle que salieron del lugar y porque tras la intervenci¨®n hubo una di¨¢spora de estas personas por toda la ciudad.
Proceso de renovaci¨®n urbana
Muchas cr¨ªticas comparan la intervenci¨®n en El Cartucho con la de El Bronx. Alberto tiene claro cu¨¢les fueron las razones para intervenir la primera olla en 1999. ¡°A Pe?alosa le interesaba desalojar la zona, es un discurso del corte de la gentrificaci¨®n: yo dejo que eso se deteriore, el precio de la tierra me baja y cuando yo los tenga los pongo al precio que quiera¡±. Son las mismas cr¨ªticas que est¨¢ recibiendo la alcald¨ªa por la intervenci¨®n en el Bronx, unido a la poca respuesta con los habitantes de calle.
Marcela Tovar, directora del Centro de Pensamiento y Acci¨®n y la Transici¨®n (CPAT), comparte la opini¨®n. En un informe de su organizaci¨®n llamado Despu¨¦s del Bronx se recoge la variaci¨®n del precio del suelo de El Cartucho: ¡°La compra de predios que se dio a partir de 1999 se realiz¨® a un valor de menos de 400.000 pesos de hoy (unos 130 euros) por metro cuadrado de suelo¡±, por su parte, y seg¨²n datos de la Unidad Administrativa Especial de Catastro Distrital, ¡°los actuales valores de referencia del suelo alcanzan un valor de 4,7 millones de pesos (1.547 euros) en la zona sin desarrollar y de 10,5 millones pesos por metro cuadrado en la zona comercial construida (3.457 euros)¡±.

Por lo tanto, es evidente que la zona en la que hoy se encuentra el Parque Tercer Milenio ha sido exitosa en materia de valorizaci¨®n del suelo, pero no tanto en materia de recuperaci¨®n y uso efectivo de los espacios, as¨ª como en el tratamiento humano a las personas que hac¨ªan uso de ese suelo antes de la intervenci¨®n. Adriana Lloreda, de la ONG Parces, asegura que nadie utiliza ese parque: ¡°A m¨ª me parece muy importante que una ciudad cuente con parques, Bogot¨¢ apenas tiene, pero este no se utiliza. No s¨¦ por qu¨¦, no s¨¦ si existe una estigmatizaci¨®n en el imaginario de las personas y la gente siente que es muy peligroso¡±.
El proyecto que existe para el espacio que ocupaba el Bronx comprende la construcci¨®n de viviendas, locales comerciales, la nueva Alcald¨ªa Local del barrio de Los M¨¢rtires y se contempla una sede del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Avenda?o asegura que en esta zona de Bogot¨¢ se va a producir ¡°una gentrificaci¨®n que va a tener que buscar un t¨¦rmino complementario porque no es solamente el regreso de la ¨¦lite en t¨¦rminos f¨ªsicos, all¨ª vamos a tener posiblemente una gentrificaci¨®n que yo denomino comercial¡±.
Ventanas rotas
Se teme que con el desalojo del Bronx la gente que viv¨ªa y consum¨ªa ah¨ª se dirija a otras zonas de la ciudad y se potencien otras ollas que ya existen. En el Bronx operaban siete ganchos ¡ªorganizaciones expendedoras de droga ¡ª cuyos l¨ªderes no han sido capturados. El secretario de Seguridad lo explica diciendo que dos de los l¨ªderes fueron detenidos hace m¨¢s de un a?o y que uno fue puesto en libertad y el otro se encuentra en arresto domiciliario. Sin embargo, quedan otros cinco que no han sido procesados. El d¨ªa de la intervenci¨®n se detuvo a 21 personas que hoy en d¨ªa se encuentran en prisi¨®n.
¡°Veo que funciona a manera de una red, tiene jerarqu¨ªas, estructuras, y por eso haberlo acabado f¨ªsicamente es una soluci¨®n de payasos¡±, asegura Avenda?o. Esas redes, que no han sido desmanteladas, probablemente encuentren un nuevo Bronx en el que operar. Ah¨ª es donde surgen las dudas sobre la verdadera intenci¨®n de la alcald¨ªa al intervenir estos espacios, tan cercanos al centro. Avenda?o cree que el acalde Pe?alosa ¡°busca este lugar porque cruza avenidas principales, es el eje de uno de los comercios m¨¢s fuertes que tiene Bogot¨¢, y hab¨ªa que sacarle una renta al suelo, pero con viciosos, prostitutas, todas las cosas que siempre han estado, pues no lo pod¨ªan desarrollar¡±.
El Bronx era un barrio sin ley. Hab¨ªa evidencia de explotaci¨®n sexual de menores, asesinatos y? tr¨¢fico de armas entre otros muchos delitos
Daniel Mej¨ªa reconoce que, de alguna manera, la pol¨ªtica de recuperaci¨®n del espacio p¨²blico se apoya en la teor¨ªa de las ventanas rotas. Asegura que el mantenimiento de los espacios de la ciudad limpios y cuidados reduce las tasas de vandalismo y criminalidad. ¡°La gente dice que el desorden y la falta de iluminaci¨®n no generan crimen, no estoy tan seguro de eso, y la percepci¨®n se ve afectada mucho. Que no existan evaluaciones no significa que no funcione, significa que no existen evaluaciones¡±, asegura el secretario de Seguridad. En el mes posterior a la intervenci¨®n, los atracos aumentaron en Bogot¨¢, sin embargo, en el c¨®mputo anual le acompa?an las cifras, pues todos los indicadores de seguridad que se refieren a cr¨ªmenes a la propiedad se han reducido, excepto el robo a veh¨ªculos que ha aumentado en casi un 15%.
El secretario reconoce el problema de desplazamiento de habitantes de calle y lo justifica asegurando que evitando las aglomeraciones se evitaba el establecimiento de nuevos puntos de venta, por eso la polic¨ªa desplazaba grupos enteros de habitantes de calle de unas calles a otras. Aun as¨ª, reconoce que volver¨ªa a tomar la decisi¨®n de intervenir: ¡°Yo te soy sincero, un solo ni?o rescatado justificaba la operaci¨®n, y fueron 173. Incluso, te lo digo y lo sostengo, con el desplazamiento posterior que hubo de habitantes de calle, lo volver¨ªa a hacer¡±.
El factor humano
Tras la intervenci¨®n del Bronx, Parces hizo un seguimiento de los habitantes de calle a trav¨¦s de una serie de trabajos de campo y con lo observado y los testimonios de los propios afectados lleg¨® a una serie de conclusiones entre las que destacan las siguientes: violencia policial, desplazamiento de los habitantes de calle especialmente del centro de la ciudad y violencia y rechazo ciudadano. Adem¨¢s, las cifras de asesinatos y desapariciones no son claras. ¡°En campo se referencian m¨¢s desapariciones que las cifras oficiales y es dif¨ªcil de contrastar dado que la administraci¨®n no ha llevado a cabo un censo en los nuevos lugares de asentamiento¡±, reza el informe. Adem¨¢s, critican que lo que desde la administraci¨®n se llama ¡°ayuda integral¡± en realidad se refiere a apuntar su nombre, proporcionarles ba?o, y cortarles el pelo.
La secretaria de Integraci¨®n Social, Mar¨ªa Consuelo Ara¨²jo, se acoge al fallo de 2015 de la Corte Constitucional que ampara el libre desarrollo de la personalidad de los habitantes de calle e impide a las instituciones obligarles a aceptar los servicios del distrito. ¡°Nosotros tenemos que respetar la Constituci¨®n de Colombia y la ley, no podemos coartar la libertad de nadie ni doblegar la autonom¨ªa de ninguna persona¡±, se?ala. Sin embargo, este dato se sab¨ªa antes de la intervenci¨®n, y no se dise?aron ofertas los suficientemente atractivas para los potenciales usuarios. ¡°?C¨®mo voy a meter en un sitio a una persona que ha hecho de la ciudad su h¨¢bitat, en un espacio de 4x4?¡±, se pregunta Johan Avenda?o. ¡°Ellos vienen de sentir de otra manera la ciudad, por supuesto va a ser un fracaso¡± a?ade.
Una de las opciones que se plantean es la creaci¨®n de espacios de consumo higi¨¦nico y supervisado, pero en Integraci¨®n Social est¨¢n trabajando ¡°en que no exista el consumo controlado entre otras cosas porque al basuco cient¨ªficamente todav¨ªa no se le ha encontrado un sustituto¡±, se?ala la secretaria. El Distrito aboga por un proceso de abstenci¨®n e internaci¨®n en los centros que ofertan, pese a que este m¨¦todo tampoco garantiza cient¨ªficamente la rehabilitaci¨®n. Uno de estos centros es El Camino, que ofrece un proceso de nueve meses de duraci¨®n para superar la adicci¨®n a las drogas, pero los resultados no son los m¨¢s alentadores. Aunque no existen datos registrados, el ¨ªndice de ¨¦xito var¨ªa entre el 2 y el 3% seg¨²n algunos internos y el 10% seg¨²n su director, Bernardo Franco.
Alberto hizo todo el proceso en El Camino y a los siete meses de estar limpio recay¨®, ¡°con el mismo rasero que se cura el alcoholismo curan todo lo dem¨¢s, desde anorexia al basuco, todo con el mismo m¨¦todo. Los fracasos con el basuco son tenaces¡±, se?ala. Ahora, Alberto lleva un a?o limpio y fuera de la calle: ¡°Los religiosos dicen que Dios particip¨®, las instituciones dicen ¡®cu¨¢nto les ayudamos¡¯, pero yo digo que fue inspiraci¨®n, m¨¢s sencillo, m¨¢s tranquilo¡±.
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