Ian McEwan: ¡°El amor no es siempre una virtud¡±
AQU? ME ten¨¦is, boca abajo, dentro de una mujer¡±. C¨¢scara de nuez (Anagrama), la nueva novela de Ian McEwan (Aldershot, Reino Unido, 1948), es una tragicomedia shakespeariana narrada por un feto tan curioso como aterrorizado ante el mundo que le espera. El autor de ?msterdam, S¨¢bado y El inocente es uno de los novelistas vivos que m¨¢s libros ha visto convertidos en pel¨ªcula. Keira Nightley encarn¨® a la mujer hist¨¦rica de Expiaci¨®n, inspirada en la enfermedad que sufri¨® su madre, y Emma Thompson da vida ahora a la juez de La ley del menor, su pen¨²ltimo trabajo. La vida de McEwan aparece a pedazos en sus novelas aunque ¨Ccon el descubrimiento de un hermano secreto 50 a?os despu¨¦s de que fuera dado en adopci¨®n durante la II Guerra Mundial¨C su realidad supera cualquier ficci¨®n. El escritor dio una charla en Barcelona ante 600 personas durante el festival Kosmopolis. Horas despu¨¦s, atiende a las preguntas m¨¢s personales sereno, como si lo tuviera todo pensado y asumido. Parece m¨¢s preocupado por lo que ocurre a su alrededor que por lo que gira en su interior.
Una mujer quiere matar a su marido. Embarazada de nueve meses, bebe hasta caerse. Un hombre quiere matar a su hermano. Hay adulterio y un ni?o que lo ve todo. C¨¢scara de nuez es tan pol¨ªticamente incorrecta como Hamlet. ?Necesitamos ser traviesos para divertirnos? Evidentemente uno puede divertirse sin ir contra la ley y, obviamente, matar a tu marido no es ni siquiera divertido. Pero creo que Tolst¨®i se equivocaba cuando dec¨ªa que las familias infelices ten¨ªan cada una su historia mientras que las felices contaban siempre la misma. Hay un mill¨®n de maneras de ser feliz. El problema es que la frase de Tolst¨®i es tan bonita que no nos damos cuenta de que no es cierta. Nadie se pregunta si lo es o no. Tiene autoridad, pero no todo lo hermoso es verdad.
?Es m¨¢s travieso como escritor que como persona? Igual. La novela, como creaci¨®n, es embarazosamente reveladora. Muestras tu naturaleza aunque no escribas sobre ti mismo. T¨² eres tu novela, ese es el problema y lo fascinante. Alguien dijo que nadie pod¨ªa escribir 500 palabras de ficci¨®n.
?Por qu¨¦ decidi¨® que una mujer matara a su marido si en la vida real son los maridos violentos los que mayoritariamente asesinan a sus esposas? Bueno, comparten la culpa a partes iguales. Pero s¨ª, los asesinatos a manos de hombres superan abrumadoramente a los cometidos por mujeres. Es la naturaleza humana. Si uno analiza la estad¨ªstica de Mosc¨², Los ?ngeles o Gales, la proporci¨®n entre asesinos y asesinas es la misma: de cada 100, 1 es mujer. Esa es la raz¨®n por la que cuando aparece una asesina se le presta atenci¨®n. Parece contra natura. Nada gusta m¨¢s a la prensa que una mujer malvada.
?Da a leer sus libros a lectores de confianza? A Timothy Garton Ash, porque es periodista, y no novelista, pero tiene un gran sentido literario. Tambi¨¦n tengo la suerte de estar casado con Annalena McAfee, que fue editora literaria de The Guardian y del Financial Times.
?Es m¨¢s dura como cr¨ªtica desde que est¨¢n casados? No, creo que es m¨¢s suave. La he rebajado con amor.
?Se ha hecho demasiado importante para que sus amigos le digan la verdad? Me preocupan los editores. Alguien que podr¨ªa ser tu hijo o que te estudi¨® en la universidad no te dice que un libro no funciona, y un autor necesita un poco de escepticismo. Lo puedes obtener de tu esposa o de un amigo muy cercano.
Y valiente. Di un manuscrito a un amigo, un poeta muy conocido. Me dijo que era horrible. Me enfad¨¦ y no le habl¨¦ en dos a?os.
?Lo public¨®? S¨ª. Era El placer del viajero. Evidentemente yo no ten¨ªa raz¨®n.
Est¨¢ siempre en su escritura. Baraja referencias personales, pero sus narradores pueden ser un feto ¨CC¨¢scara de nuez¨C o una mujer fr¨ªgida ¨CChesil Beach¨C. ?Cu¨¢n real tiene que ser lo narrado para interesar al lector? Me interesa mucho m¨¢s la invenci¨®n que la autobiograf¨ªa. Me preguntan cu¨¢ndo escribir¨¦ mis memorias, pero c¨®mo hacerlo si no me interesan las de otros.
?Por eso Kafka es su autor favorito? S¨ª. Lo cotidiano transformado por un acto extraordinario de imaginaci¨®n. Kafka es el escritor que me hizo pensar que hab¨ªa un camino para que me sumara a esta conversaci¨®n.
?Qu¨¦ pide como lector? Estamos muy distra¨ªdos. Consultamos el m¨®vil una media de 120 veces al d¨ªa, y una novela requiere tiempo. Hay una tendencia a pensar que si est¨¢s leyendo un libro es que no tienes nada que hacer. Como lector busco autoridad: si lees la primera p¨¢gina, casi de inmediato puedes saber si est¨¢s en buenas manos. La inteligencia es clave. No solo la imaginaci¨®n. Me gusta leer a alguien preparado para decir algo sobre el mundo.
¡°nunca estuve de acuerdo con la canci¨®n de los beatles ¡®all you need is love¡¯. Tambi¨¦n necesitas inteligencia. Amor inteligente¡±.
El feto narrador teme vivir en un bloque de viviendas que hay junto a su casa. ?Es la peor situaci¨®n que usted puede imaginar? Un hogar ca¨®tico: drogas, tabaco, televisi¨®n sin fin y falta de cultura. Mi pasi¨®n por la biolog¨ªa me predispone a pensar que una parte fundamental de la personalidad depende de los genes, pero s¨¦ por experiencia que las circunstancias sociales de la infancia cuando falta amor o educaci¨®n determinan colosalmente qui¨¦n eres y si triunfas o fracasas. No voy a hablar de mi familia, pero he visto a parientes depender de los servicios sociales y de psiquiatras. Inevitablemente, cuando uno cae en ese caos, las drogas aparecen. Para mi generaci¨®n eran un s¨ªmbolo de liberaci¨®n, pero hoy han atrapado a la pobreza, van de su mano, como siameses. Para un rico, las drogas pueden ser un lujo. Para los pobres son siempre un pozo.
?Se sinti¨® querido de ni?o? S¨ª. Mi padre era un hombre feroz, muy dominante, pero tambi¨¦n brutalmente amoroso. Aunque el amor no es siempre una virtud, puede ser una herramienta muy controladora. Nunca estuve de acuerdo con la canci¨®n de los Beatles All You Need Is Love. Tambi¨¦n necesitas inteligencia. Amor inteligente.
Como su padre era militar pas¨® su primera d¨¦cada de vida entre ?frica y Asia. ?Le marc¨® m¨¢s el exotismo de su infancia o su adolescencia en un internado ingl¨¦s? Cuando llegu¨¦ a Suffolk con 11 a?os y con mis padres a 15.000 kil¨®metros de distancia me convert¨ª en un ni?o silencioso. Pero ser introvertido y t¨ªmido me salv¨®. Los abusones me dejaron en paz porque ellos se fijan en las personalidades marcadas. Cuando ten¨ªa 15 a?os me di cuenta de que estaba en uno de los sitios m¨¢s bonitos de la tierra. Aquel edificio palladiano junto a un r¨ªo rodeado de bosques me parec¨ªa el cielo. Me enamor¨¦ del paisaje. Empec¨¦ a leer poes¨ªa, a abrir los ojos, a escuchar m¨²sica y a tener amigos maravillosos.
Se manifest¨® contra el islam. Estoy en contra de cualquier religi¨®n. No van a desaparecer, pero como instituciones est¨¢n demostrando que no hacen que la gente se comporte mejor. Creo que tienen muchas explicaciones que dar sobre su fomento de la represi¨®n sexual, la falta de curiosidad por el mundo y el trato hacia los ni?os. Alguien que no puede tratar bien a los ni?os est¨¢ en bancarrota ¨¦tica.
?Ha sido buen padre? Estaba siempre en casa y he disfrutado de mis hijos.
?Por eso se quedaron con usted cuando se divorci¨®? No hablo de esa etapa, pero mis hijos han aportado una riqueza fant¨¢stica a mi vida. Y debo decir que, como tantos hombres, no ten¨ªa la ambici¨®n de tenerlos. En cambio, mi exesposa lo ten¨ªa muy claro. Sin su insistencia me hubiera quedado sin algo extraordinario. El mayor, William, tiene 32 a?os y es cient¨ªfico. Est¨¢ en un momento crucial. Si no obtiene financiaci¨®n para su proyecto tendr¨¢ que trabajar para otro investigador.
?Tiene nietos? Dos, de este hijo y su mujer. Mi otro hijo, Greg, tiene una empresa de relaciones p¨²blicas con su esposa, Sophie, que es francolibanesa. Creo que tambi¨¦n querr¨¢n tener ni?os porque los he observado. A veces miro fotos de cuando eran peque?os y me siento como ante un gran amor que no volver¨¢. En la crianza nada dura. Todo es transici¨®n. Pero pienso que si uno tiene hijos su muerte importa un poco menos.
?Cu¨¢l es la gran novela sobre la paternidad? No sabr¨ªa decirlo. No todos queremos matar al padre. Creo que Freud se equivoc¨®. En todo.
Usted vivi¨® una infancia y de mayor descubri¨® otra distinta. ?Lleg¨® a entender a sus padres? Cuesta imaginar la existencia de tus progenitores antes de que t¨² llegaras. El contexto social decide. Si creciste en los cincuenta, tus padres no te hablaban, te daban ¨®rdenes. Te quer¨ªan, pero no se sentaban a hablarte de Dios, o de biolog¨ªa. En los sesenta, y ese es el beneficio no analizado de esa d¨¦cada, se relajaron las relaciones humanas entre adultos y ni?os. No recuerdo ninguna conversaci¨®n trascendente con mis padres hasta que tuve 20 o 30 a?os y les hice algunas preguntas. Yo voy de vacaciones con mis hijos, pero cuando ten¨ªa 17 a?os lo ¨²nico que quer¨ªa era irme de casa.
?Sus hijos no pasaron por eso? Poco. Se complic¨® todo con el divorcio, pero bueno, la paternidad es un campo no explorado. A pesar de muchos esfuerzos y problemas, la mayor¨ªa de la gente considera tener hijos como una de las experiencias centrales de su vida. Y eso no est¨¢ reflejado en la literatura. Habl¨¦ sobre orgullo paterno en S¨¢bado. Y habiendo escrito sobre violencia, muerte, disfunci¨®n sexual y cualquier miseria humana concebible, cuando decid¨ª contar algo feliz los cr¨ªticos se enfurecieron.
?Por eso sus libros tienen tantos asesinatos y finales infelices? Para tener contentos a los cr¨ªticos, s¨ª [risas]. En S¨¢bado describ¨ª a un hombre que se despierta y le hace el amor a su mujer. Eso los hizo saltar. Uno, no recuerdo si fue John Banville, escribi¨®: ¡°Pero si por la ma?ana uno tiene mal aliento¡±. ?Ah, s¨ª? Habla por ti. La felicidad es un tema peligroso. La gente te plantea c¨®mo te atreves a ser feliz tal y como est¨¢ el mundo. Y, claro, es una buena pregunta.
?Es m¨¢s f¨¢cil hablar de sexo que de amor? Es m¨¢s f¨¢cil hablar de amor. El amor existe a lo largo del tiempo y una novela puede reflejar ese tiempo. Escribir de sexo es dif¨ªcil. En C¨¢scara de nuez he tratado de encontrar una perspectiva nueva.
C¨®micamente nueva: el interior del ¨²tero. Hay desesperaci¨®n y hast¨ªo sexual en 48 horas. He tratado de hacer un personaje masculino con la terrible combinaci¨®n de banalidad y poder sexual. Lo peor es tropezarse con alguien que ejerce poder sexual sobre ti y es completamente est¨²pido. Nos pasa a todos. En El sue?o de una noche de verano una mujer se enamora de un burro. Todos tenemos amigos que se han enamorado de un burro. Pero no lo podemos decir. Los burros est¨¢n muy bien dotados: tienen un pene enorme.
?Les dice a sus amigos lo que piensa de sus parejas? En la vida real lo que sucede es que cinco a?os despu¨¦s, cuando las ruinas nos rodean y hay sangre en la alfombra, tu amigo te dice: ¡°?Por qu¨¦ no me advertiste?¡±. ?l sabe y t¨² sabes que es imposible advertir.
Adem¨¢s de asesinatos y sexo, en sus novelas hay mucho adulterio. Supongo. Nunca he sido ad¨²ltero, debo decir.
El adulterio de su madre fue clave en su vida. S¨ª, enormemente. Volviendo a lo dif¨ªcil que era hablar con tus padres en los cincuenta, yo ten¨ªa el problema a?adido de que mis padres guardaban un secreto: mi madre hab¨ªa tenido un hijo con mi padre estando casada con otro hombre y lo hab¨ªa dado en adopci¨®n. Ese secreto la atorment¨® toda su vida, y cuando lo supe entend¨ª muchas cosas. Mi madre vivi¨® bajo una nube de tristeza y culpa. La gran tragedia, casi de tipo shakespeariano, es que cuando mi hermano apareci¨® la mente de mi madre ya no estaba all¨ª. Ten¨ªa demencia senil. Lo m¨¢s triste es que la hab¨ªa perdonado.
?C¨®mo los encontr¨® su hermano? Cumpli¨® 60 a?os y decidi¨® buscar a su familia. El primer marido de mi madre era militar, como mi padre. En 1941, cuando naci¨® mi hermano, ese marido estaba fuera, combatiendo en la Segunda Guerra Mundial. Para un militar, tener una relaci¨®n con una mujer casada con otro militar que est¨¢ luchando implicaba expulsi¨®n inmediata. Hubiera sido una desgracia social. Fue mi padre quien decidi¨® que mi madre lo diera en adopci¨®n. Vi el anuncio en el peri¨®dico. ¡°Se necesita casa para beb¨¦ ni?o de seis semanas¡±. Y luego las palabras m¨¢gicas: ¡°Entrega incondicional¡±. Es un t¨¦rmino militar. Lo escribi¨® mi padre.
?La muerte de su padre fue liberadora? En 1989 sufri¨® un ataque al coraz¨®n y pens¨¦ que deb¨ªa preguntarle por su vida y grabarlo. Llev¨¢bamos tres horas charlando y bebiendo ¨Cera un gran bebedor¨C cuando al preguntarle c¨®mo hab¨ªa conocido a mi madre perdi¨® los estribos: ¡°?C¨®mo te atreves a preguntarme algo as¨ª? Apaga esa pu?etera grabadora¡±. Supe que hab¨ªa tocado nervio: no hab¨ªa conocido a mi madre en 1946. Lo hizo en 1941. Tuvieron un beb¨¦ y eso se convirti¨® en su secreto.
Pero usted no lo supo entonces. No. Cre¨ª que hab¨ªa bebido demasiado. Mi madre corrobor¨® la mentira por lealtad a mi padre.
?Y la lealtad hacia usted? Mi madre ten¨ªa dos hijos de su anterior marido. Siempre me mantuvieron alejado de ellos. Luego lo entend¨ª. Uno reescribe su pasado cuando va teniendo informaci¨®n.
?Hace uno nuevos amigos convertido en figura p¨²blica? Tratas con mucha gente que no hubieras conocido. Pero a mis amigos escritores Martin Amis, Julian Barnes, ?Salman Rushdie, Christopher Hitchens y poetas como James Fenton los conoc¨ª en 1974, antes de publicar nuestros primeros libros. A Hitchens me lo present¨® Martin. Al d¨ªa siguiente me dol¨ªan las costillas como si me hubieran golpeado de tanto re¨ªr.
?Todos son grandes bebedores? No tan grandes. Claro que bebemos vino, pero tenemos la suerte de poder controlarlo. La bebida puede ser muy destructiva para los escritores, pero a ninguno de nosotros nos ha destrozado. Bueno, a Christopher s¨ª, por lo menos en parte.
¡°tener hijos es una de las experiencias centrales en la vida de la mayor¨ªa de la gente. Y la literatura no ha sabido reflejarlo¡±.
En sus memorias Hitchens da cuenta de lo que bebe rest¨¢ndole importancia porque es capaz de escribir 1.000 palabras al d¨ªa. Cuando se hizo famoso, los cigarrillos y el whisky se convirtieron en parte de una heroica estupidez en lugar de en una dependencia ?horrible. Luego, cuando empez¨® a ser demasiado tarde, quiso dejarlo y creo que el dolor al verse morir le llegaba por el amor que sent¨ªa hacia su hija. Darse cuenta de que no la ver¨ªa como universitaria hizo que todo aquel tabaco y alcohol se desenmascarara como algo muy poco heroico. He perdido muchos amigos escritores por el tabaco: Malcolm Brad?bury, Ian Hamilton¡ Es tan adictivo como la hero¨ªna.
?Nunca ha fumado? Me repele. Me constru¨ª una explicaci¨®n freudiana: cuando ten¨ªa tres a?os mi padre estaba fuera toda la semana y regresaba los s¨¢bados. De lunes a viernes viv¨ªa pl¨¢cidamente con mi madre. El s¨¢bado un hombre ruidoso, peludo y rodeado de humo invad¨ªa la casa.
Entre sus amigos escritores, el humor es un arma fundamental. ?Por qu¨¦ re¨ªrse es un signo de inteligencia y no un signo de escapismo? Existe una convicci¨®n entre los intelectuales brit¨¢nicos que decreta como un deber el hecho de ser divertido.
Defendi¨® la invasi¨®n de Irak. No. La posibilidad de derrocar a Sadam era atractiva, pero pod¨ªa olerse el desastre. Esa idea viene de una lectura equivocada de S¨¢bado, en la que un personaje hace una defensa de la invasi¨®n. No la defend¨ª, pero gente como Banville dijo que lo hab¨ªa hecho. Christopher [Hitchens] estaba a favor. La ten¨ªa muy argumentada. Y nunca se arrepinti¨®. Ni siquiera antes de morir: hab¨ªa ido demasiado lejos para regresar.
?Ha ido alguna vez tan lejos en algo como para no poder regresar? No. Nunca fui tan audaz como Christopher. ?l era capaz de asumir puntos de vista poco populares. Era brillante y audaz de una manera que no he vuelto a ver.
Escribi¨® contra el Brexit en The Guardian y en The Mail on Sunday. Si algunos medios tienen derecho a buscar o apoyar la separaci¨®n, nosotros tenemos derecho a perseguir la Uni¨®n. Pero en el momento en que te convierten en enemigo de la gente resulta m¨¢s dif¨ªcil hacerlo.
Su esposa estaba a favor de la independencia escocesa y usted a favor de la uni¨®n. No hay escritores ni poetas brit¨¢nicos. Hay poetas ingleses y novelistas escoceses. Aun estando unidos hemos podido tener imaginaciones separadas. En este asunto, la imaginaci¨®n es m¨¢s importante que la pol¨ªtica.
?Echa de menos vivir en otros lugares? Es importante salir y ponerse a prueba, pero Inglaterra es mi tema. Si tuviera 22 a?os me ir¨ªa a Berl¨ªn. Como regularmente con Tim Garton Ash y la ¨²ltima vez me cont¨® que, si Le Pen triunfa, muchos jud¨ªos de Francia emigrar¨¢n. Cuando le pregunt¨¦ a d¨®nde ir¨ªan me pidi¨® que lo adivinara: a Alemania. Qu¨¦ giro de la historia.
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