Un gigante marino viene a vernos
El rorcual com¨²n, el segundo mayor animal del planeta, se alimenta estos d¨ªas junto a las costas catalanas y pasar¨¢ en verano rozando las valencianas
Ni Sur¨¢frica, ni la Patagonia, ni la Baja California, ni Alaska... ni tan siquiera las Azores o las Canarias. No hace falta recorrer miles de kil¨®metros para encontrarse con las grandes ballenas. El segundo mayor animal del planeta tras la ballena azul, el rorcual com¨²n, se pasea cada primavera por el litoral catal¨¢n y en verano roza el valenciano. Numerosos ejemplares acuden a alimentarse estos d¨ªas a las costas del Garraf (Barcelona), junto a las playas de Sitges. Y decenas de ellos pasar¨¢n dentro de unas semanas bajo los acantilados de D¨¨nia (Alicante), otra zona de masiva afluencia tur¨ªstica.
Sus dimensiones son espectaculares: puede alcanzar los 24 metros de longitud (el doble que un autob¨²s) y las 70 toneladas de peso (como una docena de elefantes africanos). Pero a¨²n as¨ª no es nada f¨¢cil verlo: pasa el 90% del tiempo en inmersi¨®n y siempre est¨¢ en movimiento (incluso cuando descansa). Y, cuando sale a la superficie, poco exhibe de tanta anatom¨ªa: nada de saltos fuera del agua, ni de alzar majestuosamente la cola antes de sumergirse, como hacen otros cet¨¢ceos.
Desde las embarcaciones, que tienen prohibido acercarse a menos de 50 metros, apenas puede vislumbrarse unos instantes su ancha frente cuando respira, de dos a cinco veces seguidas, y, poco despu¨¦s, el lustroso tercio final de su cuerpo, coronado por una peque?a aleta dorsal, cuando regresa a las profundidades. ?nicamente el soplo de vapor de hasta cinco metros que lanza al espirar delata su presencia en la distancia.
"Cuando se sumergen no hay manera de saber por d¨®nde volver¨¢n a salir", explica Eduard Degollada, veterinario experto en cet¨¢ceos que los ha estudiado por medio mundo, mientras empu?a el tim¨®n del Maktub, un catamar¨¢n que se ha convertido en el principal centro de investigaci¨®n sobre el rorcual com¨²n en el Mediterr¨¢neo espa?ol. Su resistencia bajo el agua (pueden aguantar quince minutos) y su gran velocidad, hasta 20 nudos (unos 37 kil¨®metros por hora), dificultan enormemente el seguimiento. La buena noticia es que a menudo parecen querer acercarse a los humanos, como si sintieran una rec¨ªproca curiosidad. "Yo estoy convencido de ello", confiesa el especialista.
De marzo a junio, periodo de paso de su migraci¨®n anual hacia el norte, la embarcaci¨®n, con base en Vilanova i la Geltr¨², rastrea a diario un ¨¢rea de 840 kil¨®metros cuadrados en el l¨ªmite entre las provincias de Barcelona y Tarragona que los rorcuales visitan en busca de alimento, seg¨²n ha descubierto el equipo cient¨ªfico de EDMAKTUB, asociaci¨®n que Degollada fund¨® y preside. En jornadas de ocho horas, la nave realiza transectos por la zona de los que s¨®lo se desv¨ªa si detecta un animal o recibe un aviso de la red de 52 pesqueros colaboradores con que cuenta entre Palam¨®s (Costa Brava) y Sant Carles de la R¨¤pita (delta del Ebro).
Esta es la cuarta temporada, de un m¨ªnimo de cinco, de su Proyecto Rorcual y hasta finales de abril se hab¨ªan identificado una quincena de individuos, mientras los pescadores y otros navegantes han comunicado m¨¢s de 80 avistamientos. "Estamos viendo un n¨²mero similar al del a?o pasado [cuando se documentaron 62 individuos en 51 d¨ªas, frente a los 22 de 2015 con diez d¨ªas m¨¢s de campa?a], pero ¨¦ste se han demorado entre dos y tres semanas", constata Degollada. El experto se muestra optimista porque "durante la primavera ha llovido bastante, lo que arrastra nutrientes al mar, por lo que podr¨ªa haber m¨¢s plancton y m¨¢s krill" y "los vientos del sudoeste empujan el agua hacia la costa y favorecen la concentraci¨®n de alimento".
As¨ª que la menor presencia de ballenas en 2015 pudo deberse a la sequ¨ªa y al calor, que afectaron a la reproducci¨®n de los microcrust¨¢ceos que constituyen la base de su dieta (pueden ingerir casi dos toneladas al d¨ªa). En la zona de estudio, la plataforma continental se hunde bruscamente hasta los 1.500 metros en el ca?¨®n del Foix, del que emergen corrientes ascendentes de agua fr¨ªa que aportan los mismos nutrientes de los que se nutre la gastron¨®micamente afamada gamba roja de Vilanova.
El proyecto busca arrojar luz sobre el comportamiento y las rutas migratorias del rorcual, algo fundamental porque, en en este sector de la costa, entre dos grandes puertos comerciales y un buen n¨²mero de deportivos, se registra un intenso tr¨¢fico mar¨ªtimo y las colisiones con embarcaciones son la principal causa de mortalidad de este animal, clasificado como "en peligro" desde 1996 en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN). En 2016 se registraron cinco fallecimientos en el litoral mediterr¨¢neo. Y el mes pasado unos pescadores hallaron el primer hinchado cad¨¢ver del a?o flotando a la deriva en la Costa Brava, que las olas arrojaron el 5 de mayo a una playa de Lloret de Mar.
Para prevenir accidentes, el corredor migratorio de cet¨¢ceos que discurre entre el levante peninsular y Baleares, de unos 58.000 kil¨®metros cuadrados, ser¨¢ declarado en diciembre Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterr¨¢neo en una reuni¨®n del Convenio de Barcelona, que agrupa a la Uni¨®n Europea y a otros 16 estados ribere?os, seg¨²n ha anunciado el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente, cuya Fundaci¨®n Biodiversidad apoya financieramente el Proyecto Rorcual. ?ste cuenta tambi¨¦n con la colaboraci¨®n de la Fundaci¨® Barcelona Zoo y el Club N¨¤utic de Vilanova, ciudad que se ha convertido en la capital mediterr¨¢nea del estudio de la especie.
Otro objetivo del equipo ¡ªformado este a?o por una docena de bi¨®logos, veterinarios y cient¨ªficos marinos y ambientales¡ª es completar un cat¨¢logo de individuos identificados fotogr¨¢ficamente, tambi¨¦n de otras especies de cet¨¢ceos que ayude a crear mapas de distribuci¨®n en el Mediterr¨¢neo y a establecer con m¨¢s precisi¨®n la poblaci¨®n del rorcual. A nivel mundial (habita en todos los mares fr¨ªos o templados del globo) esa poblaci¨®n se estima en unos 100.000 ejemplares.
En el Mediterr¨¢neo reside una poblaci¨®n en descenso que a principios de los 90 se calcul¨® entre los 3.500 y los 5.000 individuos, la mayor¨ªa residentes en la regi¨®n occidental y una parte de los cuales entran y salen regularmente por el estrecho de Gibraltar. Las mayores concentraciones se registran en verano en el mar de Liguria, entre Francia e Italia, adonde numerosos cet¨¢ceos acuden a alimentarse. Por esta raz¨®n, los gobiernos de ambos pa¨ªses y el monegasco crearon en 1999 el Santuario Pelagos, un ¨¢rea protegida de 87.500 kil¨®metros cuadrados que se extiende hasta el norte de Cerde?a.
En todo momento hay un vig¨ªa en cada una de las cuatro esquinas del Maktub. Si no se cubren los 360 grados de visi¨®n alrededor del barco no se puede dar por v¨¢lida una observaci¨®n. "Cambiamos de sitio cada media hora para evitar la monoton¨ªa", revela Xavier Fern¨¤ndez, un bi¨®logo de 31 a?os especializado en el plancton. Cuando se avista un animal, se fotograf¨ªa y se registran todos los datos posibles sobre su ubicaci¨®n y comportamiento y sobre las condiciones ambientales en el momento, para lo que el dron resulta una herramienta ya insustituible. "Hemos intentado incluso que capture muestras de la respiraci¨®n para disponer de material gen¨¦tico, pero hasta hora sin ¨¦xito. Nos vendr¨ªan de maravilla aparatos de marcaje de individuos con control por sat¨¦lite, pero no tenemos presupuesto", se lamenta Degollada.
A 100 metros de profundidad, en la cabecera del ca?¨®n, junto a un pecio que impide faenar a los arrastreros, una boya dotada de una sonda "recoge datos cada dos segundos sobre temperatura, salinidad y profundidad de la columna de agua", que se recuperan a diario y ayudan a saber c¨®mo puede evolucionar la despensa de las ballenas, explica Margarita Junza, ocean¨®grafa zaragozana de 36 a?os incorporada desde el inicio al proyecto. Durante la campa?a anterior se recogieron mediante una red muestras para sendos estudios sobre el plancton y los micropl¨¢sticos en el mar.
Entre junio y septiembre, viajando de nuevo en direcci¨®n sur, los rorcuales se aproximan a la orilla en D¨¨nia (Alicante)
En colaboraci¨®n con el Laboratorio de Aplicaciones Bioac¨²sticas de la Universitat Polit¨¨cnica de Catalunya ¡ªdirigido por el ingeniero y bi¨®logo franc¨¦s Michel Andr¨¦, de 53 a?os¡ª se ha instalado un hidr¨®fono en la boya y se arrastra otro desde el barco para intentar registrar las vocalizaciones de los cet¨¢ceos, tema en el que Andr¨¦ y Degollada son dos referentes mundiales, as¨ª como para conocer el grado de contaminaci¨®n ac¨²stica a que se ven expuestos, muy perjudicial para ellos porque dependen de la ecolocalizaci¨®n para socializar, desplazarse y alimentarse. "Pero el rorcual emite pocas vocalizaciones, y en una frecuencia tan baja que se confunde con otros sonidos", afirma el experto, por lo que se est¨¢n intentando dise?ar detectores tonales espec¨ªficos para ellos.
Entre junio y septiembre, viajando de nuevo en direcci¨®n sur, los rorcuales se aproximan inusualmente a la orilla en D¨¨nia (Alicante). "Llegan a pasar a 500 metros de tierra firme. En ning¨²n otro lugar se pueden ver tantos y tan cerca de la costa", garantiza Toni Mart¨ªnez, de 48 a?os (casi 30 de ellos navegando por estas aguas), guardacostas del Servicio Ambiental Marino y de Pesca local, encargado de la vigilancia de la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni, que protege 900 hect¨¢reas de ricos fondos entre esta ciudad y X¨¤bia.
La frecuencia de paso de grandes mam¨ªferos marinos es tal que sobre los acantilados de Les Rotes, en el Parque Natural del Montg¨®, se construy¨® hace dos a?os el primer mirador terrestre para el avistamiento de cet¨¢ceos de la costa mediterr¨¢nea, que del 6 al 10 de junio acoger¨¢ un campamento de observaci¨®n en el marco de la I Semana de Estudio y Conservaci¨®n del Medio Marino.
Los avistamientos en esta zona se concentran en un 80% entre junio y julio. En 2015 se contabilizaron 10, con un total de 40 ejemplares (de los 18 y 57, respectivamente, reportados en toda la Comunidad Valenciana). En 2016 fueron 61 animales, m¨¢s un rorcual aliblanco, el m¨¢s peque?o de la familia, de menos de 10 metros. Para empezar a contar los de este a?o habr¨¢ que esperar unas semanas.
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