Socialistas contra el PSOE
Si D¨ªaz gana las primarias ser¨¢ muy dif¨ªcil recuperar la vinculaci¨®n entre la formaci¨®n y los sectores tradicionalmente simpatizantes de la socialdemocracia Si gana S¨¢nchez, solo ser¨¢ cre¨ªble si derrumba el edificio del partido
Y ocurri¨® lo temido: el proceso de las primarias del partido socialista ha terminado abriendo una enorme brecha de la cual ser¨¢ dif¨ªcil que haya recuperaci¨®n a corto plazo. La campa?a, que comenz¨® pr¨¢cticamente el uno de octubre, si no antes, ha hecho que nos adentremos en los ¨²ltimos d¨ªas antes de las votaciones en un ambiente enrarecido, innecesariamente tenso, con un nivel de virulencia poco conocido en nuestra historia democr¨¢tica reciente. Pase lo que pase el pr¨®ximo d¨ªa 21 de mayo, cualquier intento por resta?ar las heridas abiertas en estos meses ser¨¢ de dif¨ªcil soluci¨®n.
Y es que no asistimos a una confrontaci¨®n de proyectos pol¨ªticos, o ni siquiera de candidatos para ver qui¨¦n de ellos tiene una mayor probabilidad de ganar las pr¨®ximas elecciones. Centrar la campa?a de las primarias en estos elementos hubiera tra¨ªdo consigo una campa?a bastante m¨¢s aburrida y con mucha menos tensi¨®n. Por el contrario, lo que se dilucida en los pr¨®ximos d¨ªas es la propia identidad del partido socialista.
Susana D¨ªaz aparece como la candidata del PSOE que gobern¨® Espa?a durante 22 a?os, el partido que transform¨® el pa¨ªs y que, en su funci¨®n de gobierno, cometi¨® infinidad de aciertos y de errores. Por eso tiene consigo el apoyo de todos los exsecretarios generales y de buena parte de los presidentes y expresidentes auton¨®micos. Es un partido con patrimonio, organizaci¨®n, estructura, base social -aunque menguante- y vocaci¨®n de gobierno. Su campa?a y su relato est¨¢n basados en la renaturalizaci¨®n del proyecto, en la necesidad de recuperar el orden interno y la coherencia externa que se perdi¨® durante el mandato de S¨¢nchez, para volver a ser alg¨²n d¨ªa alternativa de gobierno real. ?se es el PSOE que defiende D¨ªaz, un PSOE ¡°ganador¡±, no tanto porque vaya a ganar ma?ana, sino porque es de esta manera como se ha ganado en otras ocasiones.
Por su parte, Pedro S¨¢nchez ha apoyado su campa?a en una parte de la militancia socialista que se sent¨ªa inc¨®moda con esa labor de gobierno y de oposici¨®n. Una parte de la militancia que aceptaba de mala gana la reforma del art¨ªculo 135, que se enfrentaba a las cr¨ªticas de la izquierda sobre decisiones que, en el gobierno o en la oposici¨®n, no resultaban f¨¢ciles de explicar en un contexto de crisis econ¨®mica y pol¨ªtica, y que termin¨® diciendo basta en el oto?o de 2016, cuando el partido tuvo que aceptar la dura realidad de la insuficiencia de votos para construir una alternativa viable al gobierno del partido popular.
El proceso de las elecciones primarias ha terminado abriendo una enorme brecha
Una parte de la militancia que se siente y quiere sentirse m¨¢s de izquierdas, y que apuesta por un proyecto netamente situado a la izquierda del espectro pol¨ªtico. Por esto mismo su proyecto y su relato es situar al PSOE enfrente del PP y al lado de Podemos, buscando alianzas para construir una hegemon¨ªa social alternativa, sea cual sea esa definici¨®n.
El PSOE de Susana D¨ªaz hace bien en reclamar la historia y el patrimonio del partido, en ponerlo en valor y presentarlo a la sociedad como un legado de modernizaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y social, con sus aciertos y sus errores. Pero debe reconocer la necesidad de reformular en profundidad el proyecto, de asumir que estamos ante un nuevo escenario pol¨ªtico en el que los logros pasados no garantizan logros futuros, y que, en una sociedad compleja como la actual, el partido no se basta por s¨ª mismo y necesita generar una complicidad con m¨²ltiples actores que ya no lo ven como la ¨²nica ¡ªy quiz¨¢ ni siquiera como la primera¡ª expresi¨®n pol¨ªtica de sus demandas sociales.
Por su parte, Pedro S¨¢nchez ha logrado un ¨¦xito notorio movilizando a la militancia descontenta y logrando adhesiones entusiastas de buena parte de la intelectualidad progresista del pa¨ªs, a la cual le ha faltado tiempo para apoyarle sin matices. Pero S¨¢nchez necesita tomar conciencia de que el PSOE es algo m¨¢s que un l¨ªder y sus militantes; que es una instituci¨®n con vocaci¨®n de permanencia en el tiempo, que las necesarias estructuras internas no surgen de la nada, sino de la elecci¨®n de los propios militantes, y que sin ellas ¡ªo contra ellas¡ª no se ganan elecciones. Parece poco probable que as¨ª lo haga, pues ha centrado su campa?a en situar al Partido ¡ªel aparato¡ª como el obst¨¢culo a superar para poder poner en marcha su propio proyecto, aupado por el militante de base. En el relato de su candidatura, el PSOE lleva tiempo secuestrado y hace falta liberarlo, con urgencia, para que vuelva a ser un partido de izquierdas, discurso que es dif¨ªcil de sostener reivindicando al mismo tiempo los gobiernos pasados (Jos¨¦ Luis Rodriguez Zapatero, Felipe Gonz¨¢lez), y gran parte de los gobiernos presentes (Arag¨®n, Asturias, Andaluc¨ªa, Extremadura, Valencia y Castilla La Mancha), por cuanto estos gobiernos fueron y son liderados y sostenidos por los aparatos que se ha comprometido firmemente a erradicar.
Lo que se dilucida en los pr¨®ximos d¨ªas es la propia identidad del partido socialista
Lo dram¨¢tico del asunto es que ninguno de los proyectos en liza podr¨¢ sobrevivir sin el otro: se necesitan como dos siameses unidos por el coraz¨®n. Tan socialistas son unos como otros. El ¨¦xito de los gobiernos progresistas se ha basado hist¨®ricamente en esa alianza: la capacidad de movilizar socialmente los elementos simb¨®licos del proyecto ¡ªa trav¨¦s de la militancia, pero tambi¨¦n los intelectuales, las organizaciones sociales, los sindicatos, las redes sociales¡ª y la capacidad de gestionar adecuadamente la complejidad y las contradicciones en el mundo imperfecto del poder real, en las instituciones y en las pol¨ªticas p¨²blicas. En definitiva, la capacidad de ser una alternativa realista de gobierno que concite grandes mayor¨ªas electorales.
Si esa alianza se quiebra, como en Francia, Holanda, Grecia o el Reino Unido, las posibilidades de convertir esa voluntad de transformaci¨®n en cambios sustantivos para la ciudadan¨ªa son m¨ªnimas.
Las perspectivas no son buenas: si gana Susana D¨ªaz, ser¨¢ muy dif¨ªcil recuperar la vinculaci¨®n emocional y simb¨®lica entre el partido tradicional y los sectores que tradicionalmente han sido los c¨®mplices de la socialdemocracia, puentes que, si bien estaban ya muy da?ados, es proceso de primarias se ha encargado de terminar de volar. Si gana Pedro S¨¢nchez, su proyecto s¨®lo ser¨¢ cre¨ªble si derrumba el edificio del partido para reconstruirlo por completo, conservando ¡ªquiz¨¢¡ª solamente las siglas. Calcule el lector las probabilidades de ¨¦xito que quiera adjudicar a cada uno de los contendientes.
Jos¨¦ Mois¨¦s Mart¨ªn es economista y autor de Espa?a 2030: Gobernar el futuro.
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