?Y si rompen una foto de Irene Montero?
No hay un machismo que se pueda eludir y otro que se deba condenar. En esto no cabe el doble rasero
Hace unas semanas, la diputada de Podemos Irene Montero gener¨® un pico de b¨²squedas en Google sobre la palabra ¡°machirulo¡± cuando acus¨® a un diputado del PP por acercarse envalentonado al esca?o de Pablo Iglesias. No hubo im¨¢genes del rifirrafe, pero s¨ª de su reacci¨®n: ¡°La pr¨®xima vez, que se acerque al esca?o un poco m¨¢s educadamente y sin tanto machirulismo como tiene el Partido Popular¡±.
En estos tiempos de entronizaci¨®n de los gestos, cuando los buses con fotos logran m¨¢s cobertura que los proyectos; cuando los insultos se multiplican en bucle en una Red hambrienta de efectos especiales, el acto de un senador de Comprom¨ªs al romper una foto de Susana D¨ªaz y agredirla verbalmente ¡ª¡°qu¨¦ asco de se?ora¡±¡ª no ha logrado la condena de la vicepresidenta valenciana, Monica Oltra, ni de Podemos. Es llamativo.
El Partido Socialista de Valencia, que gobierna en la comunidad con el apoyo de ambos, conden¨® ayer, al fin, lo ocurrido. Ha tardado demasiado. Y solo el PP y el PSOE han llamado a las cosas por su nombre: Carles Mulet ha cometido un ataque machista contra una mujer elegida por los ciudadanos. ?O qu¨¦ creen que habr¨ªan dicho esos partidos si hubieran sido Carolina Bescansa o Irene Montero las atacadas? ?Acaso no es machista la expresi¨®n? ?Acaso no lo habr¨ªan considerado machista los habituales activistas del feminismo? ?Acaso hay un machismo que se pueda eludir y otro que se deba condenar, seg¨²n la tribu de atacada y atacante?
No hay b¨¢scula que pueda calibrar el peso exacto del machismo en las actitudes de la gente, ni un tribunal de la verdad que arroje luz cient¨ªfica sobre el tema. Es decir: si es machista o no ese ataque es obviamente opinable. Pero s¨ª tenemos algunas herramientas: la RAE lo define como ¡°la actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres¡±, y esa prepotencia parece aqu¨ª visible. La Ley contra la violencia de g¨¦nero estipul¨® penas mayores a los hombres que atacaran a las mujeres para corregir una lesividad mayor de las mujeres, abriendo un camino de discriminaci¨®n positiva y de alerta especial ante los ataques a mujeres que merece ser seguido con cuidado.
No hay tribunales ni b¨¢sculas de machismo, decimos, pero hay algo llamado sentido com¨²n. No genera picos de b¨²squedas en Google ni grandes audiencias en Internet, pero suele funcionar como motor de convivencia. Hay adem¨¢s algo tan desechable como el machismo, y es el doble rasero. Si la actitud de un diputado al acercarse a Iglesias fue de ¡°machirulo¡± (que no est¨¢ en la RAE, pero que la Fund¨¦u define como posible ¡°acr¨®nimo de macho y chulo¡±) ser¨ªa saludable que Oltra, Iglesias o Mulet se plantearan c¨®mo habr¨ªa reaccionado si fuera Bescansa la aludida, y no Susana D¨ªaz. ¡°Las mujeres en el poder son objeto de mayores ataques porque se las ve m¨¢s fr¨¢giles¡±, reflexionaba ayer una autoridad de la ¨¦tica y la filosof¨ªa. Que la fragilidad sea por fin del machismo, y no de la mujer, es una causa digna de que todos practiquemos la tolerancia cero contra los ataques, sean de quien sean y vayan a donde vayan.
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