Esto va de democracia
El independentismo practica una continua perversi¨®n de conceptos y principios. Confunde legalidad con legitimidad y, si bien existen marcos legales diversos, el catal¨¢n debe ajustarse al espa?ol, y ¨¦ste al europeo
El t¨ªtulo de este art¨ªculo y los lemas que del mismo se derivan los tomo prestados del documento que la plataforma Puertas Abiertas al Catalanismo present¨® recientemente en el Colegio de Abogados de Barcelona. No pretendo plagiar sus ideas o propuestas. Si ¨¦ste fuera mi inter¨¦s, me imagino capaz de hacerlo con m¨¢s disimulo. No, no es ¨¦sta mi intenci¨®n. Sencillamente, sin complejo alguno y con descaro, pretendo asumir la letra y el esp¨ªritu de su proclama.
Me parece importante remarcar que, si bien el mencionado acto se convoc¨® con el reclamo ¡°Esto va de democracia¡±, el manifiesto presentado viene prologado por un enunciado tan di¨¢fano como sugerente: ¡°Contra la ley, no; solo con la ley, tampoco¡±. A esta m¨¢xima le sigue una frase que sintetiza la esencia del escrito presentado en sociedad: ¡°No degrademos nuestras instituciones ni salt¨¢ndonos el Estado de derecho ni bloqueando los cambios que son necesarios y posibles¡±.
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El manifiesto tiene una doble intencionalidad: proclamar alto y claro que ¡°ley y democracia no pueden ser presentados como t¨¦rminos contradictorios¡± y que ¡°la veneraci¨®n a la ley y su petrificaci¨®n¡± no beneficia al bien com¨²n. Para hacer cumplir la ley est¨¢ la Justicia; para adaptarla a los cambios sociales contamos con el Parlamento, y para la resoluci¨®n de conflictos, como es el caso de la ¡°cuesti¨®n catalana¡±, necesitamos la pol¨ªtica. Y cuando ¨¦sta falta, como sucede ahora, el desequilibrio resultante esteriliza las posibles soluciones al conflicto.
En cuanto al respeto a la ley, el independentismo practica una continua perversi¨®n de conceptos y principios. Se confunde legalidad con legitimidad y se presenta la democracia como valor superior a la ley. Pues bien, no hay democracia sin respeto a la ley. Es m¨¢s, lo que no es legal no es democr¨¢tico. Puede haber Estados de derecho sin democracia, pero nunca democracias sin Estado de derecho. La arquitectura legal de nuestra democracia est¨¢ dise?ada en la Constituci¨®n. No existen legalidades en plural, y distintas, como pregona el independentismo para amparar sus acciones en una supuesta legalidad catalana. Existen marcos legales diversos, pero el catal¨¢n debe ajustarse al espa?ol, y ¨¦ste, al europeo.
El Gobierno de Espa?a tiene que dar el primer paso al ser el m¨¢s fuerte de los contendientes
?Es mucho pedir, de quienes quieren construir un nuevo Estado, que dejen de enmara?ar y muestren respeto por la ley? ?No se dan cuenta de que la cultura de la desobediencia cupera ¡ªl¨®gica y coherente en sus compa?eros de navegaci¨®n hacia ?taca¡ª es lo m¨¢s corrosivo para cualquier Estado, nuevo o viejo, hecho o por hacer? ?No son conscientes de que con ello pulverizan la legitimidad de sus propuestas ante la sociedad espa?ola y ante la comunidad internacional? Y todo por una raz¨®n muy clara: ?No hay legitimidad sin legalidad!
?No se percatan de que incluso cuando evocan el axioma de la Transici¨®n ¡°de la ley a la ley¡±, olvidan que lo que se quer¨ªa entonces evitar era cualquier indicio de ruptura institucional? ?No recuerdan que la reforma de la ley franquista se hizo desde las mismas Cortes franquistas? Justo lo contrario de lo que ahora se pretende: ruptura y urdir ¨¦sta desde el Parlament de Catalunya y no desde las Cortes Generales.
El presidente Carles Puigdemont dicta hoy una conferencia en el Ayuntamiento de Madrid. No comparto las cr¨ªticas a la alcaldesa Manuela Carmena. Permitir que alguien se exprese libremente forma parte de uno de los derechos b¨¢sicos de nuestro Estado de derecho. Otra cosa ser¨ªa coadyuvar a materializar objetivos que pudieran transgredir la legalidad. Sin embargo, s¨ª creo criticable dicha conferencia por otras razones. Como de lo que hablamos es de democracia, ¨¦sta va mas all¨¢ del respeto al principio de legalidad. La democracia exige asimismo un respeto a sus propias formas. Y este respeto tambi¨¦n escasea en el llamado ¡°proceso¡±.
No es de recibo que para presentar el balance de su primer a?o de gobierno, el president Puigdemont sustituyera el Parlament de Catalunya por el patio de butacas del Teatro Romea de Barcelona. All¨ª anunci¨® a los invitados que ¡°empezaba una nueva era¡± y que todo estaba ya preparado para la constituci¨®n de la Rep¨²blica catalana: la Ley de Transitoriedad Jur¨ªdica y las estructuras de Estado. Eso s¨ª, sin entrar en detalles. Como la ¡°astucia¡± exige no dar pistas a Espa?a, el Parlamento catal¨¢n no cuenta, y si sus se?or¨ªas quieren saber algo de los planes del Gobierno ¡ªaunque sea poco¡ª, que acudan de figurantes al teatro. El secretismo se impone a la transparencia. Y si para ello hay que reformar el Reglamento a golpe de mayor¨ªa, aunque ¨¦sta roce el larguero, se reforma y punto. ?Democracia de baja intensidad? No. ?Falta de democracia!
Solo con la ley no se resuelve el principal problema pol¨ªtico que hoy tiene Espa?a. Ni la judicializaci¨®n, ni el quietismo ofrecen esperanza
Hoy parece que conoceremos por boca de Puigdemont sus planes sobre el refer¨¦ndum. Otra vez, los miembros del Parlament conocer¨¢n sus intenciones a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Se dialoga y se acuerda con la ANC y con ?mnium Cultural, pero no con la oposici¨®n. Un desprecio y una falta de respeto a la democracia parlamentaria. Aunque a veces pienso que para hacer comedia, mejor el teatro que el Parlament. En fin, nada debe sorprendernos de quienes est¨¢n dispuestos a declarar unilateralmente la independencia con 72 esca?os, cuando para aprobar una ley electoral se necesitan 90. Aunque es probable que lo que hoy se pretenda es ganar tiempo. ?Qu¨¦ fatalidad la de jugar con los tiempos en un tema de tanta trascendencia y que divide a la sociedad! A unos les sobra y dejan que pase, y a otros les falta y procuran ganarlo.
Pero solo con la ley no se resuelve el principal problema pol¨ªtico que hoy tiene Espa?a. Ni el camino de la judicializaci¨®n, ni el quietismo ofrecen esperanza alguna. Solo la propuesta pol¨ªtica, el di¨¢logo, la transacci¨®n y el pacto abren las puertas de la confianza. Alguien tiene que ser el primero en dejar de lado la negligencia. Y en este caso es el Gobierno de Espa?a el que tiene que dar el primer paso. Sencillamente, porque es el m¨¢s fuerte de los contendientes.
¡°Contra la ley, no; solo con la ley, tampoco¡±. Las instituciones se degradan tanto vulnerando el Estado de derecho como impidiendo los cambios necesarios y posibles. Las instituciones pol¨ªticas, y de ¨¦stas estamos hablando, tambi¨¦n se degradan cuando se deja de hacer pol¨ªtica. Y desgraciadamente es lo que est¨¢ pasando. Aqu¨ª y all¨¢.
Josep Antoni Duran i Lleida fue portavoz de Conv¨¨rgencia i Uni¨® en el Congreso de los Diputados.
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