Hipersensibilidad
Las enfermedades de sensibilizaci¨®n central son unas patolog¨ªas que suelen oscilar entre el escepticismo de quienes ignoran el problema y el sufrimiento de quienes lo padecen
Algunos medios se tomaron a chanza la convocatoria de una rueda de prensa en el Departamento de Sanidad de Catalu?a en la que se ped¨ªa a los periodistas que evitaran el uso de perfumes y cosm¨¦ticos. El consejero Antoni Com¨ªn iba a explicar el nuevo plan para tratar las llamadas enfermedades de sensibilizaci¨®n central ¨Cfibromialgia, fatiga cr¨®nica y sensibilidad qu¨ªmica m¨²ltiple- y esos perfumes pod¨ªan perjudicar a algunos de los enfermos que asistir¨ªan a la presentaci¨®n. La convocatoria se prestaba a la sospecha de que Salud hubiera elegido esa advertencia como reclamo para ¡°estimular¡± la presencia de periodistas. Pero las cosas pronto se situaron en su lugar. Lo hab¨ªan pedido las asociaciones de pacientes y efectivamente entre los asistentes hab¨ªa enfermos con mascarilla. Luego poca broma con esta patolog¨ªa de origen ambiental caracterizada por una hipersensibilidad a ciertos productos qu¨ªmicos.
Se trata de unas patolog¨ªas que suelen oscilar entre el escepticismo de quienes ignoran el problema y el sufrimiento de quienes lo padecen. Son procesos de causa desconocida, m¨¦dicamente complejos, dif¨ªciles de diagnosticar y con sintomatolog¨ªa muy variada. Es decir, todos los ingredientes para un largo peregrinaje antes de lograr el diagn¨®stico. Quienes las sufren son personas sometidas a un doble suplicio: el de la propia enfermedad y el de la sospecha. En el peor de los casos, se les ha tratado como a farsantes que se inventan excusas para tomar la baja laboral. En el mejor, como personas desequilibradas que somatizan sus problemas mentales.
Con frecuencia se les ha despachado con un antidepresivo y solo a fuerza de insistir han logrado finalmente una etiqueta m¨¦dica digna de ser tenida en cuenta. Tanto la fibromialgia como la fatiga cr¨®nica tardaron a?os en ser reconocidas como enfermedad por la OMS. El s¨ªndrome de sensibilidad qu¨ªmica m¨²ltiple a¨²n est¨¢ en ello. Son por tanto enfermos cansados, por la propia enfermedad, que les da muy mala vida, y por el esfuerzo de tener que hacer valer constantemente su condici¨®n de enfermos. A fuer de insistir, se vuelven tambi¨¦n susceptibles. Ayer se mostraban exigentes y algunos desconfiaban de las promesas del consejero Com¨ªn. Tienen sus razones. Otras promesas se han incumplido. Pero en este caso, el plan parece el adecuado. Primero formar a los m¨¦dicos, especialmente los de la asistencia primaria; segundo, crear una red de equipos interdisciplinares que atienda estas patolog¨ªas; y tercero, estimular que la ciencia haga su camino: que investigue sus causas y busque la forma de tratarlas.
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