Por qu¨¦ en Navarra triunf¨® la energ¨ªa e¨®lica
POR LA colina asoma un grupo de peregrinos. Cuarta etapa del Camino de Santiago. Coronan el alto del Perd¨®n y se retratan en la cumbre. Hacia el norte, ah¨ª abajo, se ve la ciudad de Pamplona, un hormiguero de 200.000 personas. Al sur se extiende la comarca de Valdizarbe, pueblitos diseminados aqu¨ª y all¨¢ en la falda de montes algodonados. Una frontera clim¨¢tica. D¨ªa de primavera. Nubosidad variable. Un cielo met¨¢lico atravesado por el sol deja caer un reguero de gotas y del asfalto surgen culebras de vapor. El viento golpea grueso, denso, duele en los o¨ªdos. Viene del Sur como un chorro y hace girar las aspas de forma sincr¨®nica a 30 revoluciones por minuto sobre nuestras cabezas. La hilera de molinos se extiende desde la cima hacia el Oeste, punteando la cuerda de la sierra como vig¨ªas: 40 en total; 40 metros de altura cada uno (como la Estatua de la Libertad); palas de otros 20; 52,5 toneladas de acero y fibra de vidrio; 500 kilovatios de potencia. Zumban con un breve chirrido de vez en cuando y, pasada la subestaci¨®n, nace un sendero hacia el origen de la industria e¨®lica en Espa?a. Los seis primeros aerogeneradores de la sierra del Perd¨®n. Comenzaron a girar el 18 de diciembre de 1994. Entonces parec¨ªan gigantes. ¡°Asustaban¡±, dice Javier Arcelus, de 40 a?os, que vino a verlos con su padre siendo adolescente y hoy es el jefe de parques e¨®licos en esta zona, el tipo atento a cualquier imprevisto. Su garita se encuentra junto al aula donde sol¨ªan venir de excursi¨®n los escolares. Era la novedad. Hoy, los paneles explicativos muestran costurones de ¨®xido, casi un s¨ªmbolo de la situaci¨®n del sector en estos ¨²ltimos a?os de frenazo en renovables. Uno de los carteles aporta: ¡°La energ¨ªa e¨®lica es el aprovechamiento por el hombre de la fuerza del viento¡±. Otro: ¡°El generador e¨®lico es una m¨¢quina de tecnolog¨ªa avanzada que genera electricidad a partir del viento¡±.
Los seis del Perd¨®n no fueron los primeros molinos de Espa?a. Cuando se alzaron, ya exist¨ªan cerca de 400, la mayor¨ªa en Tarifa, Canarias y Galicia. Muchos eran experimentales, prototipos de escasa potencia. Ubicados en lugares asociados al viento. Comenzaron a instalarse a finales de los ochenta. En los noventa, hubo quienes se resistieron a creer que solo se pod¨ªa generar electricidad en la costa. En Navarra, entonces importadora neta de energ¨ªa, se colocaron estaciones meteorol¨®gicas en 21 emplazamientos. Uno de ellos, a escasos metros de donde el ingeniero Juan Otazu recuerda ahora aquel primer chispazo de la e¨®lica: ¡°Nadie se lo esperaba. En este punto se encontr¨® un ca?¨®n¡±. Un viento constante, poco turbulento, a una velocidad media de 31,7 kil¨®metros por hora.
Otazu, de 50 a?os, naci¨® en un pueblito que se?ala desde aqu¨ª arriba, Pitillas, de 500 habitantes. Estudi¨® Ingenier¨ªa El¨¦ctrica en la Universidad de Navarra. En la carrera oy¨® hablar por primera vez de los molinos. ¡°Parec¨ªa una cosa de locos¡±. Dinamarca era el pa¨ªs pionero; Espa?a, un erial en pa?ales. Al terminar los estudios, lo contrataron en una empresa vasca llamada Ingeteam. Eran seis empleados. Llevaba los procesos de automatizaci¨®n en centrales minihidr¨¢ulicas de EHN (Energ¨ªa Hidr¨¢ulica de Navarra), una compa?¨ªa de capital p¨²blico-privado creada para fomentar el uso de las renovables. Fueron los impulsores de las estaciones meteorol¨®gicas; la empresa de Otazu se encarg¨® de su mantenimiento. Y cuando encontraron aquel chorro de viento en el Perd¨®n y se traz¨® un plan mano a mano con la Administraci¨®n, al ingeniero le toc¨® dise?ar la conexi¨®n de los aerogeneradores a la red el¨¦ctrica. Dice que la primera vez que vio un molino fue uno de estos: ¡°Y recuerdo pensar que era el futuro¡±.
¡°Nadie se lo esperaba. En este punto se encontr¨® un ca?¨®n de viento¡±, dice uno de los ingenieros que participaron en el primer parque navarro, en la sierra del Perd¨®n.
Lo fue. De la fabricaci¨®n de sus turbinas se encarg¨® otra empresa vasca dedicada a la aeron¨¢utica, Gamesa, en uni¨®n con una danesa, Vestas. Ingeteam, donde trabajaba Otazu, se ocup¨® poco despu¨¦s de la traducci¨®n al espa?ol de los comandos de control. Pronto se independizaron de la tecnolog¨ªa extranjera. Y las compa?¨ªas espa?olas volaron solas. El parque del Perd¨®n se ampli¨® hasta alcanzar los 40 molinos de hoy. En 1997 se inaugur¨® al lado el mayor emplazamiento e¨®lico de Europa. En 1998, EHN contaba con nueve parques en la regi¨®n; el viento generaba el 20% de la energ¨ªa navarra. En 2000, EHN fue premiada por el Financial Times como la mejor compa?¨ªa mundial de renovables. Con el viento a favor, las empresas crec¨ªan al mismo ritmo que se implantaba la tecnolog¨ªa en Espa?a: con cifras de hasta tres d¨ªgitos.
Hoy, Gamesa es un gigante del viento, el cuarto productor mundial de aerogeneradores. Sus turbinas suman la mitad de la potencia e¨®lica de Espa?a (acaba de fusionarse con Siemens). Ingeteam, donde trabajaba Otazu, tiene una plantilla de 3.700 personas. Y EHN fue adquirida en 2004 por Acciona y es hoy el segundo operador espa?ol de e¨®lica (tras Iberdrola). Su sede, desde donde controlan 8.000 molinos en todo el globo, incluidos los del Perd¨®n, se encuentra en Sarriguren, a las afueras de Pamplona. A su lado se alza el edificio de Ingeteam. Y el de Gamesa. Y el Centro Espa?ol de Energ¨ªas Renovables (CENER), dependiente del Gobierno espa?ol y el de Navarra. Hay quien llama a este lugar el Silicon Valley de la e¨®lica. De esta tierra han salido la mayor¨ªa de patentes espa?olas relacionadas con los molinos. Un polo de investigaci¨®n. La locomotora de la e¨®lica en Espa?a.
Al ingeniero Juan Otazu tampoco le ha ido mal. Hoy es el director de producci¨®n de Acciona Energ¨ªa. A cargo de 1.000 personas, cuida de que todas las instalaciones del planeta funcionen. Sean de e¨®lica, termosolar, hidroel¨¦ctrica o fotovoltaica. Le tiene cari?o a los or¨ªgenes. Alza la vista al molino n¨²mero uno y dice: ¡°La turbina de aqu¨ª arriba ser¨¢ una de las m¨¢s productivas de Espa?a¡±. En sus inicios, lider¨® el podio espa?ol y los rankings de Europa. Le calcularon 20 a?os de vida. Los super¨® hace 3. Es de las viejas, sigue entre las m¨¢s rentables. ¡°Lo que ha conseguido la e¨®lica es competitivo¡±, dice Otazu. ¡°Los fondos y los bancos no quieren o¨ªr hablar de la nuclear o los ciclos combinados. Esto es el futuro¡±.
En 2008, el sector de la e¨®lica daba trabajo en Espa?a a m¨¢s de 40. 000 personas. Hoy, tras cinco a?os de ¡®moratoria verde¡¯, el empleo ha ca¨ªdo a la mitad.
Muchos en la regi¨®n est¨¢n convencidos de que una de las claves para el Big Bang se debi¨® al emplazamiento: los molinos del Perd¨®n se ubicaron para ser visibles desde Pamplona. Formaban parte del paisaje. De la vida cotidiana. La gente sub¨ªa en romer¨ªa. Se form¨® una conciencia. En Navarra, casi todos conocen a alguien que trabaja o ha trabajado en la e¨®lica. El sector da empleo a unas 4.000 personas. Y las renovables cubren un 80% de la demanda el¨¦ctrica. Pero, a partir de 2005, las promociones nuevas de molinos empezaron a escasear.
El par¨®n se replic¨® en toda Espa?a. Entre 2004 y 2011 se instalaron en el pa¨ªs dos tercios de la potencia e¨®lica actual. Un sistema de primas y ayudas p¨²blicas aup¨® al pa¨ªs a la cima tecnol¨®gica. Pero hasta los m¨¢s favorables a las renovables reconocen que se alent¨® un crecimiento desordenado y especulativo. En 2011, con el primer gobierno de Mariano Rajoy, lleg¨® la moratoria verde, que ech¨® el freno de mano. En 2008 la industria empleaba a m¨¢s de 40.000 personas; hoy son la mitad. El a?o 2015, cuando se firm¨® en Par¨ªs el acuerdo sobre cambio clim¨¢tico m¨¢s ambicioso de la historia, fue el m¨¢s negro de la e¨®lica en Espa?a: el incremento de capacidad fue cero; el pa¨ªs fue superado por India, quedando relegado al quinto puesto mundial (tras China, EE UU y Alemania). Y si en 2013 la e¨®lica era la primera tecnolog¨ªa de generaci¨®n, en 2015 cay¨® al tercer lugar (tras la nuclear y el carb¨®n). Recientemente, el sector se ha empezado a mover gracias a nuevas subastas para instalaci¨®n de energ¨ªas renovables organizadas por el gobierno.
La industria resiste gracias a que se ha convertido en apuesta energ¨¦tica del planeta: las compa?¨ªas espa?olas vendieron al extranjero el 100% de su producci¨®n en 2015, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Asociaci¨®n Empresarial E¨®lica. Espa?a es el tercer exportador mundial de aerogeneradores; sus compa?¨ªas, propietarias del 10% de la potencia e¨®lica del mundo. Y en el pa¨ªs hay casi 200 centros de producci¨®n. Pedro Campo es el jefe de planta de uno de ellos, la f¨¢brica de palas de Lumbier (Navarra), de Acciona Windpower-Nordex, la sexta compa?¨ªa de molinos y turbinas del mundo. Las aspas que producen aqu¨ª miden 61,5 metros y superan las 15 toneladas. Terminan una cada 30 horas. ¡°Como rosquillas¡±, dice Campo, ingeniero navarro que visit¨® el Perd¨®n cuando estudiaba en la universidad. Los llev¨® el profesor de estructuras a ver las cimentaciones: ¡°Era alucinante. Recuerdo preguntarme: ¡®?Qu¨¦ saldr¨¢ de esto? ?Hasta d¨®nde puede llegar?¡¯. Muchos de mi promoci¨®n hemos acabado en el sector. Nos quisimos apuntar. Romp¨ªa con la tradici¨®n industrial de Navarra, que era la automoci¨®n. Esto era diferente¡±.
La nave por la que nos gu¨ªa recuerda al taller de un escultor con delirios elefanti¨¢sicos. El proceso es muy manual, casi artesano. Hay movimiento de operarios con monos, cascos y mascarillas. Se ven rollos de tela de fibra de vidrio. Un taller textil donde cortan el tejido. Superficies alargadas, donde colocan la fibra y la mezclan con resina epoxi (¡°el secreto est¨¢ en esta infusi¨®n¡±). Y moldes tubulares donde disponen el emplasto, formando una concha que dejan curar y luego sit¨²an sobre otra, cerrando el cascar¨®n con vigas y largueros en su interior. Eso ya es un aspa. Se parece al ala de un avi¨®n, que enseguida trasladan a otra estancia donde las lijan y recantean hasta dejar una superficie lisa y fr¨ªa que transmite la sensaci¨®n del acero si uno la golpea. En la punta, cuando gire en su emplazamiento, alcanzar¨¢ los 300 kil¨®metros por hora y sufrir¨¢ todo tipo de inclemencias.
No muy lejos de all¨ª, dejando atr¨¢s valles verdes y colinas con molinos, se encuentra el Laboratorio de Ensayos de Aerogeneradores del CENER, donde los fabricantes prueban sus prototipos. Tenerlo cerca es una ventaja competitiva para la industria. Seg¨²n sus responsables, solo hay cinco instalaciones similares en el mundo. En los ochenta, las aspas med¨ªan 12 metros. Esta ma?ana est¨¢n poniendo a prueba en el hangar un par de palas de la pr¨®xima generaci¨®n: rondan los 65 metros. Se ensamblar¨¢n a turbinas seis veces m¨¢s potentes que las del Perd¨®n. Su longitud cubre casi de banda a banda el Camp Nou; su circunferencia, cuando rote con el viento, contendr¨ªa en su interior el campo entero. Los modelos est¨¢n acoplados a una pared, atraviesan la nave de punta a punta. Con ayuda de cierres mec¨¢nicos abrazados a la pala simulan situaciones extremas: huracanes, tifones. Han probado unos 150 prototipos. Y partido 16. Tambi¨¦n los someten a una prueba de fatiga: a lo largo de dos meses, aplic¨¢ndoles una vibraci¨®n, simulan el paso de 20 a?os. Y vuelven a ensayar su resistencia al clima extremo. Si superan el recorrido, obtendr¨¢n el certificado para el uso comercial.
En este lugar tambi¨¦n investigan sobre el uso de las renovables. Su conexi¨®n a la red, por ejemplo. Una de las cr¨ªticas recurrentes es que la electricidad que genera la tecnolog¨ªa verde en picos de sol o viento no puede almacenarse para los d¨ªas en que escasee. ¡°Es mentira¡±, dice la doctora en Ingenier¨ªa Industrial M¨®nica Aguado, profesora en la Universidad P¨²blica de Navarra, y responsable de una microrred experimental con la que controla el suministro del laboratorio de CENER. Sus fuentes son renovables: solar y e¨®lica. Y en el interior de una nave cuenta con cuatro sistemas de almacenamiento: bater¨ªas de ion litio, de flujo, de plomo-¨¢cido y supercondensadores. En funci¨®n de la producci¨®n y la demanda, dise?a un patr¨®n de acopio y distribuci¨®n de energ¨ªa. A veces, confiesa, le toca poner en marcha el motor di¨¦sel. Pero asegura que se podr¨ªa vivir 100% de las renovables si uno dimensiona correctamente el almacenamiento. Si es posible en esta isla experimental, podr¨ªa replicarse en un pa¨ªs entero. La realidad es muy distinta: en Espa?a, el consumo final de energ¨ªas limpias representa el 16,15% del total. En 2020, deber¨ªa alcanzar el 20%, por mandato de la UE.
¡°Es inexplicable que no se apueste por esta industria para salir de la crisis¡±, dice Sergio Muruz¨¢bal, director de una planta de ensamblaje de aerogeneradores.
¡°Es inexplicable que no se apueste por esto para salir de la crisis¡±, dice Sergio Muruz¨¢bal mientras camina por la planta de aerogeneradores de Barasoain (Navarra), donde Acciona-Nordex ensambla nacelles (turbinas), y bujes (el morro al que se acoplan las palas). Muruz¨¢bal, ingeniero y navarro, es el director de producci¨®n. Rodeado por un traj¨ªn de piezas inmensas, manejadas por gr¨²as y sobre las que los operarios aprietan tuercas y empalman cables, se dirige hasta uno de los aerogeneradores acabados. Tiene el tama?o de un autob¨²s, el aspecto de una c¨¢psula espacial y una puertecita por la cual se accede al interior. Dentro, el aspecto es el de un cerebro de mec¨¢nica primitiva. A grandes rasgos: un eje lento gira a la velocidad de las aspas (20 revoluciones por minuto); un multiplicador (la pieza m¨¢s cara) eleva la rotaci¨®n a 1.200 revoluciones; y las vueltas de un eje r¨¢pido permiten que el generador produzca la magia: electricidad a 12.000 voltios.
En la c¨¢psula, hay componentes venidos de medio mundo, muchos de ellos espa?oles ¡ªy navarros¡ª, como el sistema de control de Ingeteam, la compa?¨ªa que particip¨®, hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, en la traducci¨®n del software del Perd¨®n. El director de producci¨®n tambi¨¦n conserva un recuerdo de aquel primer fogonazo: ¡°Fui a visitarlo con mi padre. Ten¨ªa 19 a?os, estaba empezando la carrera, ni me imaginaba ad¨®nde se podr¨ªa llegar. Fue una sensaci¨®n extra?a la de ser pionero, sentirse tecnol¨®gicamente avanzado: lo solemos relacionar con otros pa¨ªses. Esta industria genera empleo y aporta beneficios a la sociedad. Necesitamos crear un sistema sostenible en el tiempo. Pensar en el ma?ana. A¨²n nos queda abaratar procesos, ocurre en todas las industrias cuando empiezan. Pero las renovables tienen costes inferiores si calculas todos los efectos. Creo que existe una conciencia social a favor. El futuro tiene que ir por aqu¨ª. Y tenemos una ventaja: hemos sido pioneros¡±. La c¨¢psula est¨¢ lista. En breve partir¨¢ en cami¨®n al puerto de Bilbao. Destino final: Texas.
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