La nueva burgues¨ªa biempensante
ME ESCRIBE un se?or de setenta y cinco a?os, desesperado porque las instituciones financieras recurran invariablemente al tuteo para dirigirse a sus clientes. Cuenta que las cartas de su banco empiezan con ¡°un desenfadado ¡®Hola¡¯¡± y siguen con ¡°un irrespetuoso tuteo¡±. Cuando el contacto es telef¨®nico, ocurre lo mismo, y si el se?or les afea las excesivas confianzas, los empleados le responden que ellos ¡°s¨®lo obedecen instrucciones¡±. De poco le sirve a Don Ezequiel advertirles de que, si persisten en lo que para ¨¦l es una groser¨ªa, retirar¨¢ sus fondos. Y se pregunta: ¡°?Cu¨¢l ser¨¢ el siguiente paso, tratarme de ¡®tronco¡¯, ¡®t¨ªo¡¯ o ¡®colega¡¯?¡±
Hace ya a?os que observo c¨®mo completos desconocidos que me escriben para solicitarme algo no tienen ni idea de c¨®mo deben obrar para conseguir lo que buscan.
Hace ya a?os que observo c¨®mo completos desconocidos que me escriben para solicitarme algo no tienen ni idea de c¨®mo deben obrar para conseguir lo que buscan. O al rev¨¦s, deben de estar convencidos de que el desparpajo y la ausencia de las m¨ªnimas formalidades los va a beneficiar y a allanar el camino. Nadie parece haberles ense?ado a escribir una carta o email en condiciones. No soy tan estirado como para ofenderme porque se me tutee de buenas a primeras (aunque yo trate de usted a todo el mundo de entrada, independientemente de su edad: as¨ª llamaba a mis alumnos, quince a?os m¨¢s j¨®venes que yo, cuando daba clases), ni porque se me encabece una misiva con ¡°Querido Javier¡± a secas. Me da lo mismo. Lo que no encuentro aceptable es que ni siquiera haya encabezamiento. ¡°Hola, ?qu¨¦ tal va todo?¡±, me dicen a veces a modo de pre¨¢mbulo, para a continuaci¨®n pedirme una entrevista o una intervenci¨®n en un simposio o un texto para una revista. No s¨¦ qu¨¦ se pretende con esa pregunta (porque es una pregunta): ?que le cuente mi vida al remitente? ?Que le conteste, en efecto, sobre ¡°todo¡±? ¡°Hola, soy Fulanito¡± no es manera de dirigirse a nadie, y eso es lo m¨¢s frecuente hoy en d¨ªa. Tiendo a dar la callada por respuesta en esos casos, no me molesto en afearle la conducta a nadie, a diferencia del irritado Don Ezequiel.
Lo que me llama la atenci¨®n de su queja es que los empleados del banco aseguren limitarse a cumplir ¨®rdenes de los banqueros que han sido rescatados con dinero de los contribuyentes ¡ªque no han devuelto¡ª, a los cuales cada vez cobran m¨¢s comisiones y ofrecen menos beneficios o ninguno. Eso me indica que el tuteo indiscriminado forma ya parte de la actual ortodoxia burguesa biempensante, no menos feroz que la del siglo XIX, prolongado en Espa?a hasta 1975. Los biempensantes de cada ¨¦poca no se caracterizan s¨®lo porque sus creencias y pr¨¢cticas sean mayoritarias o dominantes, sino por la virulencia con que tratan de impon¨¦rselas al conjunto de la sociedad. Hoy ya no se exige ¡ªcomo en el XIX, y aqu¨ª hasta la muerte de Franco¡ª religiosidad, respeto a los s¨ªmbolos y a los padres, amor a la patria y cosas por el estilo. Hoy ha cambiado lo ¡°sagrado¡±, pero la furia y la persecuci¨®n contra quienes no se adscriben a los nuevos dogmas adolecen del mismo fanatismo que las del pasado. La burgues¨ªa biempensante exige, entre otros cultos, lo siguiente: hay que ser antitaurino en particular y defensor de los ¡°derechos¡± de los animales en general (excepto de unos cuantos, como las ratas, los mosquitos y las garrapatas, que tambi¨¦n fastidian a los animalistas y les transmiten enfermedades); hay que ser antitabaquista y probicis, velar puntillosa o mani¨¢ticamente por el medio ambiente, correr en reba?o, tener un perro o varios (a los cuales, sin embargo, se abandona como miserables al llegar el verano y resultar un engorro), poner a un discapacitado en la empresa (sea o no competente), ver machismo y sexismo por todas partes, lo haya o no. (A eso ha ayudado mucho la proliferaci¨®n del prefijo ¡°micro¡±: hay estudiantes que ven ¡°microagresi¨®n¡± cuando un profesor les devuelve los ex¨¢menes con correcciones; asimismo hay mujeres que detectan ¡°micromachismo¡± en el gesto deferente de un var¨®n que les cede el paso, como si ese var¨®n no pudiera hacerlo igualmente con un miembro de su propio sexo: cortes¨ªa universal, se llamaba.) Ver tambi¨¦n por doquier racismo, y si no, colonialismo, y si no, paternalismo. Lo curioso es que la mayor¨ªa de estos nuevos preceptos o mandamientos de la actual burgues¨ªa biempensante los suscriben ¡ªcuando no los fomentan e imponen¡ª quienes presumen de ser ¡°antisistema¡± y de oponerse a todas las convenciones y doctrinas. No es cierto: tan s¨®lo sustituyen unas por otras, y se muestran tan celosos de las vigentes ¡ªcon un esp¨ªritu policial y censor inigualable¡ª como pod¨ªan serlo de las antiguas un cura, una monja, un general, un notario o un procurador en Cortes, por mencionar a gente tradicionalmente conservadora y ¡°de orden¡±.
Y, francamente, si los bancos ¡ªnada menos¡ª dan instrucciones de tutear a todo el mundo; si lo hacen obligatorio como en los hospitales y Universidades y en demasiados sitios ¡°respetables¡±, hay que concluir que tambi¨¦n ese tuteo impostado forma ya parte de lo m¨¢s institucional, reaccionario y rancio.
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