Separados por sexos, gracias a Dios (y a Rajoy)
El Gobierno cambi¨® la ley educativa en 2013 justamente para atender las demandas de los centros que segregan a los alumnos y las alumnas
La justicia es lenta; menos cuando decide no serlo por razones que no siempre se escapan. El Tribunal Supremo, adelant¨¢ndose al Tribunal Constitucional, emiti¨® el pasado mi¨¦rcoles una sentencia a favor de la educaci¨®n segregada por sexos. El ponente ha sido Jos¨¦ Luis Requero, un magistrado que pertenece al Opus Dei, la organizaci¨®n m¨¢s combativa en favor de la segregaci¨®n. No ha habido unanimidad. Se han registrado incluso votos particulares muy duros en contra. Pero en realidad Requero se ha limitado a aplicar la ley.
Esta es una vieja historia; una antigua batalla, como la del Valle de los Ca¨ªdos, que el Partido Popular est¨¢ dispuesto a ganar por acci¨®n o por omisi¨®n. Ya estaba Mariano Rajoy gobernando con mayor¨ªa absoluta cuando el mismo Tribunal Supremo, en julio de 2012, emiti¨® dos sentencias en contra de la educaci¨®n segregada. Soluci¨®n: cambiar la ley. La reforma educativa de Jos¨¦ Ignacio Wert, la LOMCE, reabri¨® expresamente la puerta a la subvenci¨®n estatal de este tipo de centros y ahora el Supremo aplica la nueva directriz.
El debate no est¨¢ cerrado. A¨²n tiene que pronunciarse el Tribunal Constitucional sobre los recursos presentados por el PSOE y los gobiernos de Andaluc¨ªa, Canarias y Asturias contra, justamente, el art¨ªculo de la LOMCE que permite subvencionar a los centros segregados. Por eso, lo l¨®gico es que el Supremo hubiera esperado. El caso es que esa norma considera que no hay discriminaci¨®n siempre que se respete la convenci¨®n relativa a la lucha contra las discriminaciones. Dicha convenci¨®n, aprobada, por cierto, hace 57 a?os, cree que, en efecto, no hay discriminaci¨®n cuando los centros no sean excluyentes, ofrezcan una calidad similar y el Estado en el que se enclavan los admita. O sea, que volvemos a la casilla de salida.
La LOMCE se aprob¨® en su momento (2013) sin consenso y lo que aqu¨ª se dirime es, fundamentalmente, si esos colegios segregados merecen una subvenci¨®n p¨²blica, que es lo que se les niega, por ejemplo, en Andaluc¨ªa. El Constitucional tendr¨¢ que pronunciarse por el aspecto m¨¢s profundo: si hay una discriminaci¨®n en raz¨®n del sexo.
La pol¨¦mica est¨¢ servida. Si una organizaci¨®n erigiera en Espa?a colegios solo para negros o solo para inmigrantes o solo para musulmanes la gente se echar¨ªa las manos a la cabeza. En cuestiones de sexo, es tan larga y est¨¢ tan interiorizada la tradici¨®n, que es m¨¢s dif¨ªcil percibir la discriminaci¨®n.
Cuenta la periodista Reyes Rinc¨®n que el colegio Altair de Sevilla ha colgado en su tabl¨®n de anuncios la novedad: ¡°Gracias a Dios puedo daros la buena noticia de que el Tribunal Supremo ha dictado sentencia dando la raz¨®n a Altair. De esta manera, recuperamos los conciertos¡±. Altair deber¨ªa ser m¨¢s agradecido con el Gobierno de Rajoy, que tantas molestias se ha tomado para ¡°hacer las cosas como Dios manda¡±, que dir¨ªa el propio presidente del Gobierno.
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