La tan veterana y francesa obsesi¨®n americana
Algunos intelectuales ven en Macron un ejemplo de la p¨¦rdida de las esencias patrias
La obsesi¨®n americana, o antiamericana, que Jean-Fran?ois Revel diagnostic¨® en un libro del mismo t¨ªtulo, es un cl¨¢sico franc¨¦s. Ahora ha encontrado una nueva figura en la que proyectar esta fobia particular: Emmanuel Macron.
Los obsesos con la influencia de EE?UU en Francia, con la perversi¨®n de las esencias patrias por la contaminaci¨®n cultural y pol¨ªtica estadounidenses, ven en Macron a un presidente a la americana. Americano por liberal, palabra tab¨² para una parte de la intelectualidad del pa¨ªs de Alexis de Tocqueville, uno de los padres del liberalismo y teorizador de la democracia en Am¨¦rica. Y americano por su estilo. Les parec¨ªa americano, por ejemplo, que en los m¨ªtines electorales participase su mujer, Brigitte. O, como se?ala uno de los intelectuales m¨¢s indignados por la americanizaci¨®n de Macron (y de Francia), el infatigable polemista Alain Finkielkraut, por la manera que el nuevo presidente tiene de cantar La Marsellesa en momentos solemnes. ¡°Emmanuel Macron canta La Marsellesa con los ojos cerrados, la mano en el coraz¨®n¡¡±, dice en declaraciones a la revista soberanista Causeur. As¨ª cantan el himno los gringos; no los galos. Finkielkraut, que a su pesar es uno de los intelectuales de referencia de la extrema derecha de Marine Le Pen, vot¨® a rega?adientes a Macron. El medi¨¢tico fil¨®sofo, autor entre otros ensayos de La identidad desdichada, cree que, al cantar el himno de esta manera en la noche electoral ¡ªojos cerrados, mano en el pecho¡ª, era como si Macron ¡°quisiera validar el diagn¨®stico de R¨¦gis Debray, manifestar urbi et orbi que nos hemos convertido en americanos¡±. Debray, otro veterano de la generaci¨®n de Finkielkraut, la del 68, compa?ero de fatigas del Che, consejero de Mitterrand y cien cosas m¨¢s, acaba de publicar Civilizaci¨®n. C¨®mo nos hemos convertido en americanos. ¡°En 1919 hab¨ªa una civilizaci¨®n europea, con una variante en la cultura americana¡±, evoca. ¡°En 2017 hay una civilizaci¨®n americana, y las culturas europeas parecen, con toda su diversidad, en el mejor de los casos, variables de ajuste, y en el peor, reservas ind¨ªgenas¡±.
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