Dimisi¨®n inapelable
La insostenible posici¨®n de Moix revela una grave cadena de errores de Rajoy
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Hace apenas dos semanas, Manuel Moix sobrevivi¨® en su puesto al frente de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n a pesar de su reprobaci¨®n por el Parlamento. El Congreso tom¨® aquella decisi¨®n in¨¦dita ante las sospechas de que hab¨ªa intentado entorpecer algunas diligencias en el caso Lezo?que afecta a Ignacio Gonz¨¢lez; en respuesta al intento de apartar a los fiscales del caso 3% en Catalu?a; y ante el esc¨¢ndalo que supone el posicionamiento mayoritario de los fiscales anticorrupci¨®n contra algunas de sus decisiones. Las escuchas en las que el expresidente de la Comunidad de Madrid, atemorizado entonces por la investigaci¨®n, celebraba el nombramiento de Moix al frente de Anticorrupci¨®n sembraron dudas sobre un alto cargo que requiere todo lo contrario para acometer su trabajo sin tacha ante los ciudadanos.
En aquel momento, el presidente Rajoy mantuvo su confianza en ¨¦l, en su ministro de Justicia y en el fiscal general, tambi¨¦n reprobados, y este martes la mantuvo sin matices cuando estall¨® el nuevo esc¨¢ndalo que afecta a Moix. En esta ocasi¨®n, el fiscal jefe Anticorrupci¨®n ha tenido que reconocer algo que hab¨ªa ocultado cuando fue designado, y es que es propietario junto a sus tres hermanos de una sociedad paname?a propietaria a su vez de un chal¨¦ en Collado Villalba. La empresa offshore fue herencia de sus padres y est¨¢ declarada, pero no es la mejor carta de presentaci¨®n para quien debe encabezar la lucha contra los corruptos.
Moix ha asegurado que no inform¨® sobre ello porque le parec¨ªa ¡°irrelevante¡± al ser legal pero, obviamente, ni ¨¦l ni el presidente del Gobierno al reafirmar su confianza en ¨¦l han calculado bien el efecto ¨¦tico y est¨¦tico de mantener una propiedad procedente, en ¨²ltima instancia, de la elusi¨®n fiscal. Una vez m¨¢s, Mariano Rajoy persiste en su intento de salvar a altos cargos de su partido o su Gobierno afectados por la falta de ejemplaridad, cuando no por la sospecha directa de manipulaci¨®n o corrupci¨®n. Cuando el entonces ministro Soria se vio obligado a dimitir por su relaci¨®n con empresas de Panam¨¢, el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, fue tajante: ¡°Nadie que haya operado en para¨ªsos fiscales puede estar en el Gobierno¡±.
Tampoco hab¨ªa aparentes ilegalidades en las relaciones de Soria, pero la ¨¦tica, la est¨¦tica y la indignaci¨®n extendida en la sociedad por el constante afloramiento de nuevos casos de corrupci¨®n forzaron su salida. Como forzaron tambi¨¦n su renuncia, poco despu¨¦s, a su plan de convertirse en director ejecutivo del Banco Mundial.
Tambi¨¦n en ese caso Rajoy intent¨® defender la legalidad del puesto de Soria, y entonces, como ahora, se vio superado por una urgencia evidente, que es la de demostrar limpieza y regeneraci¨®n en las m¨¢ximas instancias del Estado.
La lucha contra la corrupci¨®n debe incluir un posicionamiento f¨¦rreo contra la elusi¨®n fiscal y requiere una exhibici¨®n de ejemplaridad que no es compatible con la permanencia de Manuel Moix. Si nadie que haya operado en para¨ªsos fiscales puede estar en el Gobierno, como dijo Montoro, tampoco es admisible al frente de la lucha contra la corrupci¨®n.
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