Sami Tchak, poeta de la condici¨®n humana
El escritor togol¨¦s presenta en Las Palmas su novela 'La fiesta de las m¨¢scaras'
"En muchas historias de amor hay una muerte simb¨®lica. No creo que tenga raz¨®n, pero lo pienso como artista", explica Sami Tchak (Togo, 1960), virando el rostro escarificado hacia su audiencia. Parece que les pida permiso, educadamente, para opinar sobre su propia obra. Lo hace en un espa?ol lento, que se demora buscando la palabra precisa. Lo aprendi¨® en Cuba, en la calle, de otros africanos. Lo desempolva para la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria y el club de lectura de Casa ?frica, donde ayer presentaba su novela La fiesta de las m¨¢scaras.
Sadamba Tcha-Koura (Sami Tchak) pas¨® la larga tarde de ayer dividido entre la carpa Macondo del parque de San Telmo y la sede de Casa ?frica, exponiendo las claves de esta breve obra, que apenas llega al centenar de p¨¢ginas y que combina lo po¨¦tico y lo crudo, como el pu?etazo de una mano forrada con un guante de terciopelo. Publicada recientemente por Casa ?frica, en colaboraci¨®n con Baile del Sol, hay quienes la consideran una obra menor a la sombra de la aclamada Puta vida, tambi¨¦n publicada en espa?ol por una editorial hoy extinta.
Sami Tchak tiene la mirada dulce, la voz serena, el pelo parcheado de canas y las manos m¨®viles, suspendidas perpetuamente en el aire. Enjunto y amable, contradice su reputaci¨®n de enfant terrible de la literatura contempor¨¢nea con unas maneras corteses y el evidente deseo de intercambiar opiniones con sus lectores. Su fama de escritor subversivo, extremo, escandaloso incluso, le persigue hasta aqu¨ª sin alcanzarle. La conversaci¨®n desnuda su obra de artificios para dejar a la vista s¨®lo el esqueleto de denuncia pol¨ªtica y social, el mensaje que quiere pasarnos.
Lo m¨¢s obvio de La fiesta de las m¨¢scaras puede ser, precisamente, su voluntad de desmarcarse de la acidez y el humor de Puta vida. Ve¨ªa que la historia era ahora m¨¢s sombr¨ªa y la despoj¨® de humor para cont¨¢rnosla. En sus conversaciones con la prensa, se declaraba ayer un inveterado pesimista, que nos ve capaces de repetir lo peor de la historia desde el Holocausto y el genocidio ruand¨¦s hasta el infinito y m¨¢s all¨¢. Tambi¨¦n explic¨® que se considera heredero de Sigmund Freud, con el que comparte la idea de que el sexo es la pulsi¨®n que todo lo explica y justifica.
Tchak se dice obsesionado por la oscuridad que portamos dentro, por las sombras de la condici¨®n humana. En esta breve novela intenta desentra?ar toda la complejidad de las relaciones entre dinero, poder y cuerpo y extrapola un microcosmos de relaciones de poder desde el contexto familiar hasta el de las ¨¦lites gobernantes corruptas y un pa¨ªs al completo.
El africano universal
A Sami Tchak no le interesa cercar con coordenadas f¨ªsicas o temporales sus historias. La fiesta de las m¨¢scaras tiene algo de Togo, algo de Francia, algo de Colombia y todo de universal.
El propio Tchak vive desde hace tres d¨¦cadas en Francia, donde se siente libre para expresarse como mejor convenga a su esp¨ªritu algo sombr¨ªo y pesimista. Reconoce que su lengua es el franc¨¦s, que le sirve para explicarse y explicar el mundo y sin el que se sentir¨ªa mudo. Tambi¨¦n afirma que son los grandes autores latinoamericanos los que mejor escriben sobre ?frica y cita a Garc¨ªa M¨¢rquez, Bioy Casares, Alejo Carpentier o Lezama Lima como maestros a la hora de describir lo que se pudre en los tr¨®picos. "Hablan mejor de ?frica que los escritores africanos", asegura, antes de poner como ejemplo El oto?o del patriarca, donde siente que Garc¨ªa M¨¢rquez habla mejor de Togo que ¨¦l mismo.
"En Togo o Ben¨ªn, hay una parte de la poblaci¨®n que viene de Brasil. Nuestro primer presidente, Sylvanus Olympio, ven¨ªa de Brasil. As¨ª que hay una conexi¨®n muy directa entre mi pa¨ªs y Am¨¦rica, adem¨¢s de la conexi¨®n que tengo con la literatura", a?ade.
Tchak reinvidica con agradecimiento y orgullo la huella de Garc¨ªa M¨¢rquez, Rulfo, Bioy Casares. "Lo que me interesa m¨¢s es su manera de fundir la realidad con lo extraordinario", precisa. "Y mi escritura tambi¨¦n sirve para? dar las gracias a todos los autores que me influyen".
Tragedia
La fiesta de las m¨¢scaras es una pura tragedia, narrada con desmesura y urgencia, en la que la muerte siempre est¨¢ presente.
Tchak escribi¨® la novela hace 13 a?os, situ¨¢ndola en un territorio imaginario y un tiempo indeterminado. "La historia funciona como una tragedia griega a puerta cerrada", se justifica. "No necesito fecha, no necesito muchas precisiones. Hay cosas que pasan en un pa¨ªs latinoamericano que podr¨ªa ser un pa¨ªs africano".
Marcan el paso del texto una banda sonora en la que brillan Catherine Lara o Boy George y el recurso a las figuras de Reinaldo Arenas, Jos¨¦ Lezama Lima, Marguerite Yourcenar o Marcel Proust. Tambi¨¦n el cine tinta las p¨¢ginas de Tchak.? "Me encanta el cine y mientras escrib¨ªa esta obra, ve¨ªa una pel¨ªcula que me influy¨® mucho, Ese oscuro objeto de deseo, de Bu?uel", se?ala. "Carla, la protagonista, que hace con los hombres su voluntad, tiene que ver con la protagonista de Bu?uel. La forma en que se desenvuelve la historia tiene que ver un poco con esa pel¨ªcula tambi¨¦n. Avanzamos y volvemos para atr¨¢s para saber qu¨¦ pas¨® antes y comprender lo que va a pasar".
El contrapunto de Carla es Carlos, su hermano menor y la voz que nos narra la historia. Inc¨®modo en una piel que habita a pesar de s¨ª mismo, homosexual, celoso de su hermana, traumatizado por un padre que le desprecia y no le considera un hombre, Carlos busca instintivamente la muerte hasta toparse con ella en el momento en que roza apenas, con la punta de los dedos, la felicidad. Comprendemos su lamento de camino a esa muerte anunciada, a machetazos, a la orilla de una suerte de Laguna Estigia. Todo nos va llevando hacia una desgracia ineludible.
"La homosexualidad es un tema complicado en muchos pa¨ªses africanos", reconoce Tchak. "En Senegal, por ejemplo, es muy dif¨ªcil hablar de ella. Trat¨¦ de hacer una descripci¨®n muy indirecta, no hablar directamente de la homosexualidad, pero es uno de los temas centrales de la novela. Me interesa a partir de la lectura de autores como Reinaldo Arenas, Lezama Lima o Fernando Vallejo, con La virgen de los sicarios".
La homosexualidad me interesa a partir de la lectura de Reinaldo Arenas, Lezama Lima o Fernando Vallejo
Por otra parte, las mujeres de Tchak se sit¨²an en este mundo difuso y tropicalizado en funci¨®n de sus relaciones con los hombres, m¨¢s sufridas, al tiempo que m¨¢s "banales" y menos dibujadas que la mayor¨ªa de ellos. "Los hombres tienen una posici¨®n de dominio, las mujeres son dominadas", constata el autor, refiri¨¦ndose a una realidad que va de Togo a M¨¦xico, pasando por India o Rusia. "Lo m¨¢s f¨¢cil para que una mujer alcance el poder es que mantenga una relaci¨®n con los hombres que tienen el poder".
En este contexto, la cosificaci¨®n de las mujeres y la violencia de g¨¦nero se convierten en una especie de par¨¢bola para describir una sociedad donde el poderoso cree que puede comprarlo todo y que acepta lo inaceptable con una facilidad pasmosa. Sobre todo, entre las mujeres. "La madre prepara a su hija para aceptar lo que ella acept¨® de su marido. Hay un problema de independencia financiera e intelectual de las mujeres en mi pa¨ªs y eso las fuerza a hacer todo lo que quiere el hombre del que dependen", apunta.
Soci¨®logo de formaci¨®n, Tchak avanza que sus investigaciones le conducen a sus novelas, proponi¨¦ndole temas que van desde la agricultura en Burkina Faso a la prostituci¨®n en Colombia. Precisamente en Cali, Colombia, y gracias a un estudiante de la ciudad que hizo una tesis sobre ¨¦l, se gesta el proyecto de traducci¨®n y publicaci¨®n de tres de sus obras.
Los grandes autores latinoamericanos hablan mejor de ?frica que los propios escritores africanos
La fiesta de las m¨¢scaras le sorprendi¨® triunfando en Argelia, pa¨ªs al que el escritor ha viajado ocho veces en la ¨²ltima d¨¦cada y cuyo ministerio de Cultura apost¨® por publicar tres de sus novelas y repartirlas en tiradas de 2.500 ejemplares por las bibliotecas del pa¨ªs. Ese ¨¦xito le sorprendi¨® porque, en general, sus obras est¨¢n condenadas al exilio europeo o a algunos de los campus africanos, de los que casi no salen.
Tchak se sabe lectura minoritaria, carne de tesis muy especializada, poco africano para el paladar de muchos. Es un autor con el que puede ser complicado conectar. Los temas que le escogen y la forma en que los aborda despiertan pasiones. Buenas y malas. Sin embargo, ¨¦l prosigue su camino entre ensayos y novelas, obsesionado por esa condici¨®n humana que se le escapa de las p¨¢ginas, incapaz de juzgar a otra persona y consciente de que en ¨¦l tambi¨¦n conviven la peor y la mejor de las posibilidades.?
Esta tarde contin¨²a el programa africano de la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, con la ecuatoguineana Trifonia Melibea Obono y su novela La bastarda. Ma?ana, viernes, el nigeriano Ade Akinfenwa presentar¨¢ su texto Poes¨ªas y refranes yoruba, y le corresponde el honor de cerrar? -pr¨¢cticamente- la feria, el domingo por la ma?ana, a Federico Vivanco, de la mano de su recopilaci¨®n de cuentos y poemas Ellas (tambi¨¦n) cuentan.
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