Querido guerrillero: ?Bienvenido!
J¨®venes colombianos escriben cartas de reconciliaci¨®n ofreciendo apoyo a los desmovilizados de las FARC. Una iniciativa ciudadana para el proceso de paz
¡°Te doy un abrazo de bienvenida, me da gusto que en nuestra sociedad podamos contar de nuevo contigo¡±. ¡°Estamos muy felices de tenerte de vuelta. Esperamos que a partir de ahora, cambie tu vida¡±. ¡°Todos tenemos derecho a segundas oportunidades. Bienvenidos¡±.
Son mensajes del pueblo colombiano dirigidos a los 6.900 guerrilleros desmovilizados de las FARC. Lecciones de tolerancia resumidas en decenas de cartas que varios grupos de j¨®venes han recogido por todo el pa¨ªs. El objetivo: demostrar que Colombia quiere paz, pero tambi¨¦n reconciliarse consigo misma.
¡°En un pa¨ªs con una sociedad dividida es importante buscar s¨ªmbolos que nos puedan unir, que nos ayuden a encontrar un terreno com¨²n donde todos podamos colaborar¡±, explica Leonardo P¨¢rraga, director de la Fundaci¨®n juvenil BogotArt y uno de los impulsores de Cartas por la reconciliaci¨®n. Se trata de una iniciativa ciudadana con la que se pretende colaborar en el proceso de paz mediante el apoyo a los desmovilizados.
Desde principios de febrero han animado a los colombianos a escribir una misiva a alguno de los guerrilleros an¨®nimos que desde hace tres meses se concentran en las 26 zonas de normalizaci¨®n a la espera de entregar las armas y reintegrarse a la vida civil. Los escritos se han recogido a trav¨¦s de la p¨¢gina web del proyecto o en alguno de los buzones instalados en ciudades como Bogot¨¢, Cali, Manizales, Medell¨ªn o Barranquilla. ¡°En las calles hemos visto que algunas personas se indisponen cuando se menciona el tema de los desmovilizados, pero solo es una minor¨ªa. La gente, por lo general, quiere participar. Para algunos ha sido una especie de liberaci¨®n espiritual. De cierta forma, se han podido perdonar y reconciliar consigo mismos¡±, cuenta P¨¢rraga.
Colombia quiere paz, pero tambi¨¦n reconciliarse consigo misma
Entre los mensajes hay textos demoledores. ¡°Mi padre fue asesinado en la masacre de Santander de Quilichao. El hecho de llorarlo no le va a devolver a la vida, pero yo s¨ª quiero decirles que los perdono porque de nada sirve guardar sentimientos malos¡±. La letra, peque?a y redondeada, corresponde a una chica del norte del departamento del Cauca, una de tantas v¨ªctimas que han mostrado su voluntad de una paz sin rencores.
¡°No somos unos monstruos¡±
El objetivo del proyecto es entregar en mano cada una de estas cartas, llevarlas hasta las mismas zonas de normalizaci¨®n para que sean los guerrilleros quienes las lean en voz alta. As¨ª lo han hecho en la zona veredal del Caldono, en el valle del Cauca, donde hoy se concentran 500 excombatientes. Varios grupos de estudiantes atravesaron la espesura de las monta?as que rodean la aldea y llegaron hasta el coraz¨®n del campamento de las FARC cargados con manojos de mensajes.
Nunca pens¨¦ que habr¨ªa alguien dispuesto a perdonarme por mis errores, pero ahora s¨¦ que hay una sociedad esper¨¢ndonos con los brazos abiertos Exguerrillero de las FARC
¡°Es inexplicable la cantidad de sentimientos que pueden surgir en unas pocas horas, desde el miedo hasta la felicidad¡±, reconoce Manuela Jim¨¦nez, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas. Para muchos de estos j¨®venes tener la oportunidad de hablar cara a cara con un desmovilizado ha sido una cura contra los prejuicios y los discursos de rechazo que durante el ¨²ltimo a?o han dividido a la opini¨®n p¨²blica colombiana. ¡°Me di cuenta de que, en realidad, esos que muchas veces consider¨¦ monstruos y hasta llegu¨¦ a odiar tambi¨¦n son seres humanos¡±, insiste la joven.
Durante el encuentro estudiantes y guerrilleros leyeron emocionados las misivas y muchos de ellos quisieron corresponder. ¡°Nunca pens¨¦ que habr¨ªa alguien dispuesto a perdonarme por mis errores, pero ahora s¨¦ que hay una sociedad esper¨¢ndonos con los brazos abiertos. Yo solo s¨¦ cultivar y coger armas, pero por la paz puedo aprender a trabajar dignamente¡±, escribi¨® uno de los excombatientes en el dorso de un papel.
#Reconcili¨¦monos
Seg¨²n lo pactado en los acuerdos de paz, las FARC ten¨ªan desde el 1 de diciembre un plazo de seis meses para dejar de manera progresiva las armas. Una vez culminado ese plazo es la sociedad la que asume el compromiso de aceptar a estas personas y facilitarles el camino para empezar de nuevo.
La reintegraci¨®n ser¨¢ uno de los grandes retos que Colombia deber¨¢ afrontar en esta nueva etapa de posconflicto, sobre todo despu¨¦s de que el No se impusiera en el plebiscito de octubre, obligando al Gobierno a modificar los acuerdos y aprobarlos por decreto. Desde mediados de 2016, la Agencia Colombiana para la Reintegraci¨®n (ARC) mantiene una campa?a en redes sociales bajo el t¨ªtulo #Reconcili¨¦monos. El v¨ªdeo, en el que se muestran varios ejemplos reales de excombatientes de las FARC y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), pide al pa¨ªs que olvide sus prejuicios para construir la paz.
El 82% de la poblaci¨®n colombiana se muestra hoy a favor de la reconciliaci¨®n. As¨ª lo reflej¨® el primer sondeo nacional sobre Reconciliaci¨®n y Paz realizado en junio de 2016. La mayor¨ªa, no obstante, a¨²n piensa que el pa¨ªs todav¨ªa est¨¢ lejos de conseguirla.
Activistas amenazados
Acciones como Cartas para la reconciliaci¨®n ¨Cde momento, ya llevan recogidas 3.000¨C suponen un impulso para el proceso de paz, pero tambi¨¦n un riesgo para los que lo promueven. Tal y como ha denunciado Amnist¨ªa Internacional, 80 activistas y defensores de derechos humanos fueron asesinados en Colombia durante 2016, ¡°el a?o de la paz¡±. En muchos de los casos, los responsables son grupos armados herederos del paramilitarismo.
Los impulsores de la campa?a de cartas (BogotArt, Fundaci¨®n J¨®venes para J¨®venes y la organizaci¨®n juvenil JCI-Santaf¨¦ de Tierralinda) reconocen que las amenazas existen. ¡°Hace poco comenzaron a enviarse panfletos en el Valle del Cauca advirtiendo a todos los defensores y activistas de temas de paz que dejen sus actividad o van a tener consecuencias negativas¡±, alerta Leonardo P¨¢rraga. ¡°Sin embargo, creo que el miedo no debe ser el principal motor que nos gu¨ªe, sino la esperanza y el deseo de cambio¡±.
Desde luego, ellos piensan continuar llevando sus buzones a m¨¢s puntos de Colombia. Celebrando cada nuevo mensaje de aliento, construyendo la paz a trav¨¦s de la movilizaci¨®n de las palabras.
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