La infame descolonizaci¨®n puertorrique?a
Resulta inaudito que se pretenda convertir una naci¨®n latinoamericana en una minor¨ªa cultural y ¨¦tnica
Puerto Rico es una de las colonias m¨¢s antiguas y pobladas de la humanidad. El coloniaje estadounidense en el pa¨ªs caribe?o lleva m¨¢s de 117 a?os, despu¨¦s de que fuera cedido por Espa?a a los Estados Unidos como bot¨ªn de guerra en el 1898.
Los puertorrique?os han sido convocados el pr¨®ximo 11 de junio a otra consulta electoral de estatus pol¨ªtico. Ser¨¢ la quinta ocasi¨®n en que los puertorrique?os son llamados a expresar su preferencia en cuanto a este tema, y en todas ha faltado un compromiso por parte de los Estados Unidos de respetar el resultado. Y precisamente por no ser vinculantes, se les ha calificado como consultas ¡°criollas¡±, meros ejercicios de expresi¨®n p¨²blica.
Aunque es normal que se celebren consultas electorales para propiciar la descolonizaci¨®n, la nueva que se propone es diferente, ya que est¨¢ descaradamente ama?ada para crear una mayor¨ªa ficticia a favor de la anexi¨®n de Puerto Rico a los Estados Unidos. La realidad de este dise?o antidemocr¨¢tico invalida dicha consulta como siquiera una expresi¨®n de opini¨®n veraz, sin mencionar que no cumple con el derecho internacional p¨²blico al incluir entre las opciones la condici¨®n colonial misma.
Esta nueva consulta est¨¢ descaradamente ama?ada para crear una mayor¨ªa ficticia a favor de la anexi¨®n de Puerto Rico a los Estados Unidos
Con una campa?a basada en la b¨²squeda de la anexi¨®n, la actual administraci¨®n gubernamental triunf¨® en los recientes comicios con apenas el 40% del apoyo electoral, debi¨¦ndose su victoria a una fragmentaci¨®n de las fuerzas mayoritarias antianexi¨®n. Dicho Gobierno minoritario, aprovech¨¢ndose de la circunstancia cr¨ªtica que vive el pa¨ªs, mediante manipulaci¨®n, el miedo y ama?o, pretende lograr el triunfo contundente en favor de la anexi¨®n que por la v¨ªa democr¨¢tica no obtendr¨ªa.
A partir de la administraci¨®n del presidente Bill Clinton, las acciones y las manifestaciones norteamericanas han sido acordes con una agenda de descolonizaci¨®n de Puerto Rico. Estados Unidos quiere terminar con su colonia, y ya no sabe qu¨¦ m¨¢s hacer y qu¨¦ m¨¢s decir para que los puertorrique?os den el paso definitivo hacia la descolonizaci¨®n y la soberan¨ªa. Esto es un hecho conocido por el liderato anexionista, y esta nueva consulta que propone no es m¨¢s que un tiro al aire, que un acto desesperado.
No se niega que la mayor¨ªa de los puertorrique?os anexionistas son gente noble que desean lo mejor para Puerto Rico
La anexi¨®n de Puerto Rico a los Estados Unidos significar¨ªa la disoluci¨®n de la nacionalidad puertorrique?a dentro de otra nacionalidad dominante. Resulta inaudito que se pretenda convertir una naci¨®n latinoamericana y caribe?a cuyo vern¨¢culo es el espa?ol y cuya cultura y valores son ¨²nicos e intransferibles, en una minor¨ªa cultural y ¨¦tnica, cat¨®lica, marginada, discriminada y pobre de otra naci¨®n distinta. Igualmente, es una contradicci¨®n querer incorporarse a quien les ha mantenido inmoral e ilegalmente por m¨¢s de un siglo como una indigna colonia, discriminado y condenado a Puerto Rico a la dependencia econ¨®mica, y a una relaci¨®n comercial injusta y desleal que ha propiciado la pobreza en el pa¨ªs.
Sin duda la anexi¨®n representa para los puertorrique?os la igualdad, pero la igualdad con millones de norteamericanos que viven diariamente el discrimen, la pobreza, la marginaci¨®n y la dependencia, convierti¨¦ndose perpetuamente en el estado m¨¢s pobre y marginado de los Estados Unidos.
Si algo positivo ha logrado esta nueva consulta simb¨®lica, ha sido unir en un boicot a la oposici¨®n puertorrique?ista a la anexi¨®n. Los anexionistas ir¨¢n solos a la consulta, y obtendr¨¢n la misma s¨²per mayor¨ªa que obtienen gobiernos antidemocr¨¢ticos en sus falsas elecciones. Tras el 11 de junio, los puertorrique?os habr¨¢n despilfarrado millones de d¨®lares, y el gran vencedor no ser¨¢ la anexi¨®n sino la abstenci¨®n electoral, que sin duda ser¨¢ hist¨®rica.
Es una ingenuidad de los anexionistas pretender enga?ar al norteamericano con una farsa tan evidente, a lo sumo provocando de los Estados Unidos la indiferencia, cuando no negarle de un plumazo la anexi¨®n a Puerto Rico, seg¨²n es de voluble la administraci¨®n Trump, eliminando as¨ª esa opci¨®n y avanzando hacia un proceso de descolonizaci¨®n serio y real que culmine en la soberan¨ªa.
No se niega que la mayor¨ªa de los puertorrique?os anexionistas son gente noble que desean lo mejor para Puerto Rico. Ese deseo genuino de un futuro pr¨®spero y democr¨¢tico de los anexionistas debe llevarlos al reconocimiento de que la anexi¨®n no es un derecho, que resulta imposible, y que est¨¢ llena de contradicciones. Igualmente, deben reconocer que la relaci¨®n colonial es una relaci¨®n entre dos, y hay que preguntarse cu¨¢les son los intereses norteamericanos.
Es previsible afirmar que aquellos que defienden y promueven la anexi¨®n ser¨¢n sus propios verdugos en la consulta de estatus del 11 de junio.
Efra¨ªn V¨¢zquez-Vera es internacionalista y Catedr¨¢tico de la Universidad de Puerto Rico.
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