Como de todo. Menos pulpo
A¨²n separada de la cabeza, su piel es capaz de leer la luz en un espacio e imitarla
D¨¦jeme empezar diciendo que soy atea, no soy vegetariana, no compro org¨¢nico y como de todo. Excepto pulpo. Me encanta, no me causa alergia, y sin embargo ya no lo puedo comer.
Es un bloqueo emp¨¢tico, pero de una empat¨ªa at¨ªpica. Por regla general, la empat¨ªa se genera en el reconocimiento de uno mismo en el otro, gracias a las famosas neuronas espejo. Pero yo no he dejado de comer vaca por sus grandes ojos amorosos. Ni pollo a pesar de las granjas inhumanas. Ni ciertos peces aunque s¨¦ que nos los estamos acabando. Nada de eso ha activado en m¨ª ni culpa ni piedad. En cambio, despu¨¦s de un periodo de lecturas pulp¨ªsticas obsesivas, el pulpo -la idea misma de un pulpo en pedazos, dispuesto en la mezcla de aceite y piment¨®n que antes me hac¨ªa chuparme los dedos- comenz¨® a generarme un asco s¨²bito, moralino, incontenible. Como si en el pulpo derrotado viera a un hermano ca¨ªdo.
Porque si bien mi bloqueo no es propiamente ¨¦tico (no al modo, por ejemplo, del vegano promedio) s¨ª tiene algo de cofrad¨ªa. Al pulpo lo respeto demasiado. Mi empat¨ªa es quiz¨¢ racional o nom¨¢s pretenciosa o, en el mejor de los casos, denota una apertura a lo Otro. Porque el pulpo no se parece a nosotros. De hecho, seg¨²n Peter Godfrey-Smith en su libro ¡°Other minds¡±, es lo m¨¢s parecido que tenemos en la tierra a una mente extraterrestre. Pero la palabra clave es mente. El pulpo es inteligente. No sabemos qu¨¦ piensa pero sabemos que piensa.
Un pulpo ve, mira, registra, aprende por observaci¨®n, resuelve problemas, y cualquier otro verbo que implique poseer una mirada atenta y capaz. Adem¨¢s, un pulpo se escapa de donde sea (por tierra o por mar) y se camuflajea mejor que cualquier otro animal. Esto tambi¨¦n depende de su particular mirada: cambia de coloraci¨®n seg¨²n lo que ve, a pesar de que, extra?amente, no ve color. Es dalt¨®nico. Lo que percibe e imita son sutiles variaciones de brillosidad. Pero eso no es todo. Un pulpo no ve s¨®lo con los ojos. Ve con el cuerpo. Ve con la misma piel que muta a cada instante. A¨²n separada de la cabeza, su piel es capaz de leer la luz en un espacio e imitarla.
D¨¦jeme cerrar diciendo que tampoco me hago ilusiones. Es muy probable (aunque no seguro, porque en personalidades var¨ªan tanto como los humanos) que por m¨ª o por usted, un pulpo sentir¨ªa curiosidad. Pero dif¨ªcilmente la empat¨ªa que yo le profeso. Un pulpo es asocial, solitario y pasa su vida agazapado. Aunque de m¨ª, al menos, ya no tendr¨¢ que esconderse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.