Asfixiados por Trump
Atr¨¢s queda el mundo construido con el liderazgo bien utilizado por EE UU
Aunque uno se lo proponga, es imposible dejar de observar los bandazos y los sobresaltos del comportamiento del presidente de Estados Unidos y sus consecuencias para el mundo. Hay quienes consideran que la mejor manera de acabar con un incendio es provocando una explosi¨®n con nitroglicerina porque ese compuesto consume el ox¨ªgeno que necesita el fuego para mantenerse encendido. Es lo que parece que est¨¢ haciendo el incendiario Donald Trump para apagar la conexi¨®n rusa.
No hay una sola voz, ni un solo peri¨®dico, ni un cient¨ªfico o intelectual que no haya manifestado su horror por la retirada de Washington del Acuerdo de Par¨ªs sobre cambio clim¨¢tico, que ya era un pacto de m¨ªnimos. Y por si no fuera suficiente, el republicano ha decidido socavar y despreciar a la OTAN, manteniendo, a diferencia de sus predecesores, un estricto silencio sobre el art¨ªculo 5 ( ¡°las partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en Am¨¦rica del Norte, se considerar¨¢ como un ataque dirigido contra todas¡¡± ). Conviene no olvidar que la Alianza Transatl¨¢ntica se cre¨® para evitar que los sovi¨¦ticos se comieran al resto de Europa.
El mundo de hoy no pertenece a Henry Ford, ni a los grandes l¨ªderes industriales o financieros que alumbraron los avances del imperio estadounidense, sino a los Zuckerberg, a los Gates, a los creadores de Google, de Yahoo y de todas las redes sociales
Atr¨¢s queda el mundo construido tras dos guerras mundiales con el liderazgo ganado a pulso y la hegemon¨ªa bien utilizada del imperio del Norte. Trump ha terminado por configurar las se?as del nuevo mundo con esa pol¨ªtica que solo ¨¦l entiende, pero que secundan el 40% de los estadounidenses. Y adem¨¢s, el vac¨ªo que est¨¢ dejando y el aislacionismo hacia el que se desliza esta presidencia, con la complicidad de los congresistas y senadores republicanos, ofrece a China una gran posibilidad para convertirse en el gran adalid del comercio libre, pese a su comunismo de Estado.
Francamente, no es de esperar que Trump conozca la historia, ni siquiera es razonable suponer que sepa que su pa¨ªs no es un imperio m¨¢s porque todos los imperios tienen razones militares, comerciales y de dominio, pero solo se consolidan cuando tienen un legado hist¨®rico o civilizatorio. El Imperio Romano ten¨ªa, como el estadounidense con el que a menudo se compara, un destino manifiesto. Unific¨® los territorios que iba conquistando no solo mediante una extensa red de v¨ªas y calzadas, sino tambi¨¦n con el derecho, el idioma, la cultura y los intercambios comerciales. Lo mismo ocurri¨® con el Imperio Brit¨¢nico que explot¨® hasta el ¨²ltimo de los intereses econ¨®micos en sus conquistas y que gan¨® a cambio, por ejemplo en el caso de India, un suministrador de materias primas. Los estadounidenses tambi¨¦n han ganado mucho. Invirtieron sangre, dinero y ambici¨®n moral en el Acta de Independencia que dio lugar a su naci¨®n. Hoy gracias al control militar, financiero y tecnol¨®gico, siguen siendo, pese a Trump, al Tea Party y a los republicanos, el referente de los valores democr¨¢ticos en el mundo libre.
Lo m¨¢s sorprendente de este cambio de eje es que se est¨¢ produciendo cuando los poderes econ¨®micos, los que delinean la globalizaci¨®n y los que han creado las nuevas relaciones entre los factores productivos de los pa¨ªses est¨¢n en manos de j¨®venes estadounidenses que han utilizado la tecnolog¨ªa para poner en marcha y explotar las oportunidades de la era de Internet.
El mundo de hoy no pertenece a Henry Ford, ni a los grandes l¨ªderes industriales o financieros que alumbraron los avances del imperio estadounidense. El mundo de hoy pertenece, sobre todo, a los Zuckerberg, a los Gates, a los creadores de Google, de Yahoo y de todas las redes sociales. Sin embargo, el mundo de hoy tiene la desgracia de que esos l¨ªderes, salvo el fallecido Steve Jobs, no tienen ning¨²n sentido de la responsabilidad ni de la estructura del poder que representan.
Los nuevos amos del mundo no tienen experiencia, ni conocimiento y tampoco capacidad para administrar el poder econ¨®mico, pol¨ªtico y tecnol¨®gico que manejan. Y frente a eso, est¨¢n convirti¨¦ndose en unos instrumentos al servicio de la visi¨®n m¨¢s antigua, decadente y antiamericana representada, curiosamente, por el poder Ejecutivo y por los que todav¨ªa le siguen en el Legislativo.
Trump est¨¢ asfixiando al mundo con sus actitudes, con sus pol¨ªticas, con la tinta que -como calamar- arroja sobre la conexi¨®n rusa, al ejecutar voluntaria o involuntariamente la gran oferta en el sacrificio ritual del templo del Kremlin. Lo est¨¢ haciendo al cuestionar la OTAN y al romper la alianza con la Uni¨®n Europea y con Alemania que ya le han demostrado que se ha convertido en un socio irrelevante para el continente. Y lo est¨¢ haciendo dando un cheque en blanco para que el mundo muera como consecuencia de la torpeza y la estupidez que significa el aniquilamiento sist¨¦mico del planeta.
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