¡®Despatarre¡¯ masculino en el transporte p¨²blico
La incomodidad experimentada por quien va al lado suele ser directamente proporcional al grado de apertura de ¨¦l
Lo vemos todos los d¨ªas en cualquier lugar o medio de transporte p¨²blico. El manspreading (algo as¨ª como ¡°hombre despatarrado¡±) nos ha invadido hasta tal punto que se ha convertido en algo habitual, aunque este anglicismo nos suene menos. Me refiero a esas posturas expansivas que adoptan muchos hombres al sentarse en el metro, el autob¨²s o la butaca del cine. Con las piernas abiertas, insinuando sus partes ¨ªntimas e invadiendo el espacio ajeno al ocupar m¨¢s de un asiento (??aqu¨ª estoy yo!!). Si adem¨¢s a su lado hay una mujer, la incomodidad experimentada por ella suele ser directamente proporcional al grado de apertura masculina.
La pr¨®xima semana, los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid llevar¨¢n pegatinas que advertir¨¢n contra este ¡°despatarre masculino¡±. Lo anunci¨® el ¨¢rea de Pol¨ªticas de G¨¦nero y Diversidad, despu¨¦s de una recogida de firmas por parte de colectivos feministas pidiendo medidas como ¨¦sta en los autobuses de la EMT y en los vagones de Metro. La empresa municipal trabaj¨® junto al ?rea de Igualdad del Ayuntamiento de Madrid y con el colectivo Microrrelatos Feministas: "La misi¨®n de este nuevo icono pictogr¨¢fico es recordar la necesidad de mantener un comportamiento c¨ªvico y de respetar el espacio de todo el mundo a bordo del autob¨²s".
Desde hace a?os, lo hacen ciudades como Nueva York o Tokio. El objetivo, muy loable, es recordar que hay que respetar el espacio de todo el mundo, pero en el fondo deber¨ªa hacernos pensar tambi¨¦n en el lenguaje corporal que estamos comunicando. A estas alturas, ya estamos concienciados sobre normas c¨ªvicas como dejar libre el asiento a embarazadas, ancianos o personas discapacitadas, sin embargo, no reparamos sobre c¨®mo nos sentamos o cu¨¢nto espacio ocupamos.
M¨¢s all¨¢ de cuestiones biol¨®gicas de la especie masculina, (evitar presionar los genitales) y etol¨®gicas (transmitir el poder de macho de la manada) esta peculiar manera de sentarse transmite dominancia, expresa af¨¢n de conquista y supone un allanamiento en toda regla del territorio vecinal. Los hombres abren sus piernas excesivamente mientras las mujeres, en la mayor¨ªa de las ocasiones ¡ªquiz¨¢ por una cuesti¨®n tambi¨¦n de educaci¨®n¡ª adoptan justo la postura contraria, piernas juntas o cruzadas, evitando cualquier tipo de contacto o roce con el hombre.
Los analistas en comportamiento no verbal llamamos al estudio de este canal de comunicaci¨®n, prox¨¦mica. El t¨¦rmino fue acu?ado por Edward T. Hall y hace referencia al uso que hacemos del espacio. El despatarre masculino en el transporte p¨²blico supone, en este caso, invadir la burbuja privada del vecino y suele generar rechazo por parte del que lo padece.
Quiz¨¢ no hayas reparado conscientemente en si lo haces o lo sufres. En cualquier caso, mientras afloran las campa?as contra el manspreading y tambi¨¦n aquellas que critican que el tema se centre en el g¨¦nero masculino, ya circula por las redes otro t¨¦rmino, el shebagging, la ocupaci¨®n de dos asientos que hacen las mujeres con sus bolsos.
Susana Fuster es periodista y experta en Comunicaci¨®n No Verbal.
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