F¨²tbol
Es tradici¨®n que Rajoy delegue la representaci¨®n en las finales en las que no juega el Real Madrid, el Rey em¨¦rito ni eso

Deber¨ªa tener m¨¢s cuidado Mariano Rajoy a la hora de manifestar sus preferencias futbol¨ªsticas puesto que, aunque ¨¦l no lo crea a juzgar por su comportamiento a veces, como presidente del Gobierno de Espa?a representa a todos los espa?oles. Despu¨¦s de argumentar para no tener que acudir en persona a declarar como testigo en el caso G¨¹rtel a la Audiencia Nacional, a 24 kil¨®metros de su residencia oficial de La Moncloa, lo gravoso que ser¨ªa para el erario espa?ol su desplazamiento le falt¨® tiempo para volar a Cardiff para contemplar desde el palco del estadio de la capital galesa (?con lo bien que se ve en la televisi¨®n de plasma!) la final de la Champions de f¨²tbol entre el Real Madrid y la Juventus italiana. Eso s¨ª, s¨®lo una semana antes le debi¨® de parecer muy gravoso para el erario espa?ol acompa?ar al Rey en el Calder¨®n, a tres kil¨®metros de La Moncloa, en la final de la Copa que lleva su nombre y en un partido con el que se clausuraba un campo con m¨¢s de medio siglo de antig¨¹edad e historia.
Menos mal que el Rey em¨¦rito, ¨¦se cuya funci¨®n nadie sabe bien cu¨¢l es pero que la ejerce siempre que puede y con frecuencia inconvenientemente, le dej¨® en un segundo plano al comparecer tambi¨¦n en el palco de Cardiff y, sobre todo, al bajar a los vestuarios del Real Madrid despu¨¦s del partido, que el equipo madridista gan¨® con una exhibici¨®n de juego, para felicitar a los jugadores y hacerse un selfi abrazado (todo un Rey em¨¦rito) al capit¨¢n madridista Sergio Ramos mientras ¨¦ste esperaba a poder orinar para pasar el control antidoping. Lo cual hablar¨ªa de su campechan¨ªa, tan ponderada en sus tiempos de gloria, si no fuera que tres a?os atr¨¢s no compareci¨® en el palco (ni ¨¦l ni Mariano Rajoy; mand¨® a la vicepresidenta) del estadio ol¨ªmpico de Berl¨ªn para ver c¨®mo el Barcelona le ganaba otra final de Champions a la misma Juventus de Tur¨ªn. Y no es la primera vez que ocurr¨ªa. Ya es tradici¨®n que Rajoy delegue en alguien de su Gobierno la representaci¨®n de ¨¦ste en las finales de f¨²tbol en las que no juega el Real Madrid y el Rey em¨¦rito ni siquiera eso.
Se quejan los madridistas de que muchos espa?oles identifiquen a su equipo con el centralismo y el poder, sobre todo en los territorios menos afectos a lo espa?ol, pero tanto el club madridista como bastantes pol¨ªticos continuamente les dan razones para que piensen de esa manera. Lo peor es que esas razones son tambi¨¦n combustible para una desafecci¨®n que trasciende al f¨²tbol, que, como todos sabemos, en Espa?a es m¨¢s que un deporte.
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