Ganarse la vida
CRISTINA BALB?S es una mujer muy peculiar. Naci¨® hace 29 a?os en Burgos, pero abandon¨® su ciudad natal a los 16 y ya no ha vuelto a residir ah¨ª. Primero se fue a hacer el bachillerato con una beca en el colegio del Mundo Unido de Hong Kong, lo cual ya es de lo m¨¢s ex¨®tico. Despu¨¦s estudi¨® Biolog¨ªa Molecular en la prestigiosa Universidad de Princeton (EE UU) y regres¨® a Espa?a para hacer el doctorado en el Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas. Todo le auguraba una m¨¢s que prometedora carrera como investigadora, pero se le cruz¨® el tumulto de la vida: mientras hac¨ªa la tesis, fund¨® con unos compa?eros Escuelab, un proyecto social que busca acercar la ciencia a los ni?os de una manera muy interactiva, ¡°muy parecida a como es en realidad trabajar en un laboratorio¡±. La iniciativa no s¨®lo tuvo una buena acogida sino que adem¨¢s reafirm¨® en Cristina el convencimiento de que mejorar la cultura cient¨ªfica en nuestro pa¨ªs y fomentar las vocaciones es una necesidad acuciante. Y, con pasi¨®n y generosidad, decidi¨® ¡°colgar la bata¡± y dedicarse de lleno a intentar impulsar Escuelab: ¡°Sin quererlo, me convert¨ª en emprendedora social para desconsuelo de mis familiares, que siguen envi¨¢ndome todas las ofertas del BOE que encuentran con la secreta ilusi¨®n de que siente la cabeza y me haga funcionaria¡±.
No es un empe?o f¨¢cil. No cuentan con m¨¢s apoyo que el de su propia pasi¨®n y su talento y conseguir que el proyecto sea sostenible roza lo milagroso. En 2015 el ministerio les concedi¨® el Premio Nacional de Educaci¨®n por la promoci¨®n de la cultura cient¨ªfica y ahora han ganado el premio Emprende de Unicef por su trabajo con ni?os con talento en riesgo de vulnerabilidad. Quiz¨¢ gracias a Escuelab logre salir adelante alg¨²n genio espa?ol, hombre o mujer, que de otro modo hubiera sido aplastado en la infancia por el peso abrumador del desamparo social y la pobreza.
No cuentan con m¨¢s apoyo que el de su propia pasi¨®n y su talento y conseguir que el proyecto sea sostenible roza lo milagroso.
Para no depender de apoyos externos han fundado una empresa social. Piensan invertir todos los beneficios (si es que alg¨²n d¨ªa consiguen tenerlos) en becar a esos chicos inteligentes y vulnerables. Y adem¨¢s acaban de crear un grupo en Teaming (una plataforma solidaria por la cual, de una manera f¨¢cil y segura, podemos donar un euro al mes a una causa), para sacar fondos y llevar a ni?os sin recursos a sus campamentos de verano; para colaborar, googlea ¡°Escuelab Teaming¡± y sigue las instrucciones.
Produce v¨¦rtigo pensar en lo complicado que debe de ser hacer lo que est¨¢n haciendo estos guerreros de la ciencia: tantos n¨²meros que tendr¨¢n que cuadrar, tantas horas de trabajo que meter, tantos sacrificios que asumir. ¡°Pero el trabajo con ni?os es muy gratificante y nos sigue moviendo el intentar ense?ar de una manera diferente y mostrar la ciencia como es, una apasionante carrera de obst¨¢culos para comprender mejor el mundo que nos rodea y mejorar un poquito la vida de las personas¡±.
Los humanos somos juguetes del azar. No tenemos ning¨²n control sobre lo que nos sucede, empezando por el cuerpo, la familia, la sociedad que nos han tocado para vivir. Pero s¨ª podemos decidir c¨®mo reaccionamos ante lo que nos sucede. Siempre hay un margen de elecci¨®n, aunque sea ¨ªnfimo; y en esa decisi¨®n nos labramos nuestro destino. ¡°Sin quererlo, me convert¨ª en emprendedora social¡±, dice Cristina Balb¨¢s, pero no es cierto; es queriendo y haciendo cien peque?as elecciones cada d¨ªa como vamos dibujando nuestro camino. Decisiones generosas, estoicas, emp¨¢ticas, que no s¨®lo has de pagar con carencias materiales, es decir, con m¨¢s precariedad econ¨®mica y laboral, sino tambi¨¦n, en este caso, con una renuncia que ha tenido que ser dolorosa, porque no me cabe la menor duda de que a Cristina le fascina la investigaci¨®n. Qu¨¦ extraordinario que, teniendo la posibilidad de un brillante futuro cient¨ªfico, des la espalda a esa apasionante aventura individual para volcarte y de alg¨²n modo borrarte en la acci¨®n colectiva. En fin, hablamos a menudo de la importancia de ganarse la vida y nos referimos siempre a lo econ¨®mico. Pero no tenemos m¨¢s que una existencia y, como nos demuestran Cristina y sus socios, quienes se ganan la vida de verdad son aquellos que logran encontrarle un sentido.
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