Los bosques de paz, el antidoto contra los incendios
La gesti¨®n comunitaria de los ind¨ªgenas es la estrategia m¨¢s eficaz contra el fuego en Guatemala
Cada temporada se repite la misma escena. El cielo se ennegrece y el humo se apodera del horizonte, mientras las llamas, voraces, le arrancan el verdor a la selva. A?o tras a?o, el fuego va lacerando la Reserva Maya de la Biosfera. 7.794 focos, miles de hect¨¢reas calcinadas, s¨®lo durante la estaci¨®n seca de 2017. Pero de ellos, apenas el 0,8% se registraron en las tierras comunales gestionadas por los pueblos ind¨ªgenas cuyo modelo de prevenci¨®n se ha revelado como la herramienta m¨¢s eficaz para preservar la biodiversidad de uno de los ¨²ltimos pulmones ambientales de Am¨¦rica.
¡°Las concesiones comunitarias han convertido a los pueblos locales en aliados de la conservaci¨®n, pues han unido el destino de las comunidades con el de los bosques¡±. Esta premisa, expuesta por Andrew Davis, autor del informe sobre incendios forestales en la reserva elaborado por la Asociaci¨®n de Comunidades Forestales de Peten (Acofop), explica la paradoja interna de la Reserva Maya: las ¨¢reas protegidas, como la Laguna del Tigre o la Sierra del Lacand¨®n, arden con m¨¢s frecuencia que las zonas comunales.
Creada en febrero de 1990 como el complejo de ¨¢reas protegidas continuas m¨¢s grande de Centroam¨¦rica, la Reserva Maya de la Biosfera abarca m¨¢s de dos millones de hect¨¢reas de selva tropical que se extiende por M¨¦xico y Belice, albergando una de las mayores concentraciones de biodiversidad del mundo: ¨¦ste es el hogar de jaguares, pumas, ocelotes, monos aulladores, tortugas de agua dulce y de la guacamaya roja, una especie en peligro de extinci¨®n. Adem¨¢s, existen m¨¢s de 180 sitios arqueol¨®gicos representativos de la civilizaci¨®n maya prehisp¨¢nica, entre ellos las ruinas de Tikal, declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco en 1979, o El Mirador, una rec¨®ndita ciudad a la que s¨®lo se puede llegar a pie o en mula pero que seg¨²n recientes investigaciones fue la cuna del imperio maya.
Tras la firma de los acuerdos de paz, que pusieron fin en 1996 a tres d¨¦cadas de conflicto armado interno, se pact¨® dividir la reserva en tres ¨¢reas: una zona n¨²cleo, 844.000 hect¨¢reas donde se encuentran cinco parques nacionales, cuatro biotopos y monumento cultural; una zona de usos m¨²ltiples (ZuM) destinada a la explotaci¨®n sostenible de los recursos naturales; y una zona de amortiguamiento, conformada por una franja de terreno al sur de la reserva donde se permiten algunas actividades agr¨ªcolas.
Para la gesti¨®n de las 793.900 hect¨¢reas que componen la ZuM se ide¨® un novedoso sistema de concesiones, dos de ellas para la explotaci¨®n industrial y nueve para uso comunitario. Este modelo, bautizado como los Bosques de Paz, permiti¨® a las comunidades locales manejar 398.300 hect¨¢reas de bosque, alrededor del 18,9% del total de la Reserva, en las que implantaron un nuevo modelo de desarrollo: aunque en un principio apostaron por la explotaci¨®n forestal de la caoba, pronto entendieron la necesidad de diversificar la producci¨®n forestal y de introducir otras actividades productivas no maderables. Hoy, las alrededor de 30.000 personas que participan de ¡°la mayor extensi¨®n bajo concesi¨®n comunitaria del mundo¡±, explotan la madera mas tambi¨¦n producen xate ornamental y gestionan peque?os negocios de turismo sostenible.
Apenas el 0,8% de los focos de incendios se registraron en las tierras comunales gestionadas por los pueblos ind¨ªgenas
M¨¢s all¨¢ de los resultados econ¨®micos, el modelo de gesti¨®n comunitaria ha permitido tambi¨¦n frenar la deforestaci¨®n: si entre 1994 y 2015 alcanz¨® el 21,8% en la zona n¨²cleo y el 40,7% en la zona de amortiguamiento, apenas fue del 2,97% en el terreno comunitario. No obstante, ha sido su ¨¦xito en la lucha contra los incendios lo que ha suscitado la atenci¨®n internacional: de los 7.794 fuegos detectados entre enero y mayo de este a?o, ¡°menos del 1% ocurrieron dentro de las concesiones comunitarias activas¡±, subraya Davis en una entrevista por email. Concretamente el 0,8%, 60 puntos de calor, pese a gestionar directamente el 16.6% del ¨¢rea total de la Reserva (otro 2,3% corresponde a concesiones inactivas). Por contra, la zona n¨²cleo, el 40,2% de la extensi¨®n de la reserva, concentr¨® el 53% de los fuegos.
¡°El gobierno no ha podido controlar los incendios en grandes Parques Nacionales como Laguna del Tigre y Sierra del Lacand¨®n, pues el modelo en estas ¨¢reas protegidas estrictas exige un alt¨ªsimo nivel de organizaci¨®n, eficiencia y capacidad gubernamental, sustentado por recursos considerables de largo plazo. Las presiones de la agricultura, ganader¨ªa y palma africana sobre estas ¨¢reas han rebasado estas capacidades gubernamentales. El resultad ha sido la expansi¨®n acelerada de los incendios y la deforestaci¨®n, en un escenario local donde la normativa ambiental pr¨¢cticamente existe solamente en papel¡±, explica el investigador.
Por contra, los comuneros lograron frenar las llamas con una estrategia muy clara: la prevenci¨®n. Con una inversi¨®n de 412.000 d¨®lares, realizaron m¨¢s de 1.000 misiones de patrullaje (algunas incluso en las zonas correspondientes a los parques naturales), se adecuaron 453 kil¨®metros de brechas cortafuegos y se establecieron m¨¢s de 200 campamentos de vigilancia de los bosques comunitarios. ¡°En estas ¨¢reas, las reglas ambientales se aplican diariamente y de forma consistente, pues son fundamentales para las vidas y medios de vida de las comunidades¡±, subraya Davis.
M¨²ltiples amenazas: la palma, los narcoganaderos y el fin de las concesiones
Pese a que han pasado ya m¨¢s de dos d¨¦cadas desde el fin del conflicto armado, las comunidades ind¨ªgenas siguen al margen del desarrollo. La desnutrici¨®n cr¨®nica ronda el 65%-70%, con picos de hasta el 90% en el departamento de Huehuetenango, y sus tierras se han convertido en objetivo prioritario para el desarrollo de proyectos hidroel¨¦ctricos, agroforesales y mineros de grandes empresas transnacionales, lo que se traduce en constantes enfrentamientos con las autoridades: desde el 2000 se han registrado oficialmente 4.485 agresiones a los defensores de la tierra, casi una diaria.
Entre los humedales de La Laguna del Tigre hay desde hace varias d¨¦cadas una explotaci¨®n petrolera y nuevas inversiones para la producci¨®n de agrocombustibles, como la palma africana y la ca?a de az¨²car, est¨¢n expandi¨¦ndose en los bosques de Pet¨¦n. Aunque hasta la fecha, las concesiones comunales est¨¢n blindadas, en los pr¨®ximos a?os comenzar¨¢n a vencer sin que por el momento el gobierno de Guatemala se haya comprometido a renovarlas.
¡°La falta de pr¨®rroga de las concesiones comunitarias seria catastr¨®fica para la Reserva de la Biosfera Maya. Hay amplio consenso cient¨ªfico de la efectividad ambiental de las concesiones comunitarias. Si el gobierno de Guatemala ignorara este consenso y no asegurara una pr¨®rroga, supondr¨ªa el fin del control comunitario que ha protegido las concesiones por dos d¨¦cadas. Ser¨ªa muy probable el surgimiento de un fuerte vac¨ªo de gobernanza, y la perdida no solamente de bosques de enorme importancia para la biodiversidad y cambio clim¨¢tico, sino tambi¨¦n para las riquezas arqueol¨®gicas en la reserva¡±, alerta Davis.
Nuevas amenazas, como la llegada del turismo de masas a la cuenca de El Mirador o la proliferaci¨®n de los narcoganaderos ¡ªque deforestan la zona para establecer nuevas rutas de distribuci¨®n de droga¡ª, no hace m¨¢s que alimentar el temor de los expertos a que sin la protecci¨®n de las comunidades ind¨ªgenas el futuro de la reserva se vuelva cada vez m¨¢s oscuro.
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