No al silencio
Un mes despu¨¦s del asesinato de Javier Valdez C¨¢rdenas los periodistas a¨²nan fuerzas contra el miedo
Hoy cumplo una semana en M¨¦xico despu¨¦s de estar 10 meses en Estados Unidos por mi beca Nieman. En mi primer d¨ªa en M¨¦xico platiqu¨¦ con los 15 colegas de Michoac¨¢n que tomaron su descanso o pidieron que les descontaran el d¨ªa para venir a protestar fuera de la PGR y as¨ª llamar la atenci¨®n sobre la silenciada desaparici¨®n de Salvador Adame, colega de Tierra Caliente. Ah¨ª me top¨¦ con dos reporteras del DF que en cuanto me vieron comenzaron a hablar desbordadas sobre el impacto de tantas muertes en sus vidas, sobre la necesidad de psic¨®logos, sobre la sensaci¨®n de ser la pr¨®xima asesinada. Con la pregunta: qu¨¦ hacemos.
En la noche vi a una querida amiga atrapada en la telara?a sinf¨ªn de tratar de darle sentido al sinsentido del asesinato de Javier Valdez C¨¢rdenas, esa mara?a que nos tiene a tantos enredados. Los grupos de los chats est¨¢n hirviendo en mensajes planteando nuevas acciones, nuevos datos, nuevas emergencias, un d¨ªa avis¨¢ndonos sobre el reportero de Quintana Roo a quien le cortaron la oreja como advertencia para el due?o de su diario y otro de la locutora ind¨ªgena que sufri¨® un atentado o de la hija adolescente del fot¨®grafo que fue desaparecida (y que por fortuna fue localizada).
Nos mensajeamos pregunt¨¢ndonos si finalmente hubo apoyo para los 7 reporteros y fot¨®grafos emboscados por 100 hombres armados en Guerrero y despojados de todo su equipo de trabajo; si hubo apoyo para pagar el velorio de Javier e indemnizar a su familia; si alguien sabe c¨®mo est¨¢n lidiando con el dolor los compas de RioDoce y qu¨¦ tipo de apoyo necesitan; si alguien conoce terapeutas que puedan viajar a Sinaloa o a Guerrero a dar contenci¨®n a colegas. Cada d¨ªa recibo mensajes de colegas que piden auxilio para que los ayudemos a detener las nuevas leyes estatales que est¨¢n aprobando diputados para, dicen, "proteger periodistas" pero que est¨¢n envenenadas. Otros requieren consejos para armar su propio colectivo de periodistas para autodefenderse. Otros piden que rolemos sus desplegados dirigidos a las autoridades o las fotos de sus manifestaciones. Otros comparten las notas que diariamente publican para no soltar el tema.
Han sido d¨ªas de citas en caf¨¦s para escuchar a los amigos que no saben qu¨¦ hacer con la ansiedad que los carcome o que no han podido llorar la p¨¦rdida del amigo-colega-hermano mayor que era Javier o que revivieron en su muerte los asesinatos que los hicieron antes huir de sus tierras hacia el DF. De campa?a de solidaridad en tuiter defendiendo al colega sonorense a quien el beltronismo sac¨® de la radio. De llamadas escuchando a directivos de medios locales amenazados que se sienten frustrados al salir de Gobernaci¨®n, despu¨¦s de escuchar que los funcionarios se dicen rebasados y sin atinar qu¨¦ hacer pero tampoco permiten la visita a M¨¦xico de los relatores de la libertad de expresi¨®n de la ONU y la OEA. De citas nocturnas para pensar colectivamente qu¨¦ podemos hacer para detener la impunidad que es la pol¨ªtica de Estado, pregunt¨¢ndonos detalles sobre los cr¨ªmenes m¨¢s recientes para entender los mensajes ocultos, replante¨¢ndonos d¨®nde s¨ª y d¨®nde no se puede hacer periodismo, compartiendo an¨¦cdotas de las paranoias nocturnas sintiendo que a todos nos siguen. Hablando con defensores y compartiendo diagn¨®stico, desaz¨®n, esbozos de acciones.
Yo, como muchos, estoy convertida en una especie de controladora a¨¦rea intentando apoyar las iniciativas que colegas m¨¢s l¨²cidos inician: que si publicar juntos en el aniversario, que si leer la obra de Javier, que si tapizar la ciudad con carteles, que si una colecta para apoyar a medios cr¨ªticos. Ayer, al final de la conferencia de prensa en la que invitamos al gremio a dejar a un lado egos y competencias para sumarse a los di¨¢logos entre periodistas de la semana pr¨®xima para discutir nuestros problemas y dise?ar soluciones, una de las reporteras que me entrevist¨® comenz¨® a llorar cuando habl¨¢bamos sobre el asesinato de Miroslava porque ella tambi¨¦n es mam¨¢. D¨ªas de planes, muchos, y de ejercicios intentando dise?ar un futuro en el que quepamos las y los periodistas, en el que aprendan a respetarnos. D¨ªas de explicar que si se mata a un periodista se silencia tambi¨¦n lo que estaba denunciando. D¨ªas de mezcal y de planes para reunirnos. De aconsejar a colegas que quiz¨¢s deban preparar su salida del pa¨ªs porque pueden ser los pr¨®ximos y no hay manera de salvarlos. De acompa?ar con mensajes a quienes ya se fueron. De revisar nuestras pr¨¢cticas y nuestro propio trabajo inspirados por el ejemplo de Javier. De masticar la rabia y la tristeza porque por falta de dinero no lo sacaron cuando pidi¨® ayuda. De sentir que en 10 a?os de emergencia no hemos aprendido mucho como gremio para que los asesinos la tengan un poco m¨¢s dif¨ªcil. De recordarme y recordarnos que a Javier, a Miroslava, a El Choco, a Regina, a Rub¨¦n y a tantos los mataron para causar terror en todos, para intentar paralizarnos. Dici¨¦ndonos que se viene peor, que pueden seguir matando a los mejores y que hay que tener "el coraz¨®n bien informado" y hacer an¨¢lisis de riesgos y mapas de actores y an¨¢lisis de contextos para prepararnos mejor para eso peor.
Pese a la tristeza y al terror que se instala me siento clara y serena, un poquito m¨¢s sabia despu¨¦s de mi experiencia fuera, sabiendo que la lucha contra el silencio en M¨¦xico es una carrera de resistencia que requiere relevos. Un d¨ªa les toca a unos retirarse para tomar aire (o salvar la vida) y a otros regresar descansados y con la mirada limpia para comenzar nuevos intentos. Que mantener viva la indignaci¨®n y la esperanza requiere estrategia.
As¨ª son estos d¨ªas en los que no he querido o podido ver a mucha gente querida porque no puedo con tanta dosis de intensidad. As¨ª, estos d¨ªas de abrazos c¨®mplices, solidarios, en silencio compartido, de ¨¢nimo, de orfandad, amorosos, de bienvenida, de p¨¦rdida pero tambi¨¦n de futuro, de nos tenemos unos a otros y estamos vivos y est¨¢ todo por construirse.
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