Poci¨®n de oscurantismo

Oigo al diputado Iglesias Turri¨®n hablar de ¡°r¨¦gimen de 1978¡±. Interrumpo la escucha estupefacto y repito incr¨¦dulo esas palabras. ?Habr¨¢ querido decir que la democracia que construimos con sacrificios tan extraordinarios desde la Ley para la Reforma Pol¨ªtica y las elecciones libres y participativas de 1977 es una continuaci¨®n del r¨¦gimen que subyug¨® a Espa?a los 40 a?os anteriores, la dictadura del caudillo Francisco Franco? No puede ser, digo para mis adentros. Pero, pens¨¢ndolo bien, ?qu¨¦ otra interpretaci¨®n cabal puede hacerse de esas palabras? Y lo ha dicho a sabiendas. Es profesor de Ciencia Pol¨ªtica y Administraci¨®n. Maneja muy bien el instrumento del discurso, eso es conocido. Por tanto, no es ignorancia, ni incultura, ni ineptitud ni torpeza. Es un intento consciente de tergiversaci¨®n hist¨®rica. Una falsedad de hecho ¡ªy de derecho¡ª que denigra, envilece y desacredita la mejor transformaci¨®n pol¨ªtica pac¨ªfica que ha logrado el conjunto de individuos agrupados en Espa?a desde, al menos, principios del siglo XIX. ?Que hay cosas que cambiar en la Constituci¨®n, reconocer en la historia, reformar en la sociedad y mejorar para el futuro? ?Pues claro! Pero no a costa de deslegitimar la Constituci¨®n, prostituir la historia, enfangar la sociedad y aplazar el futuro hasta la llegada de un nuevo palad¨ªn.¡ª Jos¨¦ Eguiagaray Cano. Bruselas (B¨¦lgica).

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