?Inmigrante o extranjero?
?Se deja alg¨²n d¨ªa de ser inmigrante? ?Cu¨¢ndo se pasa a ser considerado 'normal'?
Toda persona que cruza una frontera espera de antemano ser tratada como extranjera. El sentimiento de extranjer¨ªa es un sentimiento anterior a la partida del viaje interestatal. Pero lo que nadie espera es tener esa etiqueta de por vida. Mis dudas son las siguientes: ?se deja alg¨²n d¨ªa de ser inmigrante? ?Cu¨¢ndo se pasa a ser normal?
Pese a lo que muchos creen, hoy por hoy, el estatus de extranjero o inmigrante es establecido por rasgos externos de aspecto f¨ªsico, vestimenta, forma de hablar... Aparte del estatus administrativo. No importa que esa persona haya pasado 30 a?os en ese pa¨ªs, para los dem¨¢s sigue siendo un inmigrante.
Despu¨¦s de reflexionar mucho sobre estos interrogantes he llegado a la conclusi¨®n de que la etiqueta de inmigrante va desapareciendo con la asimilaci¨®n cultural de la persona. En otras palabras, cuantas m¨¢s cosas hagas y cuanto m¨¢s act¨²es como un espa?ol menos probabilidades tienes de ser visto y tratado como un inmigrante. Dicho as¨ª parece l¨®gico y comprensible. Pero, hay mucho m¨¢s. Para asimilar las pautas culturales de un pa¨ªs tienes que perder las propias de tu pa¨ªs de origen. ?A alguien le gusta dejar de ser lo que es para convertirse en lo que los dem¨¢s quieren que sea? L¨®gicamente, a nadie.
La integraci¨®n se entiende hoy en d¨ªa como la homogeneizaci¨®n o similitud de las personas. Pero, ?qu¨¦ clase de sociedad o pa¨ªs busca que todos sus conciudadanos sean iguales en pensamiento, comportamiento y gustos? ?A qui¨¦n le gustar¨ªa vivir en un pa¨ªs as¨ª? Personalmente, me niego a vivir en un espacio donde no haya una diversidad. No quiero vivir en un pa¨ªs de borregos. Quiero vivir en un arco¨ªris cultural. Quiero cruzarme con chinos, banglades¨ªes, japoneses, espa?oles, americanos, noruegos, cameruneses, sudafricanos, australianos, marroqu¨ªes, etc. Me encantar¨ªa que todo el mundo tuviese su derecho de existir a su gusto con la ¨²nica ley universal de respeto y fraternidad.
Puede ser que lo que me guste sea una ficci¨®n pero yo creo que es posible. Nos han adoctrinado para pensar que la diferencia es t¨®xica y perjudicial para la salud social. Este pensamiento s¨ª intoxica el ambiente social. ?C¨®mo podemos hacerlo entonces? Las leyes de la vida no tienen que venir de arriba sino de abajo. ?A¨²n no se entiende? Te explico, empieza a relacionarte con tu vecino sea espa?ol o extranjero. Al final da igual la nacionalidad, lo que realmente importa es la persona.
Llevo m¨¢s de 15 a?os viviendo en Espa?a. Gracias a mi familia he tenido la oportunidad de estudiar y, lo m¨¢s importante, formarme como persona. Migrar me ha ayudado mucho en esta formaci¨®n. Y pese a lo ¡°integrado¡± que estaba y estoy, siempre me he sentido inmigrante. Y ello no quiere decir que me haya esforzado, al contrario, he hecho muchas cosas para sentirme igual a los dem¨¢s.
Hoy en d¨ªa, tengo una idea madurada de que la integraci¨®n es un mero invento para conseguir la fractura social. Los inmigrantes son personas como los aut¨®ctonos. Y como toda persona, precisan del derecho a la dignidad. La dignidad se refiere al respeto al otro. ?Qu¨¦ somos si no nos respetamos? Yo dir¨ªa animales.
Hay que cambiar de chip. La diferencia es un valor a?adido que estamos perdiendo. La moda se ha convertido en nuestra ilusi¨®n. Ver la calle es ver una reproducci¨®n ilimitada de los modelos que marca la moda: todos visten igual, todos se maquillan igual, todos se peinan igual, todos escuchan la misma m¨²sica,¡ y el diferente siempre ser¨¢ el se?alado. El raro. El que no encaja. Siempre se?alamos a quien no se parece a nosotros como el problema. Y, verdaderamente, el problema est¨¢ en nuestra incapacidad para respetar la diferente y menospreciar la diversidad.
Me niego a vivir en un espacio donde no haya una diversidad. No quiero vivir en un pa¨ªs de borregos
En toda sociedad, adaptando a nuestra ¨¦poca las nociones aristot¨¦licas, existen personas nacionales y extranjeras. Eso es una verdad como una casa. Pero, es cierto que esta diferenciaci¨®n no es permanente y para toda la vida. Es c¨®mo se empieza. La meta debe ser un trabajo socialmente cooperativo que persiga la uni¨®n y el aprendizaje mutuo.
Probablemente, muchos os preguntareis y cu¨¢ndo deber¨ªa acabar el estatus de extranjer¨ªa. Este estatus deber¨ªa acabar cuando empiece la voluntad y el sentimiento de los inmigrantes de querer formar parte de la sociedad de recepci¨®n. Como en todo movimiento social, el sentimiento de pertenencia marca el momento en que la persona entra a formar parte del mismo, es decir, cuando te sientes de ese sitio deber¨ªas tener el derecho a tratarte como ciudadano de ese sitio. Seas como seas y vistas como vistas.
Pero no nos equivoquemos, querer formar parte de una sociedad no est¨¢ ligado a dejar de formar parte de la sociedad de origen. La diversidad es una riqueza que tenemos que aprender a valorar. ?Por qu¨¦ se tiraniza a las personas que nos sentimos de varios sitios? Yo opino que es compatible ser espa?ol, marroqu¨ª y paraguayo a la vez. Relacionado con esta idea, en los ¨²ltimos a?os est¨¢ naciendo un movimiento de identidad llamado cosmopolitismo. Los cosmopolitas tienen un sentimiento de identidad m¨¢s universal que nada tiene que ver con la idea de Estado-Naci¨®n; se sienten ciudadanos del mundo. Yo me siento un ciudadano del mundo, y considero a todas las personas igual que yo en derechos, obligaciones y dignidad. Te invito expresamente a formar parte de esta comunidad totalmente adaptada a la ¨¦poca en la que vivimos.
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