El muro de Trump y sus r¨¦plicas en Latinoam¨¦rica
Detr¨¢s de las din¨¢micas de separaci¨®n hay una actitud de superioridad que conlleva el rechazo hacia los que son considerados m¨¢s pobres
Cada vez queda m¨¢s claro que las exaltaciones abruptas de Donald Trump van m¨¢s all¨¢ de las consignas publicitarias. Este hombre, blanco, multimillonario, y ahora presidente de los Estados Unidos con el monopolio de la fuerza global, se est¨¢ tomando al pie de la letra aquello de que es el hombre m¨¢s poderoso del mundo. Y parece estar dispuesto a hacer lo que sea necesario para ¡°volver a hacer grande a los Estados Unidos¡±, lo que sea que eso signifique. A¨²n si eso implica fomentar la destrucci¨®n del mundo, como qued¨® demostrado hace muy poco cuando lanz¨® la que coloquialmente apodan como Madre de todas las bombas, sobre una regi¨®n del planeta sometida desde hace muchos a?os al permanente bombardeo de una guerra sin fin, bajo la doctrina estadounidense de la seguridad nacional que busca protegerlos a "ellos" frente a la amenaza de ¡°el resto¡±.
En base a esa misma l¨®gica, dentro del continente m¨¢s desigual del mundo, Trump ha prometido construir un muro fronterizo entre Estados Unidos y Am¨¦rica Latina, ¡°a big, beautiful and powerful wall¡±, ("un gran, bonito y poderoso muro"), algo que en el lenguaje grandilocuente de la pol¨ªtica norteamericana podr¨ªan denominar como El padre de todos los muros. Una medida que el nuevo presidente de Estados Unidos ha calificado como la herramienta m¨¢s vital para la defensa de la seguridad de su pa¨ªs y que, cuando era anunciada en sus espectaculares rallies de campa?a, desataba una euforia que terminaba en el acto inveros¨ªmil de Trump junto a sus fan¨¢ticos gritando descontrolados al un¨ªsono ¡°Build that wall!, Build that wall!¡± ("?Construye ese muro!"). La divisi¨®n definitiva entre ¡°ellos¡± y ¡°el resto¡±.
Por m¨¢s impactante que parezca esta medida de Trump, en nuestra Am¨¦rica Latina desigual hace mucho tiempo que hemos adoptado ese american way of walls (Estilo americano de muros). Y en el interior de esta regi¨®n se han construido y se construyen cotidianamente distintos tipos de muros que separan y dividen nuestras sociedades. Fronteras hist¨®ricas que dividen a pueblos hermanos que buscan protegerse los unos de los otros, fronteras jur¨ªdicas que separan a extranjeros de nacionales al interior de los pa¨ªses. Divisiones sociales que, en base al adormecimiento del consumo, nos producen la ilusi¨®n de estar divididos seg¨²n lo que entendemos por nuestro estatus. Muros f¨ªsicos que van dividiendo a las sociedades con la excusa de proteger a los que tienen m¨¢s de los que tienen menos.
En el interior de Latinoam¨¦rica se han construido y se construyen cotidianamente distintos tipos de muros que separan y dividen nuestras sociedades
Lo que est¨¢ detr¨¢s de toda esta din¨¢mica de separaci¨®n es una actitud de superioridad que conlleva el rechazo hacia los que consideramos ¡°m¨¢s pobres", de ¡°el resto¡±. Algo que Adela Cortina ha denominado aporofobia, que es la aversi¨®n a los pobres. En sociedades desiguales, fragmentadas, segregadas y desconfiadas como las latinoamericanas, esta aporofobia se manifiesta a trav¨¦s una compulsiva b¨²squeda de separaci¨®n, donde el decil m¨¢s rico construye muros para separarse del 90% restante, frente a lo que el siguiente decil se separa del otro 80%, y el siguiente del 70% y as¨ª sucesivamente, hasta que vamos quedando amurallados simb¨®lica, jur¨ªdica, social, econ¨®mica y f¨ªsicamente. La manifestaci¨®n m¨¢s extrema de esta din¨¢mica la experimentan los m¨¢s de 104 millones de latinoamericanos que viven en asentamientos informales, donde cotidianamente se vulneran sus derechos humanos producto de la exclusi¨®n social.
Pues bien, como parte de esa misma din¨¢mica, ahora desde arriba nos han prometido la construcci¨®n del Padre de todos los muros, la divisi¨®n definitiva que dejar¨¢ minimizados y subordinados a nuestros muros latinoamericanos internos. Frente a esta situaci¨®n podemos optar por dos caminos, por un lado, caer en la tentaci¨®n de seguir reproduciendo el american way of walls e intensificar la tendencia a la divisi¨®n y la separaci¨®n, construyendo nuevos muros que nos contin¨²en dividiendo a unos de otros, entre y dentro de pa¨ªses, razas, sexos, clases, y terminar gritando ¡°Build that wall!¡± (s¨ª, probablemente en ingl¨¦s) cada vez que logramos establecer nuevas formas de exclusi¨®n, cayendo en un camino de anomia social sin retorno. O bien, podr¨ªamos darnos cuenta de la necesidad de pensar en nuevas formas de vivir juntos, que superen la exclusi¨®n y la desigualdad para construir la unidad en la diversidad, algo que en lugar de fortalezas privadas cerradas requiere de espacios comunes abiertos, menos muros y m¨¢s puentes. Transformar sociedades de privilegios en sociedades de derechos.
Podr¨ªamos darnos cuenta de la necesidad de pensar en nuevas formas de vivir juntos, que superen la exclusi¨®n y la desigualdad
A riesgo de parecer parad¨®jico, esta puede ser una oportunidad para transitar por un camino de superaci¨®n de desigualdades a nivel regional, si comenzamos por romper con las diferencias artificiales que nos separan a la gran mayor¨ªa de latinoamericanos: los comunes, los m¨¢s, las mayor¨ªas. Los ciudadanos y ciudadanas que hoy nos encontramos separados por divisiones superficiales que nos impiden ver que es mucho m¨¢s lo que nos une que lo que nos divide. Comenzar por superar esas divisiones puede ser un camino para construir nuevos valores de la vida en comunidad y del bien com¨²n, una nueva esperanza capaz de transformar eso que desde arriba califican como ¡°el resto¡±, en un ¡°nosotros¡± construido desde el sur y desde abajo, con la fuerza para ir derribando los muros de la desigualdad latinoamericana y que, qui¨¦n sabe, tal vez tambi¨¦n termina por derrumbar al Padre de todos los muros.
Luis Bonilla Ortiz-Arrieta es director operativo de TECHO Internacional.
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