Gatopardo de Arabia
Reforzar la legitimidad de la monarqu¨ªa saud¨ª es el objetivo de la transici¨®n en marcha
Que todo cambie.
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La gerontocracia tiene sus d¨ªas contados. Solo queda el rey Salm¨¢n, 82 a?os, que puede abdicar en cualquier momento. Por primera vez desde tiempos del rey Abdulaziz, el fundador, quien manda es un joven treinta?ero de la generaci¨®n de los nietos. Aramco, la colosal compa?¨ªa petrol¨ªfera, lanzar¨¢ pronto la mayor venta p¨²blica de acciones de la historia. Se palpan las chilabas de los predicadores y polic¨ªas religiosos, responsables de un islam rigorista que somete a las mujeres, mantiene un sistema penal medieval y difunde la doctrina yihadista en la que se fundamenta el terrorismo internacional. Bajo la mesa se estrecha una dif¨ªcil alianza con Israel para plantar cara a la otra potencia regional que es Ir¨¢n.
Son cambios en marcha y con prisas, nada habituales en la pen¨ªnsula ar¨¢biga. El joven Mohamed Bin Salm¨¢n ya es el heredero de la Corona, despu¨¦s de saltarse a otros dos herederos, destituidos despu¨¦s de ser nombrados: Muqrim, el m¨¢s joven de los hijos de Saud, que lo fue desde enero a abril de 2015 y quien le sustituy¨®, su sobrino Muhamad Bin Nayef, que ha durado algo m¨¢s de dos a?os. En este tiempo, su actual sustituto y joven hombre fuerte del r¨¦gimen no ha perdido el tiempo. A ¨¦l se debe la guerra de Yemen, el endurecimiento de las relaciones con Ir¨¢n y la Visi¨®n 2030, un colosal plan de transformaci¨®n econ¨®mica y social que significar¨ªa el alumbramiento de un nuevo y moderno pa¨ªs sin dependencia exclusiva del petr¨®leo.
El secreto estriba en reformular los dos grandes pactos sobre los que se ha construido el poder de los Saud. El religioso con el wahabismo es imprescindible para incorporar a la econom¨ªa y a la sociedad a la poblaci¨®n femenina, desprovista de derechos hasta el extremo de no tener acceso ni a la conducci¨®n de autom¨®viles. Pero tambi¨¦n lo es para lavar la cara de la clase dirigente saud¨ª respecto a sus responsabilidades directas o indirectas con el terrorismo. Tambi¨¦n hay que reformular el que mantiene Riad con Washington desde al menos 1945, por el que Estados Unidos ten¨ªa garantizado el petr¨®leo a buen precio y Arabia Saud¨ª recib¨ªa a cambio la seguridad.
La principal fuente de legitimidad de la monarqu¨ªa saud¨ª deriva de su gesti¨®n de las peregrinaciones a Medina y La Meca, que le permiten lucir a su rey el t¨ªtulo de guardi¨¢n de los dos lugares santos. Buena parte de la confrontaci¨®n con el islam chi¨ª, y especialmente con la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, tiene su origen en este monopolio saud¨ª, cuestionado por quienes quisieran que los santos lugares fueran gestionados por alguna instituci¨®n o consorcio internacional, principalmente en cada ocasi¨®n en que se producen incidentes o avalanchas mortales. De ah¨ª la funcionalidad de una guerra civil isl¨¢mica perpetua entre sunitas y chi¨ªes, con sus derivaciones en Siria, Irak y Yemen, en la que los saud¨ªes no se defienden tan solo de quienes les quieren quitar el liderazgo del islam, sino lo que es m¨¢s importante, la legitimidad de la corona.
Para que nada cambie.
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