Hemos visto la pel¨ªcula de Netflix abucheada en Cannes y nos flipa
Okja, del surcoreano Bong Jon Ho es un filme trepidante que desat¨® la ira de quienes consideran que un t¨ªtulo que no se estrena en salas de cine no debe participar en el festival de cine
Su nombre es Okja. Es una cerdita gigante, muy cari?osa y juguetona. Se ha criado en la cima de un monte en Corea junto a una ni?a, Mija, y su abuelo. Mija y Okja son inseparables y corretean juntas por el bosque, se zambullen en los r¨ªos, pescan y se comunican de una manera muy especial. Son una pareja adorable. Pero esta estampa id¨ªlica est¨¢ a punto de llegar a su fin, ya que Okja forma parte de un proyecto llevado a cabo por una multinacional que intenta lavar su imagen de cara al p¨²blico con el lema: 100% sano, 100% ecol¨®gico y no transg¨¦nico, pero que en realidad realizan terribles experimentos gen¨¦ticos para producir especies mutantes destinadas a la industria c¨¢rnica.
Este es el planteamiento de la nueva pel¨ªcula de Bong Joon-ho, uno de los cineastas coreanos m¨¢s sobresalientes del panorama actual, y tambi¨¦n es la gran apuesta de la cadena Netflix para esta temporada (se estrena el 28 de junio), una producci¨®n propia que fue la responsable, junto a The Meyerowitz Stories (New and Selected), de Noah Baumbach de la enorme pol¨¦mica que tuvo lugar en el pasado festival de Cannes en la que se puso en tela de juicio si pel¨ªculas concebidas para televisi¨®n pod¨ªan competir en el mayor certamen del mundo.
No nos enga?emos. Okja es cine. Es puro espect¨¢culo. Es una pel¨ªcula importante que dinamita cualquier posibilidad de controversia en torno a la manera en la que fue concebida. Lo importante es que exista y que se le haya dado la oportunidad a grandes creadores, a aut¨¦nticos visionarios como es el caso de Bong Joon-Ho, de llevar a cabo una obra tan valiente y controvertida, tan l¨²cida y afilada sin ning¨²n tipo de cortapisas a su creatividad, de manera totalmente libre y creyendo en ¨¦l y su talento.
Lo ideal ser¨ªa que cada espectador eligiera d¨®nde verla. Que pudiera verse en la plataforma digital y en un estreno reducido en salas de cine, algo que solo pasar¨¢ en EEUU, Corea y Reino Unido. Porque lo cierto es que merece la pena disfrutarla en pantalla grande. Bong Joon-Ho ha contado con el grand¨ªsimo director de fotograf¨ªa Darius Khondji, responsable de t¨ªtulos como Z. La ciudad perdida o La playa, y con un equipo de efectos especiales de primer nivel que unidos a la habilidad del director para orquestar una superproducci¨®n que a¨²na virtuosismo t¨¦cnico y art¨ªstico, ha dado como resultado esta especie mutante, h¨ªbrida, al igual que la propia Okja, que puede funcionar como experiencia cinematogr¨¢fica aut¨¦ntica en cualquier sitio donde la queramos ver sin perder un ¨¢pice de su valor.
Tambi¨¦n Bong Joon-Ho ha sido considerado desde sus inicios un esp¨¦cimen un tanto at¨ªpico: sus pel¨ªculas suelen tener un esp¨ªritu abiertamente comercial, est¨¢n fuertemente influenciadas por los modelos norteamericanos (siempre se le ha denominado el Spielberg coreano), pero su mirada es muy personal y bajo su prisma esos referentes quedan totalmente distorsionados, sobre todo porque tiene una capacidad sat¨ªrica de la que carecen los yanquis, y es capaz de mezclar todo tipo de g¨¦neros en un c¨®ctel imprevisible que abarca todas las tonalidades que uno pueda imaginar. Adem¨¢s, su mirada es profundamente autoral y en ¨¦l se rastrean una serie de temas y un estilo inconfundible que lo singularizan.
En ese sentido en Okja destila todas sus obsesiones y se convierte en un compendio de muchos de los elementos que han trufado su trayectoria. Tiene momentos de comicidad elocuente a trav¨¦s de un humor negr¨ªsimo, otros de un dramatismo que hacen que se te salten las l¨¢grimas, una ternura y una sensibilidad que lo impregnan todo y una fuerte carga sat¨ªrica y reflexiva en torno al mundo en el que vivimos.
"Bong Joon-Ho utiliza el g¨¦nero fant¨¢stico para escarbar en los males del tiempo que nos ha tocado vivir"
Todas sus pel¨ªculas, desde The Host a Rompenieves, se convierten as¨ª en alegor¨ªas de nuestra sociedad. Bong Joon-Ho utiliza el g¨¦nero fant¨¢stico para escarbar en los males del tiempo que nos ha tocado vivir. Habla de la manipulaci¨®n informativa, de las diferencias sociales y la crisis econ¨®mica, de las insatisfacciones del ciudadano ordinario, de la corrupci¨®n y el sistema capitalista, de la familia y sus diferentes modelos. Al principio de su carrera part¨ªa de elementos muy localistas para hablar de muchos de los problemas de su pa¨ªs para crear un discurso que pod¨ªa trasladarse a cualquier parte del mundo.
En Okja el planteamiento no puede ser m¨¢s universal. Arremete con ferocidad contra la manipulaci¨®n que ejercen las grandes corporaciones y su falta de escr¨²pulos. Apela a la conciencia del espectador poniendo de manifiesto la sociedad despiadada y deshumanizada en la que vivimos. Es seguramente la pel¨ªcula que la industria c¨¢rnica jam¨¢s quisiera que vi¨¦ramos. Porque con respecto a esa cuesti¨®n el director se pone firme y no deja t¨ªtere con cabeza. Tanto es as¨ª, que a medida que avanza la pel¨ªcula y nos introducimos en los laboratorios en los que se hacen los experimentos y m¨¢s tarde en el matadero, la cosa se pone realmente terror¨ªfica y pesadillesca, en algunos momentos incluso dif¨ªcil de soportar para los est¨®magos m¨¢s sensibles. El director nos sit¨²a frente al calvario por el que han de atravesar los animales en todo su proceso hasta la muerte, mientras que asistimos al cautiverio de Okja y a su trato vejatorio como si fuera una digna descendiente de King Kong.
Al fin y al cabo, la pel¨ªcula tiene muchos puntos en com¨²n con este cl¨¢sico inagotable. A King Kong lo utilizan para exhibirlo como un objeto de feria. A Okja tambi¨¦n antes de convertirlo en chuletas. Los dos tienen emociones, son inteligentes, los extirpan de su entorno y se sienten estafados por el g¨¦nero humano.
Y es que Okja tiene m¨¢s sentimientos que casi todos los personajes que aparecen en la pel¨ªcula. En ese sentido, el dise?o de la criatura resulta de una cercan¨ªa conmovedora. Y para contraponer esa expresividad y esa sabidur¨ªa que podemos percibir en su mirada, nos encontramos con una fauna de personajes realmente extravagantes.
El director vuelve a poner de manifiesto su gusto por el elemento grotesco y la s¨¢tira carnavalesca, en esta ocasi¨®n a ritmo de fanfarria de la Europa del Este. As¨ª, nos encontramos con una Tilda Swinton y un Jake Gyllenhaal que se insertan en un registro histri¨®nico que los sit¨²a a medio camino entre el rid¨ªculo y la genialidad. Parece que Tilda Swinton se encuentra absolutamente encantada con su nuevo director fetiche. Ya trabajaron juntos en Rompenieves, donde ejerc¨ªa de Rotenmayer macabra, con gafas de culo de vaso, dentadura postiza y un zapato como sombrero en la cabeza en buena parte del metraje. Aqu¨ª encarna a la jefa suprema de industrias Mirando y ya desde su speech inicial deja claro que su padre fue un aut¨¦ntico s¨¢dico, que su empresa hizo atrocidades y que odia a su hermana (interpretada por ella misma). Pero no es el personaje m¨¢s psicotr¨®nico de la funci¨®n, esa distinci¨®n se la lleva Jake Gyllenhaal en un rol absolutamente detestable y psic¨®pata m¨¢s all¨¢ de la caricatura. Tampoco los supuestos h¨¦roes de la funci¨®n, los activistas a favor de los derechos de los animales capitaneados por Paul Dano, salen demasiado bien parados. Aunque generan una mayor empat¨ªa con el espectador son patosos, un desastre en las operaciones que emprenden y llevan hasta el l¨ªmite sus convicciones resultando finalmente irrisorias.
Okja es una pel¨ªcula trepidante. No hay en ella lugar para un minuto de respiro. Bong Joon-Ho filma la acci¨®n con un pulso preciso y una capacidad para crear set pi¨¨ces realmente ic¨®nicas por separado que se conjugan entre s¨ª para configurar un gran show: la persecuci¨®n por el mercado subterr¨¢neo, la fuga en los camiones, el espect¨¢culo final a modo de cabalgata¡ Aunque los momentos realmente m¨¢s hermosos y delicados corresponden a la relaci¨®n entre Mija y Okja. En esos momentos, el director detiene la c¨¢mara y el mundo se para con estas dos criaturas puras que intentan escapar por todos los medios de la maldad de este mundo. A pesar de poner de manifiesto la crueldad que nos rodea, la mirada de Bong Joon-Ho todav¨ªa alberga esperanza.
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