¡°La mayor fuente de ingresos de las milicias en Libia es la trata¡±
El fotoperiodista Narciso Contreras, ganador del premio Pulitzer en 2013, ha documentado el tr¨¢fico de seres humanos en Libia
Compraventa de esclavos en la ruta de ?frica occidental. No hay que volver tres siglos atr¨¢s en el tiempo. Est¨¢ ocurriendo hoy. Es la realidad de miles de migrantes que se han quedado en tierra, atrapados en un pa¨ªs sumido en el caos pol¨ªtico y con un peaje a pagar por intentar rozar el mal llamado sue?o europeo. As¨ª lo documenta Narciso Contreras (Ciudad de M¨¦xico, 1975) en la muestra fotogr¨¢fica Libya: a Human Marketplace, que se expone actualmente en la Galer¨ªa Saatchi de Londres.
El fotoperiodista gan¨® el premio Pulitzer en 2013 por su cobertura de la guerra en Siria. Poco despu¨¦s se vio envuelto en una pol¨¦mica tras borrar una c¨¢mara del encuadre de una de sus fotograf¨ªas, un hecho que ¨¦l mismo reconoci¨® antes de que se publicara. Este episodio le cost¨® su expulsi¨®n de la agencia de noticias para la que trabajaba pero gener¨® un debate sobre el alcance de la manipulaci¨®n digital de fotograf¨ªas en el periodismo. Desde entonces ha cubierto el conflicto en Yemen o la crisis de refugiados en el L¨ªbano, entre otros trabajos, y sus fotograf¨ªas se han publicado en medios como New York Times, The Guardian o National Geographic.
Contreras lleg¨® a Libia con una hip¨®tesis: la de documentar una crisis migratoria en un pa¨ªs de tr¨¢nsito, y se encontr¨® con otra a¨²n m¨¢s compleja de digerir, la de una industria lucrativa. ¡°La idea inicial era fotografiar la ruta hacia a Europa desde ?frica Subsahariana¡±, cuenta. Realiz¨® hasta tres estancias en el pa¨ªs, durante 2016, con la Fundaci¨®n Carmignac tras ganar el premio de fotoperiodismo. En este tiempo, reconoce, fue muy complicado obtener informaci¨®n. ¡°Libia es como una roca, es impenetrable¡±. A la anarqu¨ªa imperante, en la que tres gobiernos se disputan la legitimidad con m¨¢s de 1500 milicias, se le suma la corrupci¨®n y una excesiva burocracia. "Hay un protocolo de medios en Tr¨ªpoli y ellos te ense?an solo una parte, determinados centros; intentamos seguir la versi¨®n de las autoridades, pero no pudimos¡±.
Al desviarse de las visitas guiadas cre¨® sus propios contactos, habl¨® con l¨ªderes tribales, con las v¨ªctimas e incluso con los propios traficantes. "Un paso nos llev¨® a otro, dejamos que el proyecto respirara y obtuvimos una versi¨®n que no se ha contado", narra. La realidad que sali¨® a la luz no era solo que el pa¨ªs careciera de los medios para lidiar con la llegada masiva de personas, es que los grupos armados que gobiernan de facto e incluso en muchos casos las propias autoridades formaban parte del entramado criminal. ¡°La compraventa de inmigrantes ocurre a diario con total impunidad; la mayor fuente de ingresos del pa¨ªs ha dejado de ser el petr¨®leo, ahora es el tr¨¢fico de seres humanos¡±.
¡°En un pa¨ªs en el que no hay dinero en los bancos, la crisis humanitaria ha degenerado en una situaci¨®n de esclavitud¡±. Poner nombres y apellidos no es sencillo. ¡°Estamos ante un mercado abierto en el que no se sabe hasta qu¨¦ punto las milicias operan con bandas de crimen organizado¡±. El Organismo de Naciones Unidas para la Migraci¨®n (OIM) ya denunci¨® esta pr¨¢ctica el pasado abril con numerosos testimonios de aquellos migrantes que, tras sufrir abusos en Libia, consiguieron retornar a sus pa¨ªses de origen.
En un pa¨ªs en el que no hay dinero en los bancos, la crisis humanitaria ha degenerado en una situaci¨®n de esclavitud
Se calcula que el n¨²mero total de migrantes procedentes del subcontinente africano en Libia se encuentra entre los 700.000 y el mill¨®n. Chicos muy j¨®venes, mujeres, ni?os. Escapan de la pobreza, el desempleo o de la violencia. En su mayor¨ªa, procedentes de ?frica occidental, atraviesan el Sahara desde pa¨ªses como Nigeria, Gambia, Senegal o Camer¨²n siguiendo una ruta hist¨®rica que en tiempos de Gadafi garantizaba trabajo en la agricultura o construcci¨®n. Ahora para muchos de ellos su esperanza es entrar a trav¨¦s de la ciudad suroccidental de Sabha y conseguir un asiento en una de las barcazas que, con suerte, cruzar¨¢n el Mediterr¨¢neo. Enga?ados por las mafias acerca del futuro que les espera o con la intenci¨®n de reunirse con sus parientes, una vez llegan al pa¨ªs norteafricano sufren extorsiones y se convierten en carne de contrabando. ¡°Estas personas son v¨ªctimas de todo tipo de abusos, viven en situaciones de extrema vulnerabilidad¡±, relata Contreras.
Seg¨²n ha denunciado la OIM, los migrantes se compran por cantidades que van desde los 200 a los 450 euros. En muchas ocasiones, los secuestradores piden un rescate a sus familias. Si no pueden pagar la deuda impuesta, tienen que trabajar de media tres meses. Despu¨¦s, pasan a otro comprador. Trabajan como jornaleros o como guardianes de las casas de los miembros de milicias. Organizaciones como Human Rights Watch tambi¨¦n documentan redes de prostituci¨®n y esclavitud sexual.
"Se distribuyen como esclavos, por ejemplo, como sirvientes; es una pr¨¢ctica muy extendida¡±, indica el fotoperiodista. Rasheed es uno de ellos. Serv¨ªa caf¨¦ a Contreras mientras este entrevistaba a uno de los milicianos. Al preguntarle por su historia, Rasheed le cont¨® que proced¨ªa de Ghana, que en su d¨ªa fue taxista y que ahora, incapaz de pagar la cantidad de 200 a 700 para sobornar a sus captores en el centro de detenci¨®n de Zawiyah, al noroeste del pa¨ªs, se hab¨ªa convertido en criado en contra de su voluntad.
Centros de detenci¨®n ilegales
Los centros de detenci¨®n tambi¨¦n ocupan gran parte de sus 32 fotograf¨ªas. Mujeres visiblemente exhaustas en el centro de Surman, antes de ser trasladadas a otro paradero. Chicos golpeados. Celdas abarrotadas. ¡°Los centros son peores que c¨¢rceles, son puntos de distribuci¨®n de migrantes¡±, se?ala. La que posiblemente sea la serie m¨¢s dura de toda la muestra est¨¢ tomada en un antiguo zool¨®gico convertido en un improvisado espacio para mujeres que padecen enfermedades mentales. De todos los centros del pa¨ªs, el Gobierno solamente gestiona 24. El resto recae en manos de grupos armados. La abrumadora mayor¨ªa carece de los servicios m¨ªnimos. La falta de higiene, el hacinamiento, la desnutrici¨®n o los tratos vejatorios son sistem¨¢ticos, seg¨²n han denunciado tambi¨¦n M¨¦dicos sin Fronteras y Unicef. Sin ir m¨¢s lejos, el pasado a?o 14 personas fallecieron en solo un mes en uno de ellos.
Me encontr¨¦ compraventa de inmigrantes a diario con total impunidad
Ante esta falta de recursos y con barcas rumbo a Europa cada vez m¨¢s llenas, cada vez m¨¢s fr¨¢giles ¡ª1.200 migrantes han desaparecido en el Mediterr¨¢neo en los tres primeros meses de 2017¡ª, la Uni¨®n Europea se comprometi¨® a dotar de fondos y apoyo tanto al Gobierno de Acuerdo Nacional como a los guardacostas libios y organizaciones no gubernamentales que operan en el terreno. ¡°Cualquier iniciativa que se tome para estabilizar la regi¨®n por parte de la comunidad internacional debe tener muy cuenta la realidad de la trata¡±, alerta el fotoperiodista. Seis a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de Gadafi, los rostros que cubren las paredes de la Galer¨ªa Saatchi son una clara evidencia de que se necesita algo m¨¢s que invertir en fronteras para reconstruir un Estado al borde del colapso.
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