?D¨®nde discutimos? ?D¨®nde construimos?
Es imperante recuperar y fortalecer la lucha por los derechos humanos en Am¨¦rica Latina
Hace unos cuantos a?os, cuando la participaci¨®n en diferentes foros sociales en Am¨¦rica Latina era habitual, en ocasiones hab¨ªa que saber priorizar entre el exceso de activismo y debate colectivo sobre la Am¨¦rica Latina posible y la deseable. La actividad de los movimientos sociales en aquellos espacios era todo un despliegue de creatividad pol¨ªtica y social. Con el pasar del tiempo, han sido muchas las dudas sobre la efectividad de estos foros, el impacto de sus comunicados y su legitimidad, a pesar de que a¨²n hay una enorme necesidad para que sigan existiendo.
Estaban los debates m¨¢s grandes, en el Foro Social Mundial y el Foro Social de las Am¨¦ricas, que reun¨ªan a centenas de movimientos y organizaciones sobre diferentes activismos; los encuentros tem¨¢ticos como las Cumbres Continentales de los Pueblos Ind¨ªgenas del ABYA Yala, congresos de la CLOC V¨ªa Campesina o encuentros sindicales, los eventos alternativos a las negociaciones de los TLC, COP y otras reuniones como de la Alianza Social Continental, Grito de los Excluidos, o REDGE, entre otros.
Los debates en torno a la integraci¨®n latinoamericana, el impacto del cambio clim¨¢tico, la soberan¨ªa alimentaria, el neoliberalismo y los nuevos modelos de desarrollo eran ricos y en ocasiones eternos y predecibles, pero siempre motivadores, por lo menos al inicio. Se conectaban procesos locales con globales que permit¨ªan una comprensi¨®n integral de las problem¨¢ticas. Estar actualizado supon¨ªa una exigente agenda de viajes, encuentros, articulaciones, presentaciones y reuniones de preparaci¨®n.
De estos encuentros queda ya muy poco. Una sensaci¨®n de haber pasado de la ilusi¨®n de ¡°Otra Am¨¦rica Latina es Posible¡± a desilusiones varias y de estas, al vac¨ªo. Todo demasiado r¨¢pido, no ha pasado ni una d¨¦cada y se fue sin darnos cuenta esa efervescencia del debate por un mundo mejor. Las razones son varias ¨C y seguro discutibles-, el repliegue del movimiento social ante una institucionalidad estatal af¨ªn, el desgaste de la terminolog¨ªa del discurso, las disputas internas, la disminuci¨®n del apoyo econ¨®mico por parte de la cooperaci¨®n y posteriormente. Tambi¨¦n el desencanto que produjeron los gobiernos progresistas al no cumplir muchos de los deseos sociales, junto al repunte de asesinatos a activistas de derechos humanos en la regi¨®n.
En la actualidad otros actores acad¨¦micos, sociales y pol¨ªticos han ganado mayor influencia en la agenda contra la desigualdad en la regi¨®n y ocupan algunos de los espacios que antes ten¨ªan movimientos sociales de referencia, todav¨ªa sin duda fundamentales. El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales es cada vez m¨¢s relevante en fijar t¨¦rminos del debate sobre tem¨¢ticas claves como la desigualdad econ¨®mica o los derechos humanos. Medios de comunicaci¨®n como N¨®mada, La Silla Vac¨ªa u Ojo P¨²blico tienen un rolfiscalizador del poder. Y diferentes expresiones juveniles, aunque de manera atomizada y l¨ªquida juegan un papel cada vez m¨¢s importante en las reivindicaciones sociales de la regi¨®n, como el caso de Paraguay y la defensa de la escuela p¨²blica, la defensa del proceso de paz en Colombia, la corrupci¨®n en Honduras y Guatemala.
Pero lo antiguo sigue siendo necesario y lo nuevo no es suficiente. La realidad es cada vez m¨¢s desafiante en Am¨¦rica Latina, tanto en babor como en estribor, vienen retrocesos democr¨¢ticos de la mano de unos partidos conservadores desmelenados y con ganas de recuperar a?os perdidos. Al otro lado, la econom¨ªa no es lo que era y la posibilidad de seguir avanzando en el respeto a los derechos se reduce, sin olvidar algunos atropellos democr¨¢ticos imperdonables. Tambi¨¦n hay un incremento en los asesinatos y la violencia en contra de mujeres y hombres que defienden los derechos humanos, que denuncian. En el caso de mujeres, j¨®venes y ni?as son atacadas y asesinadas de formas cada vez m¨¢s inconcebibles solo por su g¨¦nero.
Debemos juntarnos otra vez, aprender de lo que fueron algunos de los a?os m¨¢s ilusionantes de Am¨¦rica Latina, en los que m¨¢s se redujo la pobreza y desigualdad, y construir lo que deba venir. Aprender sobre c¨®mo se logr¨®, los errores, aciertos y construir junto con los j¨®venes lo que vendr¨¢. Los movimientos que marcaron la agenda social en la regi¨®n desde principios de siglo, la academia progresista cada vez m¨¢s influyente, medios alternativos y las nuevas expresiones sociales que marcar¨¢n la pr¨®xima generaci¨®n de luchas en la regi¨®n.
En lo que a m¨ª me toca, que este art¨ªculo sirva para asumir un compromiso por redoblar los esfuerzos y seguir tejiendo las luchas por la justicia y el respeto a los derechos humanos en la regi¨®n, para que la pr¨®xima generaci¨®n pueda ilusionarse igual que yo lo hice hace algunos a?os, con esa Am¨¦rica Latina posible.
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