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Muchos comienzan a sentir miedo ante la marea de pensamiento reaccionario que vive Occidente
The Handmaid¡¯s Tale lleva camino de ser la serie de moda del naciente verano. Basada en una obra de Margaret Atwood, dibuja una distop¨ªa en la cual EE?UU se ha convertido en una teocracia donde las mujeres (as¨ª como el resto de minor¨ªas que se salen del canon cristiano integrista) est¨¢n completamente sometidas a la dominaci¨®n masculina. Es innegable que una parte del ¨¦xito de la producci¨®n se debe a que moldea de forma muy gr¨¢fica miedos nacientes entre muchos ante la marea de pensamiento reaccionario que vive Occidente.
Y eso que, en principio, el progreso social se antoja como algo resistente. Para empezar, las reformas proderechos consolidan grupos de influencia con mucho que invertir en su defensa: mujeres, LGTB¡ tendr¨¢n ahora m¨¢s que perder. Adem¨¢s, a medida que avanza su presencia p¨²blica, lo hace la institucional. Estos cambios no se producen solos, sino que normalmente los impulsan representantes movilizados de las minor¨ªas que se incorporan a la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. La representaci¨®n descriptiva ganada es un importante mecanismo de defensa.
A todo ello se suma la modificaci¨®n del consenso. A medida que las nuevas generaciones se socializan en un entorno con derechos y presencia p¨²blica incorporada, y mientras las viejas se dan cuenta de que jam¨¢s sucedi¨® ninguna de las cat¨¢strofes pronosticadas por quienes en su d¨ªa se enfrentaban a la expansi¨®n de derechos, cambia la definici¨®n de la norma social.
?Quiere decir eso que podemos tomarnos The Handmaid¡¯s Tale como un entretenimiento irreal y salir a disfrutar ma?ana del World Pride, o de cada d¨ªa de nuestra vida, en puro esp¨ªritu de victoria? Ni mucho menos. Por un lado, queda mucho por avanzar. Por otro, los mentados miedos nacientes no vienen de la nada. Ni la representaci¨®n, ni la influencia, ni mucho menos la consolidaci¨®n del consenso han podido evitar el surgimiento de partidos, e incluso de Gobiernos (el de EE?UU sin ir m¨¢s lejos), con un claro programa regresivo. Como dijo otro autor de futuros dist¨®picos, Aldous Huxley, la vigilancia eterna no solo es el precio de la libertad, sino tambi¨¦n de la decencia humana. @jorgegalindo
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