¡®Lobbies¡¯

Les prometo que no quer¨ªa resultar pesada. Pensaba explorar en esta columna las hipot¨¦ticas, sutiles conexiones entre la ausencia del Rey em¨¦rito en el Congreso y el hecho de que su sucesor recurriera al t¨¦rmino dictadura para calificar al franquismo, pero hay cosas superiores a mis fuerzas. Antes de sentarme a escribir, unas declaraciones de Albert Rivera han torcido mi voluntad. Al hablar de la gestaci¨®n subrogada, se ha preguntado qui¨¦n es ¨¦l para limitar la libertad de una mujer. Y yo me pregunto por qu¨¦ no se pregunta qui¨¦n es ¨¦l para limitar la libertad de un enfermo desahuciado que desea dejar de vivir, puesto que su partido va a votar no a la legalizaci¨®n de la eutanasia. Han dicho que es un tema delicado y requiere dict¨¢menes expertos, como los que, por lo visto, no necesitan cuando un tema ata?e en exclusiva a las mujeres, dado que el Comit¨¦ de Bio¨¦tica de Espa?a ya se ha pronunciado en contra de la regulaci¨®n que defienden. Cabe concluir que Rivera practica un liberalismo con perspectiva de g¨¦nero, machista, en mi opini¨®n. Y no s¨®lo porque llame lobby al movimiento feminista ¡ªno s¨¦ si daros la enhorabuena o el p¨¦same, chicas¡ª sino porque declara que, gracias a la gestaci¨®n subrogada, todos podr¨¢n ser padres. Me permito apuntar que si se aprobaran medidas contra la brecha salarial y la discriminaci¨®n de las trabajadoras en edad f¨¦rtil, todas podr¨ªan ser madres y, a partir de ah¨ª, s¨®lo en el caso de que hubieran dejado de morir espa?olas asesinadas todas las semanas, quiz¨¢s podr¨ªamos empezar a debatir con serenidad. Mientras tanto, el ¨²nico lobby cuyo poder no se puede discutir es la alianza del viejo machismo con la nueva misoginia, por muy liberal y progresista que pretenda ser la m¨¢scara tras la que se esconde.