El mundo, salvado por las mujeres
La FAO y otras agencias de la ONU advierten que la brecha de g¨¦nero en la agricultura supone un riesgo para la seguridad alimentaria de los hogares y el bienestar general
Eusebia Ortega Alvarato ten¨ªa menos de 30 a?os, dos hijos en la casa y uno en la barriga cuando su padre muri¨®. El hombre pose¨ªa una parcela en la sierra Mizteca, una zona monta?osa de Oaxaca, en el sureste de M¨¦xico. Pero a Eusebia no le toc¨® ni un cent¨ªmetro. ¡°Mi madre fue despojada de su tierra. Por ser mujer, joven e ind¨ªgena¡±. Su hija Jessica, de 27 a?os, cuerpo diminuto y voz potente, cont¨® la historia en la sala plenaria de la FAO, en un evento de t¨ªtulo program¨¢tico: No dejar a nadie atr¨¢s: lograr la igualdad de g¨¦nero para la seguridad alimentaria, la nutrici¨®n y la agricultura sostenible.
Jessica Vega Ortega convirti¨® la injusticia sufrida por su madre en el centro de su lucha diaria para acabar con la discriminaci¨®n en el campos y y la ganader¨ªa. Un compromiso que la llev¨® a coordinar la Red de j¨®venes ind¨ªgenas de Am¨¦rica Latina y a compartir su denuncia y sus logros en varias asambleas internacionales. Como la conferencia de Roma, donde conmovi¨® los delegados con su testimonio.
¡°Las mujeres y las ni?as de las zonas rurales son agentes clave del cambio para liberar al mundo del hambre y la pobreza extrema¡±, dijo el director general de la FAO, Jos¨¦ Graziano da Silva, abriendo la charla. "Su papel va m¨¢s all¨¢ de la producci¨®n agr¨ªcola y se extiende a lo largo del sistema alimentario, pero como todos sabemos, las mujeres rurales siguen enfrentando m¨²ltiples limitaciones", sigui¨® da Silva.
Las mujeres y las ni?as de las zonas rurales son agentes clave del cambio para liberar al mundo del hambre y la pobreza extrema Jos¨¦ Graziano da Silva, director General de la FAO
En comparaci¨®n con los hombres, las mujeres rurales suelen tener un acceso m¨¢s limitado a la tierra a la tecnolog¨ªa que optimiza la labor, y a¨²n m¨¢s a los servicios, como el cr¨¦dito y la extensi¨®n. Las campesinas de toda edad y origen tambi¨¦n suelen enfrentar amplias desigualdades en el mercado laboral: muchas de ellas est¨¢n obligadas aceptar empleos de escasa consideraci¨®n y mal pagados, sin protecci¨®n jur¨ªdica ni social.
La FAO y otras agencias de Naciones Unidas lanzan la alarma: la brecha de g¨¦nero en la agricultura impone altos costos a la producci¨®n agr¨ªcola global, la seguridad alimentaria de los hogares y el bienestar general.
En ?frica y Am¨¦rica Latina, menos del 10% de las tierras son propiedad de mujeres y, en cambio, son ellas las que llevan comida a la mesa, cr¨ªan los ni?os y las que f¨ªsicamente cargan con las consecuencias del cambio clim¨¢tico en la agricultura. Lo concret¨® el mandatario de la FAO: ¡°Pueden pasar muchas horas al d¨ªa en busca de agua en ¨¦pocas de sequ¨ªa y luego necesitan caminar muchos kil¨®metros llevando un cubo de agua sobre sus espaldas. Vi con mis ojos -sigui¨® da Silva- el alivio de las mujeres de un peque?o pueblo de Brasil cuando llevamos el agua a sus hogares: antes empleaban ocho horas al d¨ªa para recolectar la cantidad de agua necesaria para la familia. De repente, se quedaron con mucho tiempo para hacer otras tareas, ten¨ªan tiempo hasta para s¨ª mismas¡±. Resultado: en pocas semanas, aquellas mujeres, liberadas de su cotidiana esclavitud, abrieron peluquer¨ªas y otras peque?as empresas.
En ?frica y Am¨¦rica Latina, menos del 10% de las tierras son propiedad de mujeres y, sin emabrgo, son ellas las que llevan comida a la mesa
Lo mismo pas¨® en Nepal. Chandra Kala Thapa, de 30 a?os, cultivaba ma¨ªz en un pa?uelo de tierra en Ranichauri, un poblado al sureste del pa¨ªs. Su vida dio un vuelco cuando un programa financiado por Naciones Unidas le ofreci¨® conocimiento t¨¦cnico, semillas, fertilizantes y un equipo, y la ayud¨® a acceder a un cr¨¦dito para diversificar las actividades agr¨ªcolas y as¨ª aumentar sus ingresos. ¡°Ahora los precios son buenos y obtenemos el dinero a tiempo. Antes, no ten¨ªa dinero para alimentar adecuadamente a mis dos hijos o enviarles a la escuela. Ahora produzco lo suficiente para mi familia. Esta formaci¨®n ha aumentado mi confianza y me ha dado una oportunidad para expresarme por mi misma¡±, explica.
Es lo que le ha sucedido, en la otra esquina del planeta, en Nigeria, tambi¨¦n a Haowa Bello. Gracias a una financiaci¨®n internacional, transform¨® su escueta hacienda de ganader¨ªa en una industria de bolsos de dise?o hechos con piel de cabra, que bautiz¨® con el evocador nombre de Madame Coquette. Un sello reconocido y vendido en todo el mundo.
Muchos actores empujan y trabajan para la igualdad de las campesinas. En este sentido hay un esfuerzo conjunto de la FAO, del FIDA, del PMA y de ONU Mujeres, la Agencia de las Naciones Unidas especializada en g¨¦nero. "Como resultado, m¨¢s mujeres han sido capaces de abrir cuentas bancarias en sus propios nombres, acceden cada d¨ªa al cr¨¦dito y dirigen sus propios negocios", cierra satisfecho da Silva. Como Haowa, como Chandra, hay miles.
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