Timos democr¨¢ticos
Hemos llegado al punto en el que debe desconfiarse de quienes se proclaman ¡°dem¨®cratas¡± con excesivo y sospechoso ah¨ªnco. O de quienes compiten denodadamente por parecerlo m¨¢s que el resto. Porque entre ellos se esconden precisamente los individuos m¨¢s autoritarios ¡ªpor no decir dictatoriales¡ª de nuestras sociedades. Maduro apela a la democracia para cargarse la poca que queda en su pa¨ªs, ya desde Ch¨¢vez. Los pol¨ªticos independentistas catalanes la invocan para instaurar, si pudieran, un r¨¦gimen monocolor, con control de los jueces y la prensa, e incluso con la figura del ¡°traidor¡± o ¡°anticatal¨¢n¡± para todo el que no aplaudiera y bendijera sus planes. Y van en aumento las formaciones pol¨ªticas que practican o defienden la llamada ¡°democracia directa¡± o ¡°asamblearia¡± en detrimento de la representativa, alegando que s¨®lo la primera es verdadera. Lo curioso de estos partidos es que, al mismo tiempo, no prescinden de secretarios generales, presidentes, l¨ªderes y ejecutivas. Si todas las decisiones las van a tomar los militantes, no se ve qu¨¦ falta hacen los pr¨®ceres y dirigentes, por qu¨¦ luchan entre s¨ª y ans¨ªan hacerse con el poder y el mando.
Los autoritarios no se conforman con serlo (como lo es el PP, sin escr¨²pulos), sino que adem¨¢s quieren presumir de ser los m¨¢s democr¨¢ticos de todos.
Todo esto es un timo, como ya se ha comprobado en las ¡°consultas populares¡± que ha organizado el inefable Ayuntamiento de Madrid, dominado por Ahora Madrid y encabezado por Carmena. Recordar¨¢n que una de estas votaciones fue respecto a la reforma de la Plaza de Espa?a. Se dio a elegir a los ciudadanos entre setenta proyectos ¡ª?setenta¡ª. Como era de esperar, s¨®lo 7.000 residentes se molestaron en pronunciarse, probablemente los partidarios de Ahora Madrid y unos cuantos ociosos (la gente ya tiene bastante con ocuparse de sus problemas y ganarse la vida). 7.000 madrile?os debe de ser algo as¨ª como el 0,3% de la totalidad, lo cual invalidar¨ªa per se cualquier resultado. En todo caso, ese 0,3% mostr¨® su preferencia por los proyectos Pradera urbana (903 aplastantes votos) y The Fool on the Hill (784 abrumadores). Pero entonces intervino un jurado, que decidi¨® que los ciudadanos no ten¨ªan ni puta idea y declar¨® finalistas los proyectos que hab¨ªan quedado en tercera y d¨¦cima posici¨®n. La organizaci¨®n de la rid¨ªcula consulta pudo costar 600.000€ (no s¨¦ la cuant¨ªa final), s¨®lo para que Ahora Madrid fingiera burdamente ser m¨¢s democr¨¢tico que nadie y luego pasarse por el forro la elecci¨®n de los consultados. Poco despu¨¦s vino otra consulta, por el mismo precio barato, sobre la peatonalizaci¨®n de la Gran V¨ªa, la cual, sin embargo, estaba ya decidida por el autoritario Ayuntamiento. Pero como ¡°la ciudadan¨ªa de Madrid es soberana¡±, seg¨²n dijo con gran cinismo el concejal Calvo, se llev¨® a cabo la farsa de preguntarle acerca de detalles menores y est¨²pidos como el n¨²mero de pasos peatonales, o ¡°?Consideras necesario mejorar las condiciones de las plazas traseras vincu?ladas a Gran V¨ªa para que puedan ser utilizadas como espacio de descanso y/o estancia?¡± No obstante, y seg¨²n reconoci¨® ese edil experto en cinismo, el Ayuntamiento ya hab¨ªa convocado el concurso de j¨®venes arquitectos para remodelar dichas ¡°traseras¡±. Lo que por supuesto no se consult¨® fue lo principal del asunto, a saber: ¡°?Desea la peatonalizaci¨®n de la Gran V¨ªa o lo considera un disparate?¡± No, eso los dem¨®cratas prefer¨ªan no preguntarlo, por si su brutal imposici¨®n a la capital entera se les torc¨ªa e iba al traste. La palabra que he empleado no es exagerada: todo es un timo. Los autoritarios no se conforman con serlo (como lo es el PP, sin escr¨²pulos), sino que adem¨¢s quieren presumir de ser los m¨¢s democr¨¢ticos de todos.
La cuesti¨®n no acaba aqu¨ª, ahora que tambi¨¦n el PSOE anuncia toda clase de consultas y votaciones de sus militantes para resolver cualquier asunto ¡ que seguramente sus l¨ªderes se pasar¨¢n por el forro si no les conviene el resultado. En estas apelaciones a la opini¨®n continua de las ¡°bases¡± hay un elemento de cobard¨ªa. Un af¨¢n de guardarse las espaldas, de declararse irresponsable cuando vienen mal dadas. Cuando algo es un manifiesto error, o una injusticia, o una metedura de pata con consecuencias graves, los dirigentes pueden escaquearse: ¡°Ah, no fuimos nosotros, lo quiso la gente y nosotros estamos a su servicio¡±. Pero, como se hizo patente en los ¡°refer¨¦ndums¡± de Carmena, los que se molestan en votar esas cosas son cuatro gatos ¡ªlos activistas, los fieles, y ¨¦stos son f¨¢cilmente manipulables por los convocantes, o m¨¢s bien suelen estar a sus ¨®rdenes¡ª. Estos dirigentes son unos vivos: si destrozan una ciudad o un partido, pretender¨¢n no ser castigados, como suceder¨ªa si se hicieran responsables de sus decisiones. As¨ª que lo mejor es tomarlas (para qu¨¦, si no, quieren mandar) y echarles luego la culpa de los ?desaguisados a la ciudadan¨ªa o a la militancia. Dejen de tomar el pelo: si han sido elegidos, hagan su trabajo y gobiernen, no mareen al personal continuamente, exp¨®nganse y asuman sus equivocaciones y aciertos, si es que alguno hay de estos ¨²ltimos.
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