L¨®pez, la nueva Venezuela
Ya tenemos al Mandela de esta situaci¨®n. Falta saber si hay alg¨²n De Klerk entre los chavistas
La Historia demuestra que los reg¨ªmenes colapsan cuando surge un h¨¦roe o m¨¢rtir que encarna los enfrentamientos de los pueblos. El apartheid nunca hubiera terminado sin un Nelson Mandela, preso durante 27 a?os en una celda de tres por cuatro, sin una Winnie Mandela y sin un partido como el Congreso Nacional Africano que comprendi¨® que la mejor arma para los africanos negros eran la imagen y el ejemplo de un hombre que se consum¨ªa sin doblegarse.
Otros art¨ªculos del autor
Fidel Castro, que tuvo casi tanto de farsante como de revolucionario, comprendi¨® que en la era de Hollywood y en la joven Am¨¦rica de Kennedy era muy importante construir un personaje m¨ªtico. En este caso, una especie de Robin Hood de las sierras cubanas que pudiera decir tras combatir contra las fuerzas de la dictadura de Batista: ¡°La Historia me absolver¨¢¡±. Hace mucho tiempo que el mundo perdi¨® la capacidad de comprender qu¨¦ est¨¢ sucediendo en Am¨¦rica Latina, especialmente en dos pa¨ªses singularmente vinculados: Venezuela y Cuba. En los ¨²ltimos meses, Venezuela vive la agon¨ªa de un r¨¦gimen que empieza a vulnerar permanentemente sus propias leyes, provocando que hasta los primeros compa?eros de viaje tengan que abandonar el barco porque sencillamente va a la deriva en un mar de sangre.
El reciente fracaso de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), la divisi¨®n entre algunos pa¨ªses y la expectaci¨®n de otros, la vinculaci¨®n por intereses y por una cierta conexi¨®n ideol¨®gica con el chavismo gener¨® que el r¨¦gimen de Maduro y el r¨¦gimen de Caracas ¡ªque, a estas alturas, empiezan a ser dos cosas distintas¡ª pudieran apuntarse un ¨¦xito frente a la iniciativa mexicana, dado el desinter¨¦s estadounidense y la complicidad silenciosa de muchos pa¨ªses.
En el subconsciente latinoamericano sigue funcionando la idea de que los levantamientos contra la Am¨¦rica del ¡°gran garrote¡± son una de las pocas batallas por la dignidad de los pueblos y las culturas. Leopoldo L¨®pez, el preso pol¨ªtico m¨¢s importante de Venezuela, ya est¨¢ en su casa, en arresto domiciliario, tras tres a?os preso en el penal militar de Ramo Verde. L¨®pez no es s¨®lo el s¨ªmbolo de la resistencia, sino tambi¨¦n es el grito, la imagen y la conjunci¨®n de que es posible un enfrentamiento pac¨ªfico en el que las convicciones y las ideas sean m¨¢s fuertes que las balas y los palos.
Fidel Castro comprendi¨® que en la era de Hollywood era muy importante construir un personaje m¨ªtico
Los pocos familiares que pod¨ªan visitarle en la c¨¢rcel sab¨ªan que L¨®pez ten¨ªa informaci¨®n sobre un posible cambio en sus condiciones, simplemente por un detalle: los guardias luc¨ªan un uniforme limpio e iban afeitados. Eso qued¨® patente cuando de pronto el expresidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero lleg¨® a Ramo Verde, habl¨® con los vigilantes y finalmente habl¨® con L¨®pez.
En el ¨²ltimo mes, los custodios han estado impecables a diario, justo el tiempo que ha tardado el r¨¦gimen en ir desgranando las condiciones de la liberaci¨®n. Pero la verdadera llave fue el terror de los propios chavistas, al ver las fotos del asalto a la Asamblea Nacional venezolana el pasado mi¨¦rcoles, una situaci¨®n con la que se arriesgaban a no poder viajar a Estados Unidos y salir solo a Cuba y a Bolivia.
A partir de ah¨ª, el r¨¦gimen presion¨® para que L¨®pez y la situaci¨®n pol¨ªtica cambiaran y as¨ª pas¨®. Zapatero fue el maestro de la llave que abri¨® la puerta, pero realmente la llave fue la presi¨®n del pueblo venezolano durante estos tres meses por primera vez en su historia. Nadie sabe qu¨¦ est¨¢ pasando realmente en el chavismo, nadie sabe si Diosdado Cabello, n¨²mero dos del r¨¦gimen, los matar¨¢ a todos o si ser¨¢ detenido antes. Pero lo que s¨ª sabemos es que ahora el Gobierno de Maduro tiene que enfrentarse a la verg¨¹enza, el escarnio y la p¨¦rdida de los papeles tras el asalto de las hordas chavistas contra el Parlamento que todav¨ªa hoy, pese a la manipulaci¨®n artera de las leyes y la traici¨®n a la Constituci¨®n bolivariana, sigue representando la voluntad de un pueblo partido en dos.
Ya tenemos al Mandela de la situaci¨®n venezolana. Ahora solo nos falta saber si hay alg¨²n De Klerk entre los chavistas y cu¨¢ndo dejar¨¢n caer las barreras que levantaron sobre su gueto que, en el caso de Venezuela, significa asumir que representan a un Gobierno que solo es eficaz para importar armas, pero que es in¨²til para garantizar las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n. Ahora, el regreso de L¨®pez a su casa y el asalto al Congreso marcan el punto sin retorno del fin de lo que un d¨ªa fue el r¨¦gimen chavista y que hoy ya es s¨®lo una parodia madurista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.