Mosul, liberada

La liberaci¨®n de Mosul de manos del Estado Isl¨¢mico (EI), anunciada por el Gobierno de Bagdad, supone un dur¨ªsimo golpe para la organizaci¨®n terrorista y una constataci¨®n del ¨¦xito en la lucha sobre el terreno contra el yihadismo adoptada en Irak.

Desgraciadamente, la victoria sobre el EI llega despu¨¦s de tres a?os en los que la ciudad y sus habitantes han sido martirizados por quienes aseguraban buscar el para¨ªso instaurando un verdadero infierno sobre la tierra. Miles de asesinados y torturados, 900.000 refugiados, infraestructuras destrozadas y un patrimonio hist¨®rico de la humanidad reducido en numerosas ocasiones literalmente a polvo es el legado del r¨¦gimen de terror liderado por Abu Bakr al Baghdadi. La voladura de la mezquita desde la que en junio de 2014 el fan¨¢tico l¨ªder proclam¨® el califato, realizada por los propios yihadistas en un gesto que revela su actual impotencia, es el mejor ejemplo del descabezamiento que ha sufrido el Estado Isl¨¢mico tras haber estado a las puertas de Bagdad y en ruta directa hacia Damasco.

Hay que destacar las profundas diferencias en la estrategia ¡ªy sobre todo en el resultado¡ª de lucha sobre el terreno contra el Estado Isl¨¢mico llevada a cabo en Irak y en Siria. Este ¨²ltimo pa¨ªs es escenario de una cruenta guerra civil aprovechada con gran eficacia por los yihadistas y con la comunidad internacional dividida sobre a qui¨¦n ayudar; mientras Mosc¨² y Teher¨¢n apoyan a las tropas del dictador Bachar el Asad, Washington ayuda a algunas facciones insurgentes. Por el contrario, en Irak se ha dado un apoyo total al Gobierno democr¨¢tico central pasando incluso por alto las profundas diferencias que hay entre las comunidades chi¨ªes y sun¨ªes o con la minor¨ªa kurda, que ha establecido una regi¨®n casi independiente en el norte del pa¨ªs. Diferencias que todav¨ªa est¨¢n por resolver.

A pesar de ello, todos han combatido unidos contra el EI, y el Gobierno de Bagdad ha gozado adem¨¢s del respaldo pol¨ªtico y material de la comunidad internacional. Y aun as¨ª, se puede asegurar con total fidelidad a los hechos que esta ha sido una victoria de los iraqu¨ªes, cuyas tropas son las que han luchado durante meses por las calles de Mosul hasta derrotar a los yihadistas. Es cierto que han recibido apoyo e instrucci¨®n por parte de otros pa¨ªses ¡ªentre ellos, Espa?a¡ª pero son los soldados iraqu¨ªes quienes han protagonizado la batalla final. Se trata, por tanto, de una victoria de Irak recibida con satisfacci¨®n en el resto del mundo.

No obstante, conviene no enga?arse. El Estado Isl¨¢mico no est¨¢ derrotado y ha demostrado en numerosas ocasiones una gran capacidad de recuperaci¨®n sobre el terreno y una mortal determinaci¨®n para incrementar sus ataques terroristas cuando siente que su propaganda triunfalista es desmentida por la fuerza de los hechos. Es necesario, por tanto, seguir apoyando como hasta ahora al Gobierno democr¨¢tico iraqu¨ª, frenar la actividad en Siria de los yihadistas y redoblar la vigilancia en todas partes ante la posibilidad real de que el Estado Isl¨¢mico trate de resarcir su humillante derrota en Mosul con otro golpe de terror.