Recordando a Miguel ?ngel Blanco
Fue un crimen especialmente cruel, muchos cre¨ªmos hasta el ¨²ltimo minuto que no se cometer¨ªa. Fue la lucha contra reloj de la vida frente a la muerte, de las manos color blanco contra las ensangrentadas del ¡°Movimiento vasco de liberaci¨®n¡±, como llam¨® alguien a los asesinos. Horas, minutos, instantes terribles que guardamos en el recuerdo y en el coraz¨®n. Sus nombres, ese y el de todos ellos, su sacrificio, nos pertenece a todos y nadie puede apropi¨¢rselos. Tampoco el de los abogados de Atocha que recientemente se ha conmemorado por sus compa?eros en la discreci¨®n de libros y conferencias sin que su partido haya querido sacralizar su aniversario, apropiarse de su recuerdo. Ese recuerdo, el de todos los que trajeron libertad y democracia a este pa¨ªs, nos pertenece, es de todos nosotros y nadie podr¨¢ qued¨¢rselo. Nos pertenece.¡ª Gregorio Torres Trivi?o. Madrid.
Se cumplen 20 a?os desde que ETA asesin¨® a Miguel ?ngel Blanco. Y al ver nuevamente su fotograf¨ªa vuelve a mi cabeza la pregunta que, creo, tuvo que hacerse durante aquellas 48 horas de cautiverio: ¡°?por qu¨¦ a m¨ª?¡±. Desde la primera v¨ªctima mortal de ETA en los sesenta hasta la ¨²ltima en 2010, miles de personas se preguntaron: ¡°?por qu¨¦ a m¨ª?, ?por qu¨¦ a mi esposa, a mi padre, a mi amigo, a mi hija...?¡±. Es una pregunta sin respuesta pues la violencia no tiene raz¨®n, tampoco razones que la justifiquen. A?os antes de aquel cobarde y vergonzoso secuestro, unas cuantas personas comenzamos a ocupar la calle, en Euskadi y Navarra, para contestar pac¨ªficamente; era la respuesta de Gesto por la Paz. Aunque los violentos ya no empu?an las armas conviene recordar lo sucedido, no pasar p¨¢gina r¨¢pida y atropelladamente. Unos cuantos deben tratar de responder a la pregunta de Miguel ?ngel y asumir su responsabilidad por haber colaborado a extender el reguero de odio y terror durante d¨¦cadas.¡ª Eskolunbe Mesperuza Rotger. Bilbao.
En Espa?a, el recuerdo a las v¨ªctimas del terrorismo deber¨ªa ser algo natural. Pero, desgraciadamente, para algunos parece no serlo. Y por eso, es muy de agradecer que la prensa est¨¦ involucr¨¢ndose en sus portadas en el homenaje a Miguel ?ngel Blanco. Homenajearle a ¨¦l es homenajear a todas las v¨ªctimas. Recordarle a ¨¦l, no resta a los dem¨¢s; se comparte el reconocimiento y el respeto debido. Lo que s¨ª resta es el desprecio y el olvido. Todav¨ªa queda mucho por hacer frente a los sucesores proetarras que, como caballos de Troya, est¨¢n en las instituciones democr¨¢ticas. Por los centenares de Miguel ?ngel que cayeron, es m¨¢s que tiempo de no olvidar lo inolvidable.¡ª David Garc¨ªa. Madrid.
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