Al rescate de la frontera sur

Los dos grandes pa¨ªses de la eurozona, Francia y Alemania, han brindado su apoyo a Italia frente a la crisis migratoria. Es una buena noticia porque su gesto implica, de facto,un espaldarazo a los planes de la Comisi¨®n Europea para aliviar los problemas que sufren los pa¨ªses de la frontera sur ¡ªItalia, Espa?a y Grecia, fundamentalmente¡ª ante la avalancha de inmigrantes (85.000 en el primer semestre del a?o solo por el Mediterr¨¢neo central) y el drama que ello acarrea (m¨¢s de 14.000 muertos en el mar desde 2014, hacinamiento y tr¨¢fico de personas). El grito de alarma de Roma ha dado resultado y Europa se muestra dispuesta, por en¨¦sima vez, a coordinar su acci¨®n con los pa¨ªses de acogida y a ayudar a los de tr¨¢nsito y, muy especialmente, a Libia.

Es una respuesta positiva que ser¨¢, probablemente, insuficiente. La tarea es inmensa y la voluntad pol¨ªtica no est¨¢ a la altura. La UE vive graves tensiones internas por el a¨²n incumplido reparto de 160.000 refugiados en dos a?os, de modo que se percibe complicado que se desarrolle una pol¨ªtica eficiente y solidaria en el reparto de las cargas de la inmigraci¨®n econ¨®mica, de mucha mayor dimensi¨®n. La mayor¨ªa de los que piden asilo, adem¨¢s, son refugiados econ¨®micos con vocaci¨®n de establecerse indefinidamente.

El Gobierno franc¨¦s se propone reducir dr¨¢sticamente los plazos de los procesos de asilo que ahora duran hasta dos a?os, pero su presidente, Emmanuel Macron, ha insistido en la necesidad de distinguir a refugiados e inmigrantes econ¨®micos y recordando que estos ¨²ltimos no tienen los mismos derechos que los primeros. Sus afirmaciones son acordes con las pol¨ªticas y los principios europeos, pero su insistencia no presagia nada bueno para los pa¨ªses fronterizos que como Espa?a y, sobre todo, Italia soportan casi en exclusiva el primer y grave impacto de tan intensa presi¨®n.