Gracias, Liu Xiaobo

Una ausencia siempre duele. Y m¨¢s si es obligada. Y m¨¢s que si es obligada, si es impuesta. Las l¨ªneas rectas es lo que tienen, que en ocasiones cursan paralelas al resto, sin nunca tocarse, ni tan siquiera sugerirse. Pero cuando se cruzan con otra ¡ªtambi¨¦n recta¡ª las m¨¢s de las veces suelen hacerlo de forma perpendicular y frontal. Solo en el mejor de los casos lo hacen angularmente. Pero cualquier ¨¢ngulo exige una compenetraci¨®n entre ambas rectas. Me resisto a pensar que las l¨ªneas del Gobierno chino son curvas, que esconden en sus cunetas subterfugios impropios de nuestro tiempo. Pues a todas luces se conoce que salvo su apertura a la econom¨ªa capitalista, las directrices chinas son tan rectas como lo fueron siempre. Tambi¨¦n se sabe que Liu Xiaobo nunca permiti¨® que retorcieran su pensamiento, ni su ¨¦tica, ni su libertad. Su l¨ªnea y la de su Gobierno se cruzaron, s¨ª, y lo hicieron explosivamente en la Carta 08. All¨ª Liu ped¨ªa democracia. Y lo hac¨ªa por ¨¦l y por millones de chinos. China opt¨® por que la silla con el Premio Nobel de la Paz de 2010 pareciera desocupada, pero el pensamiento de Liu Xiaobo se sent¨® en ella y lo hizo para siempre.¡ª Luis Alberto Rodr¨ªguez Arroyo. Santo Tom¨¢s de las Ollas (Le¨®n).