Un fracaso por dejaci¨®n

La ley proh¨ªbe vender alcohol a los menores de 18 a?os y, sin embargo, uno de cada tres j¨®venes de entre 14 y 18 a?os consume alcohol y uno de cada tres se ha emborrachado al menos una vez en el ¨²ltimo mes. El porcentaje de j¨®venes de 14 a 16 a?os que incurre en un consumo compulsivo de alcohol los fines de semana ha pasado desde la ¨²ltima encuesta del 14% al 37%. Estas cifras, recogidas en un informe de la Fundaci¨®n de Ayuda a la Drogadicci¨®n, son la demostraci¨®n de un fracaso colectivo que deber¨ªa encender todas las alarmas. Los j¨®venes que hoy abusan del alcohol como forma de diversi¨®n tienen muchas probabilidades de convertirse en alcoh¨®licos, a lo que hay que a?adir el da?o que el consumo t¨®xico puede causar en un cerebro a¨²n en fase de maduraci¨®n.

Este patr¨®n de consumo vinculado al ocio tiene un gran potencial de contagio por la alta tolerancia social que hay en Espa?a hacia el alcohol y la baja percepci¨®n de riesgo por parte de los j¨®venes. Que la edad de inicio en el consumo sea de 13,8 a?os revela un fallo social grave cuya responsabilidad comparten familias y autoridades. Sea por dejaci¨®n o por ignorancia, el primer eslab¨®n que deber¨ªa velar por la salud de los j¨®venes, la familia, falla estrepitosamente. Pero el problema no alcanzar¨ªa la dimensi¨®n social que observamos si los j¨®venes no tuvieran un acceso tan f¨¢cil al alcohol, lo que implica la dimisi¨®n simult¨¢nea de las autoridades de su obligaci¨®n de hacer cumplir la ley. La moda del botell¨®n es posible porque miles de establecimientos incumplen de forma sistem¨¢tica la prohibici¨®n de vender a menores.

El Gobierno debe emprender un plan urgente de vigilancia para hacer cumplir la ley, con la clausura de los locales o comercios en caso de reincidencia, y tambi¨¦n con una campa?a de vigilancia policial que impida el consumo colectivo en plazas y v¨ªas p¨²blicas.